Adelantarse a los hechos y fantasear con situaciones que concluyen con finales terribles es una reacción que puede ser común en personas con personalidades con tendencias obsesivas o depresivas, pero todos y todas podemos tener este tipo de pensamientos, especialmente en momentos de estrés extremo. Por ejemplo, toser y creer que se está contagiado de Covid-19 es algo que probablemente no sea demasiado inusual por estos días.

La sicóloga de la Universidad Católica, María Elena Gumucio, explica: “La pandemia es una situación de incertidumbre, por lo que es muy fácil entrar en la angustia pensando en que lo que viene va a ser negativo y en algunos casos, terrible”. Esto puede ser aún más complicado en personas con trastornos del ánimo o en el caso de quienes tienen rasgos obsesivos que, al perder el control, pueden caer en un espiral de ansiedad, adelantándose a situaciones que en su mente tienen consecuencias desastrosas.

Según la sicóloga, esta sensación se refleja en un estado de miedo, aprehensión, irritabilidad, negatividad y sensación de amenaza. “Además, se reconoce en comentarios evidentes de temor al futuro”, señala. Diego de la Paz, psiquiatra de la Asociación de Psiquiatras Argentinos, agrega: “Habitualmente producen intranquilidad y alteración de algunos aspectos fisiológicos como taquicardia e hiperventilación, dos parámetros directamente relacionados con la ansiedad; y en el mediano plazo, fortalecen creencias que pueden ser irracionales y alejadas del presente y de la realidad”.

Más allá de la angustia que puede causarle a quien lo padece, esto puede repercutir en su entorno. Obsesiones desmedidas por la limpieza, por la seguridad o demasiada atención en detalles que no necesariamente son señales de algo en particular, pueden manifestarse en la cotidianidad como comportamientos que entorpecen la armonía de las relaciones, por lo que la idea de la imposibilidad de tener el control de todo lo que sucede es algo importante a reforzar en quienes lidian con pensamientos catastróficos.

“Las personas que piensan de modo catastrófico pueden tomar conductas desproporcionadas al contexto, lo que puede terminar aislándolos de otras personas o lugares o, eventualmente, evitando o huyendo de situaciones que no son realmente amenazantes, pero que la persona afectada así las ve”, comenta el psiquiatra de la Clínica Alemana, Nicolás Libuy. Ante ello, enfocarse en actividades que mantengan en el presente y que impulsen a la flexibilización del control son de gran ayuda para el manejo de esta sensación.

La sicóloga María Elena Gumucio entrega algunos consejos para aliviar los síntomas del pensamiento catastrófico:

  • Evitar la información que refuerce lo catastrófico.
  • Intercambiar con otras personas propuestas constructivas y vitalizantes, que impliquen estrategias de enfrentamiento de la situación y pensamientos compensatorios ante los miedos.
  • Rodearse de vínculos cariñosos y positivos.
  • Agradecer los pequeños detalles de la vida cotidiana.
  • Meditar, ver lo bueno que hay en el aquí y el ahora.
  • Poner énfasis en los recursos personales y del entorno.