Me acuerdo perfectamente cuando supe de Antes del Amanecer. Era 1995 y me topé en el diario con una entrevista al director Richard Linklater, la actriz Julie Delpy e Ethan Hawke. En ese momento no tenía idea quiénes eran Linklater o Delpy, pero al ver a Ethan Hawke sentí que valía la pena leerlo.
En el texto hablaban acerca de su más reciente película, la que tenía un argumento súper simple: una francesa (Céline) y un estadounidense (Jesse) se encuentran en un tren camino a Viena y deciden pasar la noche caminando antes de que cada uno siga a su destino final. Eran jóvenes, tenían unos 23 años. Soñando con algún día conocer Europa, me quedé pegada con la idea, así que estuve muy atenta a su estreno. No me acuerdo cuándo la vi, pero no creo que haya sido en el cine, muy probablemente debo haber ido al Blockbuster apenas llegó.
La película fue incluso mejor de lo que esperaba, con esta pareja que a mis 14 años me parecía tan profunda, con aires intelectuales, caminando de noche por paisajes preciosos y él inmediatamente maravillado con ella. Antes del Amanecer es la primera parte de una trilogía seguida por Antes del Atardecer y Antes de la Medianoche. La segunda muestra el reencuentro de esos dos personajes nueve años después de esa noche en Viena, y en la tercera llevan casi una década juntos y tienen dos hijas.
Hace algún tiempo volví a ver la segunda parte y Céline me pareció tan pretenciosa. Me dio la impresión de que buscaba desesperadamente ser especial y luego pensé de que, quizás, ese es el trasfondo del personaje; que quizás era así; muy insegura y con necesidad de atención. En 1996 encontré que era todo lo contrario, muy segura de sí misma, sensible, elegante y al mismo tiempo natural, muy “francesa” a mis ojos, con lo que eso supuestamente significa. Y hace poco me acordé de la tercera parte de la saga.
Me sorprende cómo pueden cambiar las percepciones con el tiempo y tengo la sensación de que a quienes fueron parte del proceso de estas tres películas, les pasó lo mismo. Después de Antes del Atardecer, Hawke y Delpy se involucraron más en el proyecto y participaron en la escritura de los guiones de las siguientes cintas que conforman la trilogía. La evolución de los personajes -y la mía, espero- me hizo sentir que en la tercera parte, cuando Céline tiene 40 años, por fin se relaja. Su neurosis intrínseca continúa, pero finalmente ella es cómo es, y se nota que es una mujer de esa misma edad la que fue parte de la escritura de sus diálogos. Céline ya sabe qué quiere y no trata de ser una idea preconcebida, con todo lo que eso conlleva; lo que ahora me hacer verla como una mujer mucho, pero mucho más atractiva.