La voz de las hijas
Escritoras de diversas tradiciones exploran sin piedad en la más íntima e insondable de las relaciones humanas: la de una madre con su hija, y viceversa.
Paula 1120. Sábado 27 de abril 2013.
Escritoras de diversas tradiciones exploran sin piedad en la más íntima e insondable de las relaciones humanas: la de una madre con su hija, y viceversa.
La verdad de Riikka Pulkkinen
A sus 90 años, la escritora argentina Aurora Venturini –célebre también por sus traducciones del francés y su vida intelectual parisina– ha sido redescubierta como una de las narradoras trasandinas más originales, y su cuantiosa obra está siendo reeditada por Mondadori. Además de su última novela, Los rieles –memorias libres y poéticas que son un alucinado enfrentamiento con la muerte–, llega Las primas, un peculiar retrato de familia contado por una de las hijas. La madre es una profesora atroz que alecciona con un lenguaje castigador los intentos de originalidad de su prole, además de fustigar a sus alumnos a través del ridículo. La novela juega en los límites de lo grotesco y muestra la agresividad de las palabras en todos los niveles, desde el mismo relato literario a las relaciones íntimas.
Hijas que al crecer se vuelven extrañas, frías y tristes, a ojos de sus madres; hijas que se transforman en madres de sus madres, corrigiéndolas y cuidándolas; nietas que encuentran en sus abuelas la libertad y la comunicación perdidas en su familia. Este segundo libro de la joven narradora finlandesa Pulkkinen (1980) tiene todos los elementos propios de una saga familiar novelesca: enfermedad, secretos, el pasado que explica los vacíos del presente, lazos afectivos que se rompen y se recomponen. Es una narración llena de la sensibilidad siempre atenta, los miedos, las aprensiones y la entrega que marcan las relaciones de una madre con sus hijos. Una trama compleja que muestra las defensas y obstáculos que el amor más grande opone a veces al curso simple de los afectos.
La familia grotesca de Aurora Venturini
A sus 90 años, la escritora argentina Aurora Venturini –célebre también por sus traducciones del francés y su vida intelectual parisina– ha sido redescubierta como una de las narradoras trasandinas más originales, y su cuantiosa obra está siendo reeditada por Mondadori. Además de su última novela, Los rieles –memorias libres y poéticas que son un alucinado enfrentamiento con la muerte–, llega Las primas, un peculiar retrato de familia contado por una de las hijas. La madre es una profesora atroz que alecciona con un lenguaje castigador los intentos de originalidad de su prole, además de fustigar a sus
alumnos a través del ridículo. La novela juega en los límites de lo grotesco y muestra la agresividad de las palabras en todos los niveles, desde el mismo relato literario a las relaciones íntimas.
Mi vida querida, Alice Munro
El nuevo libro de relatos de la gran cuentista canadiense (1931) está poblado por personajes muy reales y frágiles que intentan ser firmes para vivir de acuerdo a lo aceptado, aunque irremediablemente se extravían al no saber bien quiénes son, aturdidos por deseos que no se atreven a pensar y por ideas de normalidad que parecen ajenas. Es gente provinciana, querible, con vidas familiares y relaciones con sus madres y su maternidad muy reconocibles. Pero este libro, además de los cada vez mejores cuentos de Munro, tiene un apéndice imperdible: la narración de la autora de sus propios recuerdos de familia, en que revive los años de su infancia y juventud, tan remotos como palpables. La madre es ahí una figura omnipresente pero velada, que en su ausencia deja pasar un mundo nuevo, aterrador y fascinante a la vez, y a la que Munro necesita, al final de su vida, volver a ver con la nitidez del paso del tiempo.
La madre y la hija de Marina Tsvietáieva
Junto a Anna Ajmátova, Marina Tsvietáieva es la poeta rusa más importante del siglo XX (1892-1941). Escribió versos luminosos y tremendos, libres y acorralados, que dan cuenta de una vida fascinante y cruel: nació rodeada de arte y creció con el brillo revolucionario de los movimientos vanguardistas; sufrió el exilio y la muerte de una de sus hijas y de su marido; terminó relegada y condenada por el régimen estalinista. Tras la reciente edición de sus diarios que hizo Tzvetan Todorov (Confesiones, Galaxia Gutemberg), llega un libro breve, ideal para aproximarse a su genio: Mi madre y la música (Acantilado), que contiene recuerdos de su infancia y de su madre, una pianista frustrada que solo quería educar a sus hijos en las notas y los sonidos. "Mi madre nos inundó de música. Mi madre nos anegó como un aluvión. Sus hijos, como esas barracas de pordioseros en las orillas de todos los grandes ríos, estaban condenados de nacimiento. Mi madre nos inundó con toda la amargura de su vocación no realizada, de su vida no realizada, nos inundó de música, como de sangre, la sangre de un segundo nacimiento", escribe. Si a su madre la unió la incomprensión y el misterio, a su hija, la sobreviviente Ariadna Efron, le debemos el rescate de sus poemas y las noticias de su vida entera. Ella escribió Mi madre (Circe), una biografía detallada de su progenitora, con información de primera mano, desde sus cartas privadas hasta los textos de sus admiradores, entre los cuales están Boris Pasternak y Rainer Maria Rilke. Ambos libros muestran, de modos diferentes, la domesticidad de una pasión y una originalidad que logra salvarse de cualquier forma de opresión.
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