Derrota de Fernández en primarias parlamentarias desata euforia de acciones argentinas en Wall Street

Picture released by Telam showing Argentina's President Alberto Fernandez (L) and vice President Cristina Fernandez de Kirchner addressing the media following the results of the primary legislative elections, at the Frente de Todos party headquarters in Buenos Aires on September 13, 2021. - Argentine legislative primaries dealt a strong blow to the government of center-left Peronist Alberto Fernandez, as the candidates of the opposition center-right alliance Juntos were the most voted ahead of the mid-term elections next November 14. (Photo by Maximiliano LUNA / TELAM / AFP) / Argentina OUT / ARGENTINA OUT - RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO/ TELAM - MAXIMILIANO LUNA" - NO MARKETING NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS

Los inversionistas suben sus apuesta para un triunfo de la oposición no solo en las elecciones para el Parlamento en noviembre, sino que también en las presidenciales de 2023. Sin embargo, los analistas ponen paños fríos por los problemas estructurales de la economía trasandina.


“Algo no habremos hecho bien”, se lamentaba el Presidente argentino Alberto Fernández a la luz de la derrota que sufrió su coalición en las primarias parlamentarias, conocidas como PASO, las mismas que desataron una reacción diametralmente opuesta en el mercado financiero.

Alzas de 17,04% en Central Puerto y de 10,87 en Pampa Energía, reflejan la euforia con la que partieron esta semana las acciones transandinas en Wall Street, mientras que nivel local el Merval subió 5,5%, el riesgo país cayó 4% y el dólar blue cedió 2,2% a $181 pesos argentinos, en su mayor descenso en cuatro meses.

Para Miguel Boggiano, CEO de la consultora bonaerense Carta Financiera, la interpretación que los inversionistas hacen de los resultados es “bastante sencilla: el mercado sube porque ve con alta probabilidad el fin del kirchnerismo en el gobierno el 2023″, sostiene.

Desde su punto de vista, “la señal de ayer va mucho más allá de noviembre. Es una derrota categórica del oficialismo, perdió a todo nivel. Perdió incluso por cinco puntos en su bastión principal, que es la provincia de Buenos Aires”.

Resultado contundente

Ignacio Labaqui, politólogo de la Universidad Católica de Buenos Aires, explica la “paliza” que recibió la Casa Rosada, indicando que “si el resultado de noviembre fuera una réplica del de ayer, el gobierno perdería nueve bancas de diputados y dejaría de ser primera minoría en la Cámara Baja. Peor aún en el Senado, donde perdería seis bancas y no tendría quórum propio”.

El resultado a nivel nacional muestra que la principal fuerza opositora, Juntos por el Cambio, liderada por el exmandatario Mauricio Macri, obtuvo un 40% de los votos, mientras que el oficialista Frente de Todos se quedó con el 32%. “Para agravar las cosas, no fue la fuerza más votada en la provincia de Buenos Aires donde hizo una muy mala elección, a pesar de concurrir con el peronismo unificado”, destaca Labaqui.

Adicionalmente, con un participación en torno al 68%, hay claras dudas de la capacidad que tenga el gobierno de revertir el escenario de acá a las elecciones del 14 de noviembre. “No creo para nada que puedan recuperarse”, indica Boggiano, precisando que “normalmente la participación está en el 80% y yo creo que la gente que faltó va a torcer todavía más el rumbo a favor de la oposición”.

Este análisis lo comparte Labaqui, quien explica que, “en general, entre las PASO y la elección legislativa aumenta la participación y eso puede alterar el resultado, pero los que votan en la elección legislativa que no lo hicieron en las PASO suelen ir mayoritariamente en contra del peronismo. Ese fue el caso en 2015, 2017 y 2019″.

Las implicancias económicas

En ese marco, Guido Lorenzo, economista de la Universidad de Buenos Aires, también cree que el mercado está extrapolando los resultados a una posible derrota del kirchnerismo en 2023, mientras que en lo más inmediato implica “un rebalance de poder, el cual a su vez genera la expectativa de que en los dos años que vienen se va a tener que tomar un rumbo económico distinto”.

Al respecto, Marcelo Elizondo, director de la consultora argentina Desarrollo de Negocios Internacionales, manifiesta que “hay expectativas de que el gobierno pierda fuerza política para llevar adelante su agenda”, específicamente “los planes de más estatismo, como la estatización de algunas empresas, más regulación en términos de fijación de precios y tarifas, o un déficit de presupuesto más alto para lo que resta del año con un financiamiento espurio, porque no hay acceso al mercado de capitales”. Según subraya, “todo eso puede estar modificado por este nuevo escenario”.

Sin embargo, “los problemas de Argentina persisten y me parece que la euforia es un poco injustificada”, advierte Lorenzo. Una visión similar ofrece Elizondo, detallando que el país “tiene por delante una situación cambiaria muy endeble, con un retraso en el tipo de cambio oficial y un mercado paralelo que casi duplica el oficial, tiene vencimiento de deudas por cubrir en pesos y en dólares, tiene un déficit de presupuesto de aquí en adelante que tiene que resolver quizá con emisión monetaria, en circunstancias en las que tiene un problema enorme de política monetaria porque ha habido una enorme emisión de pesos que ha sido absorbido por instrumentos de corto plazo del Banco Central”.

Por otra parte, destaca el hecho de que los argentinos se quedan con “una enorme división dentro de la coalición de gobierno y no se sabe cómo se va a dirimir. El presidente Fernández está muy debilitado y al igual que la vicepresidenta Cristina y el gabinete que seguramente deberá ser refrescado. La cuestión es quién define la agenda con un gobierno que tiene una crisis de liderazgo interna y un enorme problema de capital político”. En ese marco, indica: “La primera reacción del mercado es positiva, pero veremos más adelante cómo sigue”.

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