Mujeres que Impactan, Melyna Montes: “Entendimos que había mucho talento, mucha gente creando distintos productos desde la misma necesidad”

Melyna Montes (49) se sienta en la sala con sus labios y uñas pintadas de un fuerte color rojizo, sus manos decoradas con anillos y pulseras hechas de bolsas de nylon y tapas de latas de bebida que forman un diseño único y especial. Melyna expone con orgullo las creaciones de sus vecinos de Bajos de Mena, los cuales gracias a su cooperativa 1Ko, han podido crecer y fomentar su talento para mejorar su estilo de vida. “Estas son las joyas más valiosas que yo puedo tener”, comenta con cariño.

1Ko, significa ´1 Comunidad´ y lleva las artesanías y diseños de los vecinos de su barrio al retail, donde el trabajo de mujeres artesanas y artistas grafiteros es plasmado en ropa, decohogar y artesanías varias. Todo esto con el propósito de impulsar el talento de su comunidad, para que se desarrollen y creen un impacto.

El 20% de las ganancias totales de 1Ko se quedan en el barrio con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los vecinos del sector y el resto de las ganancias se divide entre los socios y parte del equipo. “Entendemos y vivimos todo el abandono que hay. Es por eso que nosotros con ese 20% hacemos canchas, plazas y empujamos a organizaciones sociales”, explica.

“Entendimos que algo teníamos que hacer, que había que compartir algo con todas estas familias que la estaban pasando mal”, dice. La idea se gestó en pandemia, cuando se dio cuenta del creciente talento que se estaba perdiendo en su barrio. En juntas, a través de su plataforma digital Vitrina TV, conversó con sus vecinos y se dio cuenta de las realidades de cada uno: “Nos conectábamos a payasear, a reírnos y ahí la gente nos contaba sus cosas del tejido, que estaba siendo muy potente y poderoso para sobrellevar la salud mental. Eso me quedó dando vueltas”.

Luego, caminando por las calles desoladas de Bajos de Mena descubrió a un grupo de jóvenes que pintaban muros del sector, dejándolos llenos de colores y mensajes positivos para quien los leyera. Conociendo las distintas necesidades que había alrededor suyo, le nació la duda de qué se podría hacer después de la pandemia. “Nos quedamos con la idea de potenciar a estas personas que estaban haciendo algo maravilloso que es el tejido y el graffiti. Nos sentamos a conversar y armar todo esto”, cuenta.

Convocar a las personas e invitarlas a que se unieran a este proyecto no fue fácil, sin embargo, aquellas que permanecieron hasta el final, aguantando los desafíos, se han convertido en una familia para Melyna y su equipo: “Esas mismas personas hace unos años eran tímidas o eran víctimas de violencia intrafamiliar. Cuando hoy me siento en el público y las miro en el escenario contando sus historias y vendiendo sus productos, es como tener un hijo que espero verlo nacer y crecer con ansias”.

La mayoría de las mujeres con las que trabaja han sufrido por años violencia psicológica y verbal, y Melyna les facilita talleres, charlas y sesiones psicológicas gratuitas para ayudarlas a recuperar su fuerza y mejorar su autoestima: “antes de empezar a hacer los productos partimos con talleres para cambiar su mentalidad y tratar de empoderarlas completamente”.

Según Melyna, 1Ko se convirtió en una familia para todas las personas que trabajan día a día haciendo nuevos productos para vender. “Todo lo que hice siempre fue para tener un lugar mejor, para que mis vecinos tuvieran un pasar mejor. Lo que hice fue intentar sanarme de ese yo pasado, de ese yo con mucha hambre y soledad sin nadie a quien acudir”, explica.

Ganar el Premio Mujer Impacta en 2021 fue un momento clave en la vida de Melyna, ya que aquello entregó validez a lo que ella con tanto esfuerzo y dedicación creó. Le dio a entender que alguien más había puesto sus ojos en ella, en su trabajo y en su barrio. Así entendió que no estaba sola en su camino.

La visibilidad que le entrega Mujer Impacta le ha permitido a 1Ko ser visto en otros lugares -fuera del círculo de Bajos de Mena- y con ello crecer. “Muchas veces trabajamos solamente porque lo tenemos que hacer, pero cuando llega otra persona a darte esa manito en el hombro, uno se da cuenta de que no estás sola empujando ese carro, sino que hay otras personas que nos quieren ayudar a empujarlo también”, comenta.