¿Es viable retirar el gas de la matriz eléctrica? Estudio advierte riesgos para Chile
El caso de California, que decidió avanzar en el retiro de las termoeléctricas a gas -provocando una inesperada inestabilidad en el sistema- fue la base para un informe que analizó qué pasaría si se avanza en algo similar en Chile. Estas son las conclusiones.
Mientras avanza en Chile el retiro de centrales a carbón -la semana pasada se anunció el adelantamiento de los planes de Engie, que permitirá sacar a 2025 la mitad de las unidades de este tipo en el país- en algunas zonas han ido un paso más allá, aumentando las restricciones para el despacho de unidades a gas natural.
El debate se ha venido dando sobre todo en economías desarrolladas y tiene que ver con el avance que han tenido las tecnologías de generación renovable. A pesar de su intermitencia -las unidades fotovoltaicas y eólicas generan energía en torno al 30% del tiempo- estas unidades han ganado terreno velozmente, lo que ha viabilizado el retiro de unidades a carbón, que son responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producido por la generación eléctrica.
Pero en algunas zonas han apuntado más allá, hacia las centrales a gas natural. En 2020, California avanzó en esa línea, y si bien en un comienzo el plan fue seguido por los gobiernos locales, una inédita ola de calor y de incendios generó efectos bastante indeseados, con costos de la energía que se multiplicaron, llegando a los US$1.000 por MWh -unas 50 veces el valor que se paga en Chile por la electricidad entre las generadoras- y el suministro se vio comprometido.
En el caso de Chile, la generación con gas ha venido bajando de manera sostenida en los últimos años. En marzo pasado, la participación del gas en la matriz fue de 19%, mientras que en igual mes de 2020 fue de 23%, igual cifra que en marzo de 2019. Al mismo tiempo, la generación solar pasó del 8% en 2019 al 9% en 2020 y al 12% en el tercer mes de 2021, mientras que la eólica aumentó del 5% en 2019 y 2020 al 7% en 2021.
Entre expertos, la visión es que el gas actuará como complemento para las centrales renovables, pues dada su intermitencia, requieren respaldo para los momentos en que no hay suficiente viento ni sol. Así, las unidades a gas cubren esos momentos de intermitencia. Al menos, así será hasta que los sistemas de almacenamiento, ya sea con baterías, centrales termosolares y otras, bajen