La primera historia de Chile gay

El periodista Óscar Contardo –autor de Siútico, best seller sobre el clasismo nacional–, publica Raro, una historia gay de Chile, extenso ensayo sobre la actitud social ante los homosexuales en el país. Un texto imperdible para comprender la persistencia de la ignorancia y la hipocresía.




Paula 1082. Sábado 5 de noviembre de 2011.

Dices que este libro es sobre el miedo y la violencia. Una investigación exhaustiva sobre hechos que tienden a esconderse.

Es un tema difícil, del que no se habla. Los registros históricos son, en su mayoría, criminales y la voz de los protagonistas no aparece hasta los años 70, muy accidentalmente. En Chile, la relación de la homosexualidad con los derechos civiles surge en los 90, con muy escaso apoyo de los políticos que se suponía –por su inspiración socialdemócrata– la avalarían. Las voces que enfrentaron esta situación son escasas: Lemebel fue el primero en 1986, sin respaldo de organizaciones. Basta pensar que la directiva del Movilh, en los 90, discutía si era prudente dar entrevistas con nombre.

En su texto, Contardo revisa, a través de la historia, la homofobia de la mayoría social y política del país. El ensayo estará disponible en librerías a partir del 7 de noviembre.

Explicas que no hay un relato social amoroso para la pareja gay, sino una imagen sexual brutal. ¿Esto cambia con la discusión del matrimonio?

Durante el siglo XX, la representación del homosexual en la literatura, el cine y el teatro, es la de una criatura aislada con un destino trágico. Las parejas casi no existen. La palabra "homosexual" evoca un asunto más médico que romántico. Y eso es determinante cuando se discute la posibilidad de unión civil o matrimonio igualitario. En el discurso de los opositores se identifica a la relación homosexual restringida a la genitalidad. También es muy común, entre cierto progresismo, opinar con el argumento "yo tengo un amigo gay, pero…", y enseguida establecer un límite a ciertos derechos que, para el resto, son incuestionables. Sorprende la ignorancia en Chile respecto a los gays.

¿Crees que ha faltado subir el nivel del debate?

El debate intelectual comenzó en dictadura gracias a las feministas. Pero en los 80, con los primeros casos oficiales de sida, se quiso controlar la epidemia con allanamientos y detenciones a homosexuales. No hubo intelectuales progresistas que lo criticaran. Ya en democracia, en 1990, para desestimar campañas públicas de prevención del sida, el ministro de Salud dijo que ni a los homosexuales ni a las prostitutas se les "engancha por televisión", y nadie le pidió explicaciones. Hoy los políticos han sido forzados a hablar y un factor relevante fue la pérdida de poder de la Iglesia. Todo poder está siendo interpelado públicamente, y eso incluye las demandas gay. Ese es el principal cambio: se habla de algo de lo que antes no se hablaba.

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