Cocinar durante el aislamiento, una forma de terapia
Si mantener una buena alimentación es fundamental, en la situación actual se transforma en algo realmente urgente, no sólo porque comer sano afecta de forma positiva tanto al cuerpo como a la mente, sino porque, además, para quienes viven solos cocinar puede ser una verdadera terapia y una manera creativa de usar el tiempo libre.
El estímulo a los sentidos, la concentración y creatividad que genera cocinar tiene la capacidad de relajar y ayudar a olvidar preocupaciones. Y eso es algo que se ha estado estudiando desde hace un buen tiempo en todo el mundo.
Algunos ejemplos son el doctor Michael Kocet, académico del Chicago School of Professional Psychology, que se ha hecho conocido por la llamada “terapia culinaria”, disciplina que usa la cocina y la alimentación consciente para tratar desórdenes sicológicos como la depresión y la ansiedad. Otro ejemplo es la sicóloga española Patricia Boquete, que se ha especializado en esta corriente y durante la pandemia ha comenzado un estudio que busca entender de qué manera el hábito de cocinar ha tenido consecuencias concretas en el bienestar emocional de las personas. A través de su página web Terapiaculinaria.com es posible participar de la encuesta abierta, que pretende sacar conclusiones a partir de la relación cocina/confinamiento.
La nutricionista de la Universidad del Desarrollo y Magíster del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, Teresita Gormaz, comenta: “El hábito de cocinar puede traernos beneficios al estado de ánimo al ser una actividad que, si se hace con gusto, se puede utilizar como una herramienta en la que ponemos intención y amor. En estos tiempos podemos usar el cocinar como un ritual para enfocarnos en algo distinto, un momento en donde usar las manos, el tacto, olfato y todos los sentidos para crear algo”.
En cuanto a salud mental, el hábito de cocinar entrega beneficios, al igual que una alimentación saludable. La sicóloga de la Clínica Indisa, Daniela Ulloa, explica: “Cocinar es un acto productivo y creativo y eso nutre tremendamente nuestro cerebro. Cuidar nuestra alimentación es también cuidar nuestra salud mental”.
Esto lo confirma el hecho de que un importante regulador se encuentra en el sistema digestivo, tal como explica Teresita Gormaz: “La serotonina es un neurotransmisor encargado de modular el estado de ánimo y el apetito, pero sólo el 10% de esta sustancia se genera en el cerebro, ya que su mayoría es producida en el intestino, por lo que depende de lo que comemos”. Es por ello que se suele hablar de esta porción del tubo digestivo como el `segundo cerebro’.
El mindfulness también se puede relacionar con la acción de cocinar: “La práctica de cocinar consciente puede ser tremendamente beneficiosa para el estado de ánimo, considerando que se utilizan todos los sentidos en ese momento e involucrando tiempos y emociones, como el cariño”, dice la nutrióloga de la Clínica Las Condes, María Magdalena Farías. “Se ha visto que realizar actividades como cocinar de manera consciente logran bajar el estrés y el nivel de adrenalina, aumentando endorfinas y algunas sustancias bioquímicas que tranquilizan al cuerpo”, explica.
Todas las profesionales coinciden en que cocinar es especialmente beneficioso para las personas que viven solas, pero siempre evitando que sea bajo presión. Este hábito no solamente marca hitos y rutinas diarias, sino también tiene relación con el autocuidado y la conexión personal.
Algunas recomendaciones para quienes pasan solos el confinamiento:
- Planificar las comidas
- Hacer las compras precisas, a partir de la planificación
- Congelar comidas porcionadas, distribuyendo el consumo durante la semana, para tener variedad y no aburrirse
- Buscar preparaciones entretenidas online o seguir a cocineros que entreguen recetas atractivas a través de sus redes sociales
- Mantener el ritual de comer en la mesa, sin distracciones: “Las personas que hacen otra actividad mientras comen -como ver el celular o buscar compañía en la televisión- en ese momento cambian el foco de los sentidos, lo que lleva a perder la capacidad de identificar cuándo se está saciado y comer de más”, concluye la doctora Farías.
Más recomendaciones en la cuenta de Instagram de la nutrióloga María Magdalena Farías @dra.mariamagdalenafarias.
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