Es una teoría planteada desde la Antigüedad y cada día más estudios lo evidencian: estar en contacto con la naturaleza aporta al bienestar emocional.
Son varias las investigaciones que lo validan, como la realizada el año pasado por la Universidad de Exeter, en Inglaterra, que confirma que quienes pasan dos horas a la semana en la naturaleza tienen un mejor estado de salud y mayor sanidad psicológica que quienes no lo hacen.
Hace algunos años, la periodista estadounidense Florence Williams masificó ese planteamiento en varios de sus libros, los que profundizan en la relación entre el verde y la salud, algo que también ha incorporado en sus artículos para National Geographic o The New York Times. En La Dosis Natural, la autora -y contando con el respaldo de neurocientíficos- afirma que la naturaleza nos hace personas más felices, más sanas y más creativas.
Son muchos los profesionales de la salud mental y terapeutas ocupacionales que recomiendan relacionarse con el verde para combatir la angustia y el estrés. Por ejemplo, realizar actividades como caminar sobre pasto fresco genera una sensación de bienestar y relajo que se explica de manera científica, ya que favorece la regulación de los procesos cerebrales de la corteza prefrontal y ayuda a bajar la presión arterial, lo que facilita la relajación y la disminución del nivel de cortisol, la hormona del estrés. Otros beneficios tienen que ver con la regulación del ritmo circadiano y, a partir de ello, combatir el jet lag y ordenar el sueño. La psicóloga de la Universidad Católica y ecoterapeuta de la Association of Nature and Forest Therapy, Gabriela Iglesias, señala: “Esta práctica podría contribuir al alivio de cuadros de ansiedad, depresión, estrés emocional, insomnio y fatiga”.
En tiempos de confinamiento, es una buena alternativa para quienes tienen un jardín, pero existen también varias opciones para quienes viven en espacios más reducidos. La florista graduada en floristería de la Covent Garden Academy of Flowers de Londres, Camila Gysling, explica: “Las plantas se comunican con nosotros a través de los aromas. Hay estudios que demuestran que las plantas advierten qué necesitamos a partir de nuestras hormonas y olores y a partir de secretan determinadas sustancias para satisfacer esas necesidades. Como hay especies de todo tipo y que se pueden adaptar perfectamente -permitiendo cultivar verduras legumbres, incluso los cuescos de las paltas-, tenerlas es factible en el lugar en el que vivamos, sea casa o departamento, con o sin terraza”.
El cielo es otro ejemplo de cómo la naturaleza sirve para calmar la mente. La apreciación de los movimientos lentos de las nubes también entrega una sensación de calma y tranquilidad, una capacidad de la naturaleza que en inglés se ha definido como soft fascination a partir de la efectiva fascinación que genera en el ser humano cuando se sumerge en ella.
¿De qué manera podemos aprovechar los beneficios que entrega la naturaleza en tiempos de confinamiento? La psicóloga de la Clínica Las Condes, Daniela Toro, recomienda algunas prácticas útiles tanto para quienes tienen jardín como para quienes viven en departamento:
- Explorar la jardinería, cuidado de plantas, germinación (como plantar arvejitas y seguir su ciclo), hacer un huerto urbano
- Mirar por la ventana avistando pájaros y detectando sus sonidos. Incluso se les puede instalar un comedero.
- Ocupar medios digitales para conectar paisajes o visitas virtuales a parques nacionales, por ejemplo.
- Tener fuentes de agua o plantas.
- Disfrutar de audios con sonidos de la naturaleza o, si es posible, escuchar los que surgen del exterior.
- Compartir con alguna mascota.
- Pensar en la naturaleza y tratar de recordar momentos en que se ha estado en contacto con ella.
- Disfrutar de los aromas de un té de hierbas y enofocar la concentración en ello.
- Disfrutar del agua en un baño de ducha o tina atendiendo a su sonido y sensaciones.
- Apreciar el cielo por la ventana.