Alfie Ulloa, economista cubano residente en Chile: “La vida se ha vuelto muy dura para los cubanos, incluso para los que tienen dinero”
El economista que vive en Chile hace casi tres décadas y forma parte del Consejo de la Comisión Nacional de Productividad, no se siente muy esperanzado con el futuro de la isla. Señala que el gobierno de Miguel Díaz-Canel exagera la responsabilidad que tiene en la crisis el bloqueo, el cual de hecho no impide la exportación entre otras cosas de alimentos, área en la que EEUU es su principal socio comercial. La crisis, dice, tiene sus raíces en un país que perdió toda capacidad productiva: pasó de ser el principal exportador de azúcar en el mundo a importar azúcar.
Llegó desde Cuba a estudiar economía a la Universidad de Chile en 1992 y, aunque pasan los años, Alfie Ulloa, integrante del Consejo de la Comisión Nacional de Productividad, mantiene lazos con sus familiares en la isla, consiguiendo así una perspectiva privilegiada para analizar la crisis que detonó las recientes protestas en su país natal.
Desde ahí, asegura que la situación es de suma gravedad, con una crisis de la economía real que se mezcla con una monetaria, dejando a los cubanos contra las cuerdas. Describe que con un turismo frenado por el Covid, los dólares escasean tanto para los ciudadanos, que los buscan para adquirir productos básicos como una pasta de dientes, como para el Estado.
Todo esto en medio de una economía que si bien padece por el embargo y las sanciones de Estados Unidos, también se ve presionada por la erosión casi total del sector productivo y de la infraestructura, a excepción del turismo.
¿Qué tan grave es la crisis económica que experimenta la isla?
- La crisis muy severa. Hay una crisis de oferta local. Hay una crisis de ingresos muy potente, potenciada por dos temporadas altas de turismo cerradas por el covid y antes de eso un año y medio de turismo decreciente por culpa de Donald Trump.
En paralelo, el país no exporta nada y, por lo tanto, no genera dólares, lo que significa que no puede importar y el 99% del petróleo para generar electricidad lo importa. Ya están empezando a haber programadas entre seis y ocho horas de corte de electricidad diaria, mientras que la gente se queja porque gasta la mitad de su sueldo en pagar la electricidad, porque además Cuba empezó a transparentar precios y eliminar subsidios cruzados sobre todo en este sector.
Además, socios cubanos como Venezuela están en crisis, mientras que China y Rusia no son grandes subsidiadores de Cuba. Son socios comerciales importantes pero no le prestan plata. Además, el país incumplió los pagos de la deuda que tenía con el Club de París, por lo tanto no tiene acceso al crédito internacional y no solo en Estados Unidos y no solo por el bloqueo. Chile tampoco le prestaría.
Por lo tanto, el Estado está en una crisis financiera importante por lo que no logra subsidiar al resto de la economía. Está en una crisis compleja que no tiene cara de mejorar en el corto plazo, porque va a perder otra temporada alta de turismo. Y, de hecho, cuando ha aumentado el turismo, también ha arriesgado su situación sanitaria, porque los turistas traen el virus.
Recién podríamos ver una normalización del turismo el próximo año, cuando los turistas estén vacunados y puedan ir a países donde sus habitantes estén vacunados. El prospecto que tenemos de un año más con esta crisis es realmente muy preocupante.
La gente duerme haciendo colas, de un día para el otro, para entrar a la tienda para comparar medio kilo de arroz. La vida se ha vuelto muy dura para los cubanos, incluso para los que tienen dinero. La crisis económica es muy grave, porque es de la economía real combinada con una crisis monetaria, que generó una pérdida de poder adquisitivo importante. Al mismo tiempo que la caída en el turismo depreció la moneda cubana como si en Chile el peso pasara de 740 a 1.200 en dólares, siendo que todo lo tienes que comprar en dólares porque el país no produce nada. La vida diaria es muy complicada.
¿Cómo ha influido el reordenamiento cambiario implementado este año?
-El país tenía tres monedas circulando. Uno era el peso cubano, en el que cobra el empleado público y solo tiene poder adquisitivo en las tiendas del Estado, en las tarjetas de racionamiento y algo en los mercados agrícolas liberados. Después tenías el peso cubano convertible (cuc), que era de paridad dólar, emitida por el Banco Central de Cuba y que funcionaba para que los turistas al llegar al país cambiaran sus dólares a esta moneda local.
Los cubanos empleados del gobierno, profesores, médicos, la policía, tenían que pasar sus pesos cubanos al peso cubano convertible para poder comprar en el supermercado jabón, pasta de dientes, aceite y pollo. En tanto, con su peso cubano podía comprar lechuga, tomate, papas y pagar la micro. Después, como tercera moneda, estaba la internacional; dólares, euros que no eran de curso legal en la isla.
Durante muchos años se habló de eliminar este cuc, lo que tuvo lugar en enero. Esto le agregó una dimensión monetaria a lo que ya era una crisis de la economía real. El cambio implicó que hubo que hacer un reajuste de sueldos y eso llevó a un reajuste de precios y una inflación bastante grande.
