En medio del aislamiento social y la cuarentena, no es raro sentir cambios en la piel. A la deshidratación propia que sufre por estar expuesta a ambientes calefaccionados, se suman factores sicológicos, ambientales y el daño que puede causar el uso de mascarillas.
Lo primero que hay que entender es que las pieles para estar sanas necesitan estar bien hidratadas. “Cuando tenemos un porcentaje adecuado de hidratación, logramos una estructura básica para evitar algunas enfermedades como el prurito, que se gatilla comúnmente cuando la piel está deshidratada y que se traduce en una picazón constante”, explica la dermatóloga de la Clínica Las Condes, Amaranta Luzoro. “La piel es la primera barrera de nuestro organismo con el mundo exterior, por lo que mantenerla hidratada permite una función de barrera protectora de agentes externos que pueden agredirla o lastimarla piel e ingresar a nuestro organismo, ocasionando daño” agrega Claudia Moreno, dermatóloga de la Clínica Indisa.
Aunque durante la pandemia se haga más complejo mantener algunos de los hábitos que solían ser usuales, es importante no desplazar las rutinas de cuidado de la piel. En ocasiones se piensa que por el hecho de quedarse en la casa pueden ser innecesarias, pero lo cierto es que no se deben evitar si no se quiere resentir al órgano más expuesto del cuerpo.
Los pasos diarios básicos para mantener una piel sana son la limpieza, la hidratación y la protección solar en el día, ya que la exposición a la radiación de las pantallas también genera fotoenvejecimiento. En la noche, es esencial limpiar e hidratar. “La limpieza y la hidratación son el desde para cuidar el rostro, y lo ideal es sumar algún producto especial para cada tipo de piel”, recalca la doctora Luzoro. No hay que olvidar que la hidratación es transversal independiente de la piel que se tenga. Siendo seca, sensible o grasa, todas pueden deshidratarse y deben mantenerse en el nivel adecuado para su salud, para prevenir signos prematuros de envejecimiento y conservar su tono, suavidad y capacidad de cicatrización.
La temperatura ambiente también puede generar una reacción en la hidratación de la piel, y es lo que sucede con la calefacción de las casas. “La calefacción disminuye la humedad en el ambiente y aumenta la pérdida de agua de la piel, haciendo que adquiera un aspecto seco y opaco, en algunas ocasiones con descamación superficial”, explica Claudia Moreno. El calor seco afecta a los capilares, complejizando la llegada de nutrientes a las células, afectando la luminosidad de la piel y su elasticidad.
Algunas recomendaciones de Mathias Yagnam, dermatólogo y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, para mantener la piel hidratada durante el confinamiento:
- Tomar agua. Para un adulto se recomienda un consumo promedio de dos litros diarios y para un niño, un consumo promedio de 1,5 litros.
- Tener una dieta sana con alto contenido en frutas y verduras.
- Que la ducha diaria sea corta, de una duración menor a 10 minutos y con agua tibia.
- La humectación frecuente, repitiendo la aplicación de producto hidratante varias veces al día (siempre considerando el tipo de piel).