Un coronel caído: cómo Chadwick marcó los destinos de la UDI
Discípulo de Jaime Guzmán, fue uno de los cuatro “coroneles” que condujo las riendas del partido desde su fundación en 1988, transformándose en una figura clave de la derecha en el Parlamento durante los gobiernos de la Concertación. Junto a su primo, Sebastián Piñera, llevó al gremialismo dos veces a La Moneda y se convirtió en el primer militante de la UDI en ser vicepresidente de la República.
Discípulo de Jaime Guzmán y fundador de la UDI
Desde los tiempos en que era diputado por Codegua y Rengo, entre otras comunas, tras el regreso de la democracia, Andrés Chadwick (68) llevó a todas sus oficinas -en el Congreso, en la sede de la UDI y en sus dos periodos en La Moneda- un retrato original a lapíz de Jaime Guzmán, su mentor político, a quien conoció al entrar a estudiar Derecho en 1974 en la Universidad Católica, meses después del Golpe de Estado.
“Yo te ubico, tenemos algunos amigos en común. Sé que tú piensas distinto a mí y que tienes simpatía por el gobierno de Allende, pero te quiero decir que tú en esta clase tendrás total libertad y respeto”, le dijo Guzmán, su profesor de Derecho Político, el primer día de clases al entonces joven y chascón simpatizante del Mapu.
Fue el inicio de una amistad que para Chadwick también implicaría una conversión política y espiritual y que marcaría el resto de su vida.
El estudiante de Leyes se convirtió en presidente de la Escuela de Derecho y luego de la FEUC y junto a Pablo Longueira y Luis Cordero, entre otros, fue uno de los fundadores de la UDI primero como movimiento poblacional en 1983 y luego como partido político, semanas después del triunfo del No en el plebiscito del 5 de octubre de 1988.
El “coronel” que llevó a su partido dos veces a La Moneda
Primero como legislador (1990-1998) y luego como senador de la Sexta Región (1998-2011), Chadwick, junto a Jovino Novoa, Longueira y Juan Antonio Coloma, se transformó en uno de cuatro poderosos “coroneles” que condujeron con mucha habilidad política las riendas de la UDI, disputando la hegemonía en la derecha a Renovación Nacional.
Mientras Novoa era el hombre duro del partido, Longueira el aguerrido dirigente en la trinchera y Coloma el personaje más afable y cercano a los medios; Chadwick se transformó en un factótum clave en diversas negociaciones durante los gobiernos de la Concertación.
Su cercanía con sectores de la izquierda (su hermana María Teresa Chadwick está casada con el histórico dirigente socialista y actual embajador José Antonio Viera-Gallo) y parentesco con la familia Piñera lo transformaron en una manija para abrir y cerrar acuerdos. Ello, apoyado por un estilo poco mediático y alejado de las cámaras de televisión.
Tras los fallidos intentos presidenciales de Joaquín Lavín, Chadwick supo leer que su primo, Sebastián, era el hombre indicado para desbancar a la centroizquierda del poder y llegar a La Moneda.
Paralelamente, empujó a la UDI a un perfil menos conservador y más liberal, defendiendo, por ejemplo, el proyecto de Acuerdo de Vida en Común, que elaboró junto a Andrés Allamand.
También hizo una fuerte autocrítica por haber votado a principios de los 90 contra la Ley de Divorcio y haber defendido posturas de corte más conservador que con el tiempo demostraron ser un error.
El panzer de Piñera
Aunque a inicios del primer gobierno de Piñera, Chadwick optó por un rol más secundario, rápidamente las circunstancias lo llevaron a dejar el Senado y llegar a La Moneda, primero como portavoz del gobierno y luego como ministro del Interior, convirtiéndose en el primer militante de la UDI en ser Vicepresidente de la República.
Convencido que Piñera podría ser presidente por segunda vez, lideró silenciosamente su segundo intento, desde de la fundación Avanza Chile, volviendo a convencer a su partido que éste era el mejor camino para la UDI y la centroderecha.
El 11 de marzo de 2018, volvió a entrar a Palacio, esta vez como el hombre fuerte del piñerismo y la figura más poderosa de una UDI que volvía a ponerse a disposición de su anterior enemigo político, quien había dejado en el camino a Lavín.
Su caída y el abrupto fin de su influencia en la UDI
El 28 de octubre de 2019, en medio del estallido social, el titular de Interior dejó el gobierno convertido en uno de los rostros del entonces creciente malestar ciudadano. No obstante, jugó un rol clave para que su partido apoyara el acuerdo por una nueva Constitución que descomprimió las protetas y el clima de violencia política.
Realizar un plebiscito para votar Apruebo o Rechazo a una nueva Carta fue la forma en que Chadwick logró convencer a la presidenta de su partido, Jacqueline van Rysselberghe, que se sumara al acuerdo que daba un nuevo aire al gobierno de Piñera.
Su salida, sin embargo, no impidió que un mes y medio después, el Senado aprobara una acusación constitucional en su contra por “omitir adoptar medidas para detener violaciones sistemáticas a los derechos humanos” tras el 18/O.
“Nunca me imaginé que mi última intervención en esta sala sería por una acusación constitucional en mi contra (...) Me causa un profundo dolor”, dijo el exministro, quien fue defendido por el abogado y exsocio Luis Hermosilla.
Tras su derrota, la UDI acusó al gobierno de no haber apoyado con más firmeza a unos de sus militantes histórico y no haber realizado las gestiones necesarias para evitar la acusación constitucional tensionando a Chile Vamos.
Impedido de ejercer cargos públicos por cinco años, Chadwick se apartó de política, pero siguió manejando los hilos del poder, desde su rol como hombre de confianza de Piñera y también mentor del extimonel gremialista, el senador Javier Macaya.
Tras la muerte del exmandatario, muchos apostaron en él como el heredero de su legado, lo cual descartó tempranamente. Incluso, descartando asumir un rol en los temas internacionales que estaba en el exmandatario.
Luego vino el bullado caso Audio y su renuncia a la dirección de la U. San Sebastián que terminaron con el anuncio del fin de sus más de 40 años de militancia activa, hecho ayer por el presidente de la UDI, Guillermo Ramírez.
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