Las historias de un motel en la Patagonia
En su primera novela, la argentina Florencia Werchowsky mezcla realidad y ficción para contar con humor y agudeza las historias que se tejieron en torno al particular negocio que tenía su padre: un motel parejero en un perdido pueblo de la Patagonia.
Paula 1137. Sábado 14 de diciembre 2013.
En su primera novela, la argentina Florencia Werchowsky mezcla realidad y ficción para contar con humor y agudeza las historias que se tejieron en torno al particular negocio que tenía su padre: un motel parejero en un perdido pueblo de la Patagonia.
Florencia Werchowsky (34) creció en un pequeño pueblo de la Patagonia argentina y era la hija del dueño del telo, como se le dice en ese país a los moteles parejeros. Para ella era algo cotidiano acompañar a su papá al motel Cu-Cú a supervisar las cuentas, se hacía amiga de las mucamas y se metía a escondidas en las habitaciones mientras las limpiaban. De grande, tras estudiar Periodismo y contar mil veces las historias del Cu-Cú a sus amigos, un día se propuso en serio dejar plasmadas todas esas vivencias en un libro que presentó en abril de este año en un motel parejero de Buenos Aires. Editado por Random House Mondadori, el libro es una novela autobiográfica intercalada con historias mínimas del pueblo: infidelidades, rumores, asados multitudinarios, reuniones peronistas, intrigas familiares y maniobras políticas en los turbulentos años 80 y 90. Por lo particular de la historia y la buena pluma de Werchowsky, –que trabajó varios años en el diario Clarín y, luego, como creativa publicitaria– desde su lanzamiento el libro tuvo excelente repercusión en la prensa y en las librerías, al punto que una productora de cine ya propuso convertirlo en película. Por estos días, la autora trabaja en la adaptación del guión, mientras escribe su segunda novela, de la que prefiere no adelantar mucho por el momento.
¿Cómo fue crecer en un pueblo chico siendo la hija del dueño del motel?
Siempre sentí la discriminación y el juicio colectivo. Siempre fui señalada, consultada, cargada, admirada y denostada por ser la hija del dueño del telo del pueblo.
¿Le gustó a tu familia la idea de que ventilaras historias del negocio familiar?
Mi papá, Ñanco, es muy "roba-cámaras", siempre protagonista, así que él fue el que más historias me contó y más disfrutó del proceso. Para el lanzamiento del libro fue la estrella: firmó libros y montó un improvisado stand up, desatando la carcajada general. Para mi mamá fue diferente, pero cuando lo leyó le gustó, se dio cuenta de que no era su historia real al pie de la letra. Me daba un poco de miedo lastimar a mi familia pero por suerte todos lo tomaron bien. Y también temía que la gente del pueblo se viese identificada con personajes y me hiciera un juicio.
¿Qué repercusión tuvo el libro en el pueblo?
Creo que muy buena, no tuve ningún problema. No son personajes identificados claramente. De todas maneras, tuve que dejar fuera o enfriar muchas historias. La realidad es mucho más extraordinaria, increíble e inverosímil de lo que uno pueda contar. Quizás estoy engañando un poco al público con el título, muchos esperan un catálogo de escenas sexuales bizarras dentro del telo. Pero yo no quería eso, quería contar otra cosa: las anécdotas de mi padre y de los personajes que conocí de cerca mientras crecía, con el telo de fondo. Siempre estuve muy en paz con esta historia, porque la conté mucho: toda la gente que me rodea y me quiere, me quiere con la historia del telo.
*El telo de papá. E-book disponible en iTunes, Amazon y www.megustaleer.com.ar
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