La rebaja de las dietas: ¿Quién sí y quién no?

El tema nunca ha sido fácil. Ya había adquirido fuerza durante el estallido social –cuando las críticas a los parlamentarios arreciaban- y, en esta oportunidad, la crisis del coronavirus le dio nuevo impulso, en momentos en que los efectos económicos del encierro y el distanciamiento social golpea sin miramientos a la economía. Ayer venció el plazo para ingresar las indicaciones al proyecto que busca rebajar las remuneraciones de senadores y diputados y también otras altas autoridades de la administración pública.

En rigor, la iniciativa busca dejar en manos de un ente autónomo la fijación de sus salarios.

El “revival” del proyecto va a la par de la demanda de “gestos” en momentos de un descalabro económico. Así, lo planteó el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, a sus pares a fines de marzo al proponer una rebaja unilateral del 30% de sus sueldos, sugerencia que quedó para la evaluación personal de cada ministro.

Y viene el paso en falso. Porque La Moneda se la jugó por promover que el órgano encargado de fijar las remuneraciones de autoridades como el Presidente de la República, el gabinete, parlamentarios, miembros del Poder Judicial y otros sea el Consejo de Alta Administración Pública y que se haga cada cuatro años.

Sugirió inicialmente –además- que mientras ello ocurra se excluya de una rebaja del 50% transitoria a ministros, subsecretarios y otras autoridades, dejando bajo esa norma sólo a senadores y diputados. Después de todo –parecen pensar en el Ejecutivo- es sobre ellos que arrecian las mayores críticas públicas por sus niveles de renta y asignaciones.

Un punto llamativo del debate –en todo caso- es que la apuesta de parte de la oposición es dejar fuera de esta discusión de rebajas a los miembros del Poder Judicial.

La sorpresa del día vino horas después cuando el gobierno echó pie atrás con su propuesta ya que las críticas oficialistas lo hicieron desistir. Al final se buscará un consenso con la oposición para avanzar en este tema. Es decir, la discusión continuará tal como ha sido su tónica –a paso cansino – al menos en los últimos años.