En Cuba con los números nunca se sabe, porque son imposibles de cotejar, pero estamos hablando de sueldos que se multiplicaron seis o siete veces, mientras que los precios lo hicieron entre 10 o 12 veces, entre ellos el de la energía, porque creció a precios internacionales. Los precios de la energía no son muy diferentes a los de Chile.
De esta manera, la unificación monetaria generó un tema financiero contable de precios muy difícil de digerir en paralelo con una crisis. Además, al desaparecer esta moneda intermedia, el gobierno no le dio curso legal absoluto al peso cubano, sino que creo unas tiendas donde sólo se puede comprar en dólares.
Se trata de las empresas en moneda libremente convertible. En Cuba el principal grupo empresarial es el ejército, que tras desmovilizarse en Angola ocupó un lugar importante en el turismo. Ahora ellos tienen muchos hoteles, rent a car, la banca y las tiendas de captura de divisas, que es todo el retail.
Ahora esas tiendas solo venden en dólares y son carísimas, por lo que hoy son el centro de rechazo de la protesta. Han sido vandalizadas y robadas. La gente se queja porque gana en pesos y tiene que cambiar a dólares, lo que no es fácil porque no es un mercado cambiario como el de Agustinas y porque no hay turistas ni dólares.
Todo dólar que entra el Estado lo necesita, por lo que obligó a todo el mundo a poner sus dólares en el banco y a tener una tarjeta de débito que solo puede usar en las tiendas de captura de divisas. Esa tarjeta de débito es la que yo recargo desde Chile para mi familia.
El gobierno de Miguel Díaz-Canel atribuye al bloqueo la crisis económica que enfrenta el país. ¿Qué opina al respecto?
-Hay tres problemas distintos. El primer problema permanente y de alguna manera acumulativo es esta limitación de las relaciones económicas con Estados Unidos, el tema del bloqueo. Obviamente, Cuba puede comercializar con los otros 149 países del mundo y, de hecho, sus principales socios comerciales son Canadá, España, Alemania, China... No es que el país no pueda comercializar. Ciertamente no tener a EE.UU. de socio comercial es un problema. Es un tema que obviamente tiene un impacto económico, pero también opera como coartada cuando el gobierno culpa de todos sus males al bloqueo.
El bloqueo no impide alimentos ni medicamentos y, de hecho, el mayor exportador de alimentos a Cuba es Estados Unidos. Según las estadísticas y el año que uno mire, es más o menos el tercer socio comercial de la isla. En lo que sí lo afecta es en que Cuba no puede importar tecnología estadounidense y no puede venderle al mercado estadounidense. Sí puede comprarle prácticamente todo, pero solo en efectivo, no hay crédito.
¿Qué rol juegan las restricciones que impuso Donald Trump?
-Cuba y Estados Unidos nunca han tenido relaciones normales. Desde el siglo XIX ha habido tensiones, por una manifiesta intensión de anexar la isla, hubo ofertas de comprársela a España, hubo una intervención militar norteamericana en el siglo XIX que terminó independizando a la isla de España... Nunca hubo una relación normal, por lo que yo nunca hablo de la normalización en sus relaciones.
Sin embargo, hubo un proceso importante que tuvo un impacto relevante durante la era de Barack Obama. Llegaron muchos turistas estadounidenses y sobre todo exiliados cubanos en Estados Unidos que iban a hoteles, a comprarse una segunda vivienda, a apoyar a la familia... Con Donald Trump eso cambió.
Entonces si bien el bloqueo es algo histórico de los últimos 60 años, desde la caída de la Unión Soviética, Cuba se volvió ultra dependiente del turismo y de las remesas que se envían principalmente de Estados Unidos y que eran del orden de US$ 6.000 millones al año, que son más o menos las exportaciones de vino en Chile.
Trump dificultó las remesas que se envían, los viajes que se pueden hacer, limitó mucho más a los estadounidenses y a sus cruceros y restringió las posibilidades de los exiliados cubanos. Entonces, hay todo un cuento acumulativo de los últimos 30 años. Fue más suave con Bill Clinton, empeoró con George Bush, se relajó con Obama y lo peor llegó con Trump.
La isla venía con un proceso de inversión y de expansión de la capacidad hotelera, pensando en el mercado gringo. Eso se truncó con Trump y después el virus acabó de darle el tiro de gracia.
¿Cuál la situación del modelo económico actual de Cuba?
-El único sector realmente productivo en la isla es el turismo. Cuba pasó de ser el principal exportador de azúcar en el mundo a importar azúcar. La isla no tiene agricultura desarrollada. Según el año y la fuente, entre 70 y 80 centavos de cada dólar que ingresa por el turismo se gasta en importaciones, porque no se produce nada internamente. Entonces para el turista tienes que traer la fruta de México y los vegetales de República Dominicana.
