“En el tráfico de migrantes, el migrante no es víctima, sino que es coautor de un delito”. “Algunos senadores creen que las mujeres se dejarán abusar para conseguir una visa”. “Este debate tiene un aroma patriarcal”.

Estas fueron algunas de las declaraciones cruzadas que los senadores emitieron durante la tarde del miércoles en el marco del debate de la Ley de Migraciones.

El artículo que tuvo discutiendo a los legisladores por más de una hora antes de su aprobación -por 21 votos a favor y 17 en contra- corresponde al número 13 de la norma, que establece que “las mujeres migrantes tendrán acceso a todas las instituciones y mecanismos que resguarden su bienestar”, y que además plantea que aquellas que estén "embarazadas, sean víctimas de trata y tráfico de migrantes, o de violencia de género o intrafamiliar, tendrán un trato especial por el Estado, garantizando una visa que regule su permanencia”.

Esta última frase, que fue introducida por la Comisión de Hacienda del Senado, provocó una serie de reparos desde el oficialismo. Desde el gobierno, el subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, explicó que “no queremos que las denuncias de trata, de tráfico o de violencia intrafamiliar obliguen al Estado a regularizar la situación migratoria de esa persona”, y manifestó que esto podría generar “incentivos perversos”, porque dichas denuncias podrían ser “utilizadas" para conseguir un visado.

Además, insistió en que la protección a las víctimas de violencia intrafamiliar y de trata de personas está consignada en otros artículos del proyecto.

Una vez que comenzó el debate, la senadora Luz Ebensperger (UDI) fue la primera en intervenir. La legisladora acusó que con esto existiría una “discriminación”, porque la norma “le está asegurando un acceso a una institucionalidad a las mujeres migrantes que no tienen aseguradas las mujeres chilenas”.

La legisladora apuntó sus dardos específicamente contra el tráfico de migrantes, tema incluido en el artículo. A su juicio, “en el tráfico de migrantes, el migrante no es una víctima”, sino un “coautor”, argumentando que “él le paga a un traficante para que lo ingrese clandestinamente por la frontera”.

La senadora continuó: “Va a pagarle al ‘coyote’ y luego el Estado le va a garantizar una visa. Eso no tiene ninguna lógica, aunque sea mujer, y más encima después va a ejercer el derecho de reunificación familiar. Eso se aleja de toda lógica”, dijo, y agregó: “Por tratar de proteger a la mujer, lo que no podemos hacer es instrumentalizarla, hacerla más vulnerable, utilizarla para que se les asegure esta visa y puedan ingresar otras personas aprovechándose de ella”.

En esta línea, la senadora Ena Von Baer (UDI) aseguró que esta norma establece una discriminación, porque “una mujer que esté en esta categoría va a tener garantizada una visa”. “Lo que estaríamos haciendo es que una mujer que paga por entrar a un país inmediatamente va a tener una visa porque va a estar garantizada en este artículo”, manifestó, y añadió que esto “incentivará el tráfico de migrantes”.

Las respuestas a las senadoras de Chile Vamos no se hicieron esperar. La legisladora Yasna Provoste (DC) sostuvo que “plantear que aquí van a haber mujeres que busquen a través de la violencia el camino para acceder a una visa que regule su permanencia es un insulto para cualquier mujer en cualquier parte del mundo”.

En tanto, el senador José Miguel Insulza (PS) acusó “falta de sensibilidad” a la hora de enfrentar el fenómeno migratorio.

“Habría que mirar unos informes de derechos humanos para saber lo que pasan las mujeres cuando transitan de un país a otro de esta manera: la cantidad de violaciones, el pago en sexo, la cantidad de malos tratos, la brutalidad de que son víctimas son cosas que no se imaginan algunos senadores, y por eso tratan este tema como si fuera una forma rara de conseguir visa, como si alguien va a conseguir visa por la vía de conseguir que abusen de ellas”, expresó el ex secretario general de la OEA.

En medio de estas intervenciones, la presidenta del Senado, Adriana Muñoz (PPD), sostuvo: “No me calza que una mujer se deje golpear o embarazar para tener una visa. Tiene un aroma patriarcal el debate: la mujer es un ser humano, esté embarazada o no”.

Más tarde, el senador Rodrigo Galilea (RN) insistió en el punto planteado por las senadoras Ebensperger y Von Baer respecto a la diferenciación entre trata y tráfico. “Si es que se exige que a una mujer se le dé la visa de una característica por haber entrado fruto del tráfico, es lo mismo, en la práctica digamos, que a cualquier mujer que ingresó ilegalmente a Chile, el país va a estar obligado a darle una visa”, indicó.

En esta línea, planteó que “si esa mujer siempre va a tener derecho a pedir una visa, estamos dando un paso que nadie tenía pensado dar”.

Y a la hora de fundamentar su voto, la senadora Jacqueline van Rysselberghe (UDI) mostró su molestia hacia los legisladores de izquierda, a quienes pidió “evitar los calificativos de patriarcales” en medio de los cuestionamientos de los legisladores de oposición a los argumentos esgrimidos por el oficialismo.

“Nosotras, las mujeres de derecha, nos preocupamos también de la calidad. Acá el tema no es una superioridad moral en torno a quién se preocupa de las mujeres. Acá el tema es el tráfico de personas, hombres y mujeres, y de organizaciones que lucran en base a esto”, planteó la presidenta de la UDI.