Las prendas de la violencia

En el contexto de los 40 años del Golpe Militar, la historiadora y diseñadora Pía Montalva lanza Tejidos blandos. Indumentaria y violencia política en Chile 1973-1990, la única investigación disponible en el país que da cuenta de los alcances de la ropa de la víctimas de ese periodo.




Paula 1132. Sábado 12 de octubre 2013.

En el contexto de los 40 años del Golpe Militar, la historiadora y diseñadora Pía Montalva lanza Tejidos blandos. Indumentaria y violencia política en Chile 1973-1990, la única investigación disponible en el país que da cuenta de los alcances de la ropa de la víctimas de ese periodo.

De todos los libros publicados en el contexto de los 40 años del golpe, el de la historiadora y diseñadora Pía Montalva es el único que recoge como objeto de estudio las prendas usadas por los detenidos, torturados y desaparecidos, constituyéndose en el único texto en su tipo existente en el país. Tejidos blandos. Indumentaria y violencia política en Chile 1973-1990 (Fondo de Cultura Económica) es el resultado de una revisión exhaustiva de los testimonios publicados que recogen las experiencias de violencia política del periodo. "Me detuve especialmente en los fragmentos que aludían a la ropa y al cuerpo. Luego entrevisté a afectados por esta violencia, quienes me aportaron información sobre la dimensión cotidiana de esa ropa en el contexto de la tortura y prisión política", explica Montalva.

Sostienes que "la ropa habla". ¿Qué dice esa ropa?

En el caso de la tortura, una mancha o rasgadura puede significar el lugar del cuerpo donde se aloja la agresión física, incluso el gesto, el modo y la tecnología con que se lleva a cabo. Posteriormente, la ropa de los afectados permanece al margen de estas huellas porque se implementa un uniforme especial para este propósito por parte de los torturadores. En el caso de los desaparecidos, la ropa configura el recuerdo congelado en la memoria. Cuando los cuerpos son encontrados permite la identificación, operando como un tejido blando porque solo quedan osamentas.

Según tu libro, los torturadores vestían con overoles de jeans a sus torturados. ¿Por qué?

Para no dejar huellas en la ropa. La moda de la mezclilla estimula la importación de este material que termina de procesarse en el país. El incremento de la oferta facilita su inclusión como ropa de trabajo. Desde allí ingresa a los recintos de reclusión.

¿Qué rol cumple la ropa como "medio de comunicación"?

La indumentaria cumple la función de barretín principalmente al comienzo de la dictadura cuando es necesario denunciar lo que ocurre en los recintos de detención. Los informes políticos se escriben en papel o tela y se ocultan en los forros de las chaquetas o abrigos, las bastas de los pantalones o polleras y, de un modo mucho más sofisticado, en la artesanía fabricada en campos y cárceles.

¿Qué relación mantienen las víctimas con esa ropa una vez que recobran su libertad?

Hay quienes guardan esta ropa como "prueba histórica" y otros que se desprenden de ella una vez que recuperan la libertad. Cuando además de la experiencia de la tortura se suman vivencias asociadas a la solidaridad y a los afectos, es más probable que se desee guardarla.

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