Los síntomas ocultos de la depresión masculina

depresión en hombres - paula



Aunque no todos los hombres que se sienten irritables, se vuelven trabajólicos o comienzan a abusar del alcohol están deprimidos, esos sí son síntomas de la depresión masculina. Y es que la depresión puede afectar a hombres y mujeres de manera diferente. Sin embargo, las guías de salud y la cultura popular lo han aislado a un imaginario fijo, el de una persona sin ánimo, que no puede levantarse por la mañana y que está triste. Pero los síntomas no se reducen sólo eso; tiene matices y está siendo mal diagnosticado, dicen los expertos.

El problema de ver la depresión de esta manera, dice Francisco Aguayo, doctor en psicología, director de EME Masculinidades y Equidad de Género, es principalmente que quienes padecen de ella no interpretan estas conductas como algo negativo y menos, piden ayuda. “En Chile y en América Latina la mitad de las personas con depresión no llegan a consultar a los servicios y esto es mucho más acentuado en los hombres, quienes según la literatura, son más reticentes a hacerlo porque les cuesta pedir ayuda y reconocerse vulnerables, sobre todo porque cuidar de la salud mental está considerado como una cuestión de mujeres”, asegura Aguayo.

La depresión es un problema de salud pública que alcanza a nivel mundial a 322 millones de personas cada año. La OMS la describe como un trastorno mental común, cuyos síntomas involucran un estado de ánimo deprimido o pérdida de placer o interés en actividades que antes se disfrutaban. En Chile, según un informe del Minsal, 1 de cada 10 hombres presenta indicios o síntomas de depresión cada año. En el caso de las mujeres, es 1 de cada 5. Sin embargo, cuando revisamos las cifras de suicidios, que con frecuencia se relacionan con depresión, son más prevalentes en hombres, pues 8 de cada 10 suicidios en América Latina corresponden a esta población.

Los hombres más machistas tienen más riesgo suicidio

Y esto tiene una explicación. Los síntomas que la depresión masculina generan están relacionados con los mandatos de género, como ser proveedor, buen padre, buena pareja, exitoso en lo laboral, competente y el tener buenos ingresos. Al menos así lo muestra un estudio realizado por Francisco Aguayo, quien a través de casos de hombres chilenos logró esbozar cómo luce la depresión masculina en el país.

Según explica Aguayo, la literatura internacional describe que los hombres que tienen actitudes más inequitativas de género, o sea, hombres más machistas o con normas más rígidas de género, tienen más riesgo de deprimirse, de sufrir problemas ansiosos o incluso de suicidio. Esto, porque les cuesta reconocer con precisión su malestar como desánimo o depresión. Sienten que se ponen en juego valores de la masculinidad. Porque reconocerlo o pedir ayuda lo interpretan como fragilidad, como una cuestión de mujeres.

Los síntomas están descritos en el estudio como típicos y atípicos. Si bien en su mayoría ambos coexisten, se ven principalmente casos atípicos donde la sintomatología apunta a la frustración, la irritabilidad, el volverse trabajólico –y, con ello, enajenarse en el trabajo–, el ponerse evitativo y la desconexión emocional.

“Se reconocen ciertos afectos que para los hombres son más difíciles de enfrentar o reconocer como la melancolía, la tristeza o la pena, mientras que emociones como la rabia o el enojo serían parte de sus repertorios aceptables. En este sentido, la rabia es considerada una emoción más cercana a la masculinidad hegemónica y a la noción de que los hombres se expresan desde la acción para demostrar o armar su hombría o poder. La depresión se puede dar de manera enmascarada con rabia o enojo, conflictos interpersonales e incluso comportamientos violentos. Algunos autores reconocen que la rabia, en ciertos casos, puede considerarse una forma de resistencia a un ánimo depresivo. En una etapa de declive de poder masculino (de ingresos, fuerza física, salud o atractivo sexual), por ejemplo, el enojo serviría para recuperar o reforzar la propia masculinidad”, se lee en el estudio.

Asimismo, una de las principales narrativas encontradas en la investigación fue la del colalpso o quiebre. “Cuando ocurre un evento vital como un despido laboral, un quiebre de pareja, el advenimiento de una enfermedad crónica o una física importante, se ve que los lleva a un proceso de desánimo o depresión. Varios de los aspectos de la masculinidad de los hombres que pasaron por estas experiencias se ven amenazados. Por ejemplo, en el caso del despido laboral es muy claro porque quedan amenazados sus ingresos, pero también otras cuestiones como el prestigio y el poder”, dice Aguayo.

depresión en hombres - paula

Otro de los motivos que el sondeo percibió fueron la frustración y la inseguridad. Respecto a este último, el psicólogo e investigador agrega que algunos hombres tienen un autoestima debilidada y eso los podría hacer más susceptibles a vivir un proceso de desánimo después, en la vida adulta. “En lo clínico vemos habitualmente cómo la autoestima deteriorada puede llevar a una depresión o, durante un proceso depresivo, se pueda deteriorar la autoestima. En algunos de los casos, la autoestima venía debilitada desde la adolescencia o incluso desde de la infancia por experiencias como bullying, victimización por abuso sexual, familias no muy contenedoras donde hay negligencia o violencia”.

La tormenta perfecta

Juan (29) creció en la cultura del “no molestar” y su manera de aportar a la casa era no dando problemas. La incomunicación con sus papás –porque no estaban o estaban trabajando– lo hicieron pasar mucho tiempo solo. Algo que para él se vio reflejado una tendencia a la melancolía o a la quietud que en esa época le resultaba incómoda. Era un adolescente triste, con amigos también tristes y se sentía débil.

Hace un año, volvió a asistir regularmente a terapia. La gota que rebasó el vaso de lo “bajoneado” que había estado durante ese último par de años sin pedir ayuda, dice, fue la ideación suicida. “En un periodo de dos años se murieron un gran amigo y mi gato, me puse a carretear muchísimo y me dieron crisis de pánico. Con las crisis comenzó la ideación suicida, que creo que fue la consecuencia de no hablarlo con nadie. Estaba convencido de que era transitorio y que no tenía importancia, creía que tras un período de malestar las cosas tenderían a recomponerse. Lo que no sabía ver es que en realidad llevaba años así. Esas muertes fueron los gatillantes del malestar, que fue una manera de hacerlo visible”, cuenta.

La consecuencia de vivir el malestar en silencio

Si bien reprimir y no mostrarse vulnerables no necesariamente empeora un estado depresivo, el paso del tiempo sí es un aspecto importante. “Si no reconocen el malestar como depresión, es más probable que pase el tiempo, es menos probable que pidan ayuda y que se lo reconozcan a sí mismos y a su entorno. Por eso es tan importante que se capacite al personal y que se investigue sobre este tema para entender mejor cómo se da la depresión en los hombres, que no admiten la depresión como un problema y, por ende la ayuda especializada puede que no llegue”, concluye Francisco Aguayo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.