Aunque cada vez hay menor disponibilidad, siempre se pueden conseguir buenas chirimoyas a contar de mediados de septiembre y, con un poco de suerte, hasta fines de diciembre.

Se trata de una fruta tropical que desde hace mucho se cultiva en Chile con relativo éxito. Grande, con carne firme y aromática, resulta una delicia para comer mezclada con otras frutas, con vino blanco o en nuestra preparación estrella: la chirimoya alegre que aquí se presenta.

• 2 chirimoyas medianas
• 2 naranjas

Cortar a la mitad cada chirimoya, pelarlas y sacarles todas sus semillas. Cortarlas en trozos medianos e irregulares y reservar. Mientras, exprimir el jugo de las dos naranjas. Finalmente, distribuir las chirimoyas picadas en dos recipientes individuales y hondos, para después bañar la fruta en el jugo de naranja.

Es cierto: en el supermercado podemos encontrar espárragos durante todo el año, pero nunca con la calidad, calibre y sabor de los que podemos conseguir desde este mes y hasta prácticamente fin de año. De color verde intenso, gruesos y llenos de sabor, ideales para comerlos cocidos en agua o pasados por una parrilla. Con limón, vinagre o… ¿mayonesa casera?

• 250 cc de aceite de maravilla (1 vaso)
• 1 huevo
• Sal

1. Quebrar el huevo e incorporar su contenido completo en el vaso de una minipimer.
2. Después, agregar el aceite, sal a gusto e inmediatamente procesar a baja velocidad con la minipimer para que el huevo se vaya ligando con el aceite, creando así una emulsión más o menos espesa.
3. Procesar hasta obtener la consistencia deseada.

Sembradas en invierno y cosechadas por estos días, las habas dan por inaugurada la temporada de consumo de legumbres frías en ensaladas de diversa índole. Sin embargo, calientes también están muy bien, como en la siguiente receta.

• 2 tazas de habas cocidas y peladas
• 100 gramos de jamón serrano cortado en tiras pequeñas
• 1 diente de ajo
• Sal, pimienta, perejil y aceite de oliva

1. Picar finamente un diente de ajo y luego rehogarlo en una sartén con un poco de aceite de oliva.
2. Antes de que se dore, agregar las habas más el jamón, una pizca de pimienta y apenas un poco de sal.
3. Revolver bien hasta que la mezcla tome temperatura, y servir inmediatamente con un poco de perejil recién picado por encima.

Otro producto que se encuentra todo el año en los supermercados, pero las frutillas de verdad aparecen justamente a fines de este mes. Es decir, intensamente rojas, tanto por dentro como por fuera, y muy dulces. Un verdadero manjar que permite incluso hasta preparar una vinagreta como la siguiente.

• 5 frutillas maduras y lavadas
• ¼ taza de aceite de oliva
• ½ taza de vinagre blanco
• Pimienta negra

1. Cortar las frutillas en rodajas delgadas y aliñarlas con una pizca de pimienta. Dejarlas a temperatura ambiente unos quince minutos.
2. Poner el aceite y el vinagre en un bol y batir brevemente para que se mezclen.
3. Finalmente, agregar las frutillas y revolver una vez más. Dura tres a cuatro días en el refrigerador, revolviendo antes de usarlo cada vez.

Este es un caso curioso. Si bien a inicios del otoño parte la temporada de alcachofas, a comienzos de la primavera vuelve a tener un breve momento de esplendor. Y hay que aprovecharlo, porque a diferencia de las últimas alcachofas que probamos en invierno, las de primavera vuelven a ser tiernas y sabrosas. Y si no las quieren comer como siempre lo han hecho, atentos a esta receta.

• 5 alcachofas cocidas
• 4 huevos
• Sal, nuez moscada y aceite de oliva
• 1 limón

1. Deshojar cada una de las alcachofas y, con la ayuda de una cuchara, sacarles toda su carne. Picar bien sus corazones y reservar.
2. En un bol grande, batir los huevos y agregarles una pizca de sal y solo un toque de nuez moscada recién rallada.
3. Mezclar los huevos con la carne de las alcachofas y calentar un sartén de superficie antiadherente con un poco de aceite de oliva.
4. Cocinar la tortilla apenas unos cuatro a cinco minutos por lado, ya que la idea es que quede algo cremosa en su interior.
5. Ayudarse con un plato para darla vuelta y, una vez lista, dejarla reposar fuera del sartén un momento. Servir con unas gotitas de jugo de limón por encima.

Dulces, jugosos y extremadamente sanos. Así son los arándanos, que a partir de estas semanas, y hasta bien entrado el verano, podemos encontrar en ferias y supermercados de todo el país. Aunque se pueden comer solitos, uno a uno hasta terminarlos, también son una gran alternativa para darle realce a una ensalada de frutas. O también en una receta salada, como la que pueden ver acá.

• 1 pechuga entera
• 1 taza de arándanos picados
• 200 grs de ricota
• Sal, pimienta y aceite de oliva
• ½ taza de whisky

1. Deshuesar la pechuga, deshacerse de los huesos y el cuero, de manera de quedar con dos medias pechugas partidas a lo largo, abiertas tipo mariposa. Reservar.
2. Mezclar los arándanos picados con la ricota y luego repartir este contenido entre ambas pechugas (en una mitad de cada cara).
3. Cerrar las pechugas y ayudarse con varios mondadientes para que no se vuelvan a abrir. Precalentar el horno a temperatura media (180º).
4. Salpimentarlas por ambos lados y luego sellarlas en un sartén caliente con aceite de oliva.
5. Después, pasar las pechugas (con todos sus jugos) a una fuente para horno y agregar el whisky. Llevar al horno por veinte minutos. Una vez listas, dejarlas reposar unos minutos, sacar los mondadientes y servir.

Estos deliciosos hongos, que crecen a la sombra de algunos árboles en el sur del país, están listos para ser recolectados durante las primeras semanas de primavera. Su temporada suele ser breve y siempre dependerá de cuán lluviosa fue la época invernal. Por todo lo anterior, con un poco de suerte, aún se los pueden encontrar por estos días, aunque con seguridad, se trata de los últimos.

¿Dónde comprar en Santiago? No queda otra que partir a la Vega Central y preguntar. ¿Cómo comerlos? Si bien hay empanadas de digüeñes y también funcionan con huevos revueltos, yo los recomiendo crudos, con un poco de cebolla en cubos pequeños, cilantro picado, sal, pimienta, aceite de oliva y limón. Así, todo el gusto y suavidad de los digüeñes llegan completos a nuestra boca.