No hay un mercado interno, porque el gobierno no quiere un desarrollo interno, porque no quiere al sector agrícola vendiéndole a los turistas, porque siempre ha sido muy reacio de generar una economía. Tiene mucha integración vertical. La mayoría de los hoteles son del ejército y el ejército se abastece a sí mismo.
Como sector productivo, no tiene muchas ramificaciones en la economía doméstica, entonces la gente más le vende a los turistas en la calle y a los turistas que no van a hoteles, que van al Airbnb, a las casas de los cubanos que se alojan... Son prácticas muy habituales de un turismo que iba mucho a ver la isla, más que las playas.
Hay toda una economía que gira en torno al abastecimiento de esos turistas, a una incipiente clase empresarial y a la gente que recibe dólares de afuera. Pero todo eso se ha ido descalabrando.
Hay que sumar que desde la caída del muro, solo ha habido inversiones en el sector turístico. La estructura industrial se ha ido destruyendo. No hay fábricas de cemento, no hay procesadoras de azúcar, queda una fábrica que produce hierro, las plantas eléctricas no han sido mantenidas... Hay una pobreza de infraestructura. Las carreteras son una porquería y la única que conecta la isla de un lado a otro se construyó en 1929. Los puertos no sirven, las calles están malas, la logística es un infierno, no hay conectividad interna, el ferrocarril colapsó, todo este tema engrasa la economía.
Los servicios intermedios no existen, porque el Estado dejó de proveerlos y cuando los provee son muy malos y porque la gente no tiene capital. El que es un chofer de camión es porque tiene un camión del año 40 y le ha hecho 20 inventos para que todavía funcione.
Tienes un país super rico por su naturaleza que es una isla, pero no hay pescado; tiene tierra fértil y lluvia, pero no hay productos del agro. No hay cárnicos, no hay cerdos, no hay pollos, no hay huevos, leche, mantequilla. Cuba no tiene lo que los países típicamente producen.
Cuba enfrentó una crisis muy severa tras la caída de la Unión Soviética. ¿La situación es más compleja hoy?
-Es distinto, porque cuando cayó el muro, primero que todo, estaba Fidel (Castro). Entonces la situación política es completamente distinta. Cuba sin Fidel es una cosa y Cuba sin Fidel es otra. Además, Cuba siempre ha sido una economía subsidiada y cuando cayó la Unión Soviética, al tiempo llegó la Venezuela de Chávez, pero ahora no hay nada de eso.
Además también hay cambios generacionales. La generación actual, los jóvenes que están en la calle, no recibieron el adoctrinamiento que recibí yo. Son jóvenes de una Cuba que ya no era socialista, donde ya había turistas con los que podían interactuar y tuvieron un acceso a cosas que nosotros nunca tuvimos, especialmente internet.
El país cambió, se hizo un poco más rico, con emprendedores, se abrió el mercado de venta de casas. Hubo gente que adquirió cierto poder adquisitivo, con restaurantes, posadas y ese tipo de cosas.
Estuve en Cuba cuando fueron los Rolling Stones y ahí había 350.000 o 400.000 personas y era impresionante porque cuando yo era chico escuchar a The Beatles estaba prohibido, pero esta nueva generación tenía zapatillas pitucas, celulares modernos, cortes de pelo de los futbolistas europeos. Esta es una generación distinta que la generación joven de los ’90. Les tocó vivir sin Raúl, sin Fidel, sin toda esa épica histórica.
Asimismo, el mundo ya no compra Cuba. Cuando Chávez compró Cuba lo hizo porque compró Fidel, porque era un ícono, era la foto. Lula con Fidel, Kirchner con Fidel... Pero a nadie le interesa salir en la foto con Díaz-Canel, nadie le contesta el teléfono, nadie le va a prestar plata. De hecho, cuando mandatarios van a Cuba quieren la foto con Raúl.
Hay una retórica pro Cuba, pero ya no trasmite ningún carisma. No te da políticamente ningún rédito. Además, incluso los que podrían estar interesados en ayudar, en estos momentos también están complicados porque todos tienen problemas con el virus, porque es una crisis mundial.
Las circunstancias políticas también son más complejas. Piensa que Raúl y Fidel eran militares, comandaban un ejército de 10 millones de habitantes, todos los cubanos recibían órdenes, había esta mística de la lucha permanente con Estados Unidos, había esta cosa que todo era una guerra... “Patria o muerte”.
Pero la gente ya no quiere “Patria o muerte”, esas ya no son sus dos alternativas, lo que tiene que ver mucho que ver con la juventud chilena, que la época de la transición ya no le interesa, está en otra. Los cubanos allá también están en otra. Yo los veía y lo que me impresionaba era que podía ser la juventud de cualquier país. Los chalecos amarillos en Francia, los que marchan aquí, los de Colombia... Tirándole piedras a la policía, con el mismo discurso.
La protesta no es tan distinta a la que estamos viendo en otras partes, con las particularidades de la isla y menos posibilidades de solución, porque no hay una alternativa civil. No me imagino que convoquen a una constituyente. No hay un cause institucional.
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