¿Las mujeres nunca quieren?

La periodista y conductora del programa A río revuelto, de Radio Paula FM, reflexiona sobre el guión obsoleto que las parejas repiten en su vida sexual.




Paula 1166. Sábado 31 de enero de 2015.

La periodista y conductora del programa A río revuelto, de Radio Paula FM, reflexiona sobre el guión obsoleto que las parejas repiten en su vida sexual.

No es verdad que las mujeres no queramos tener sexo nunca. Lo que sucede es que los hombres escasamente dejan espacio para que sintamos la necesidad. Nos acosan con un reloj biológico que, estoy en condiciones de afirmar, se activa luego de tres días de la última relación sexual. (Dejo aparte los que quieren todos los días, que los hay, y conozco una mujer que decidió tomarse esto de la misma manera que lavarse los dientes: un hábito muy sano y necesario. Una sabia). El problema de fondo, en todo caso, no es en sí mismo este reloj –que cae como guillotina en medio de la relación de pareja– el drama es que irremediablemente uno cae en un guión. Un ritual que se repite una y otra vez. Una misma manera de todo: de cómo sacarse la ropa, de cómo es el sexo cuando es rico, de cuánto dura, de qué le antecede, de qué posición, en fin... Una sexóloga me contó que los chilenos más o menos repetimos el mismo ritual una vez por semana: salir a comer, tomarnos un par de piscos sour y llegar a la casa a tener sexo donde todo se inicia con caricias y termina cuando él, ella o ambos, tienen un orgasmo. Con variaciones más o menos soy una de esa lista. ¡Un horror!

Lo terrible es que lo que hace que el sexo sea bueno entre dos seres humanos, es justamente lo que lo destruye luego de un tiempo. Conocerse. ¿Cómo lograr que el tipo de quien te enamoraste (a veces hace siglos atrás), tuviste hijos, peleaste por plata, conoces a su familia y su vida completa, te siga excitando? ¿Qué droga podemos tomar las mujeres para dejar de quejarnos con que ellos siempre quieren y que no tenemos ganas? Para empezar no hay ni un tip que aplique a todas. El único que aplica es no aferrarse a nada. El sexo en pareja es un músculo que se entrena a punta de costalazos. Por desgracia la fórmula del ensayo y error es algo asociado a quienes no tienen pareja. Las solteras pueden experimentar, en cambio las que viven en pareja inventamos fórmulas de sobrevivencia: un viaje, una ida a un hotel de lujo, el motel de moda, un juguete sexual. El sexo entre dos personas que se conocen tanto parece tener implícita la promesa de blindarte del desamor, de la vergüenza de un desconocido, de la insatisfacción, pero quizás esto sea en la misma proporción que te aleja del deseo. Lo angustiante es que, para sobrevivir al desgaste y el aburrimiento, hay que justamente pasar por él. Para resucitar el sexo en pareja hay que haberlo asesinado de tanto esquivarlo y ningunearlo. Todavía no conozco a ni una pareja que haya podido identificar el horror de la rutina mucho antes que esta los aplaste. Pero he visto a muchas parejas probando fórmulas que las llevarán al despeñadero: "Las 20 mejores canciones para tener sexo"; "Cómo hacer feliz a tu pareja en veinte pasos". En cambio, las parejas que sí he visto que se han reinventado han sido con amantes de por medio; terapias y, sobre todo, conciencia. Ninguna se ha librado de la falta de deseo y del estrés de la estabilidad en un hotel, con un vibrador última generación o después de un carísimo spa. Esto es como el amor, no puedes conocerlo sin fricción sin roce ni sin dolor.

El sexo en pareja atraviesa –sí o sí– por momentos en que nada de lo que ya experimentaste con el otro te satisface, te estimula o te excita. Mucho menos soy de la idea de arrojarse a locas experimentaciones –que pueden dejarte como chaleco de mono– del tipo: quiero comprar todos los objetos de las Cincuenta sombras de Grey; por qué no tenemos sexo con un desconocido y larga lista de potenciales malas ideas. ¿Cómo empezar Primero, estar consciente. De ahí en adelante, a jugar.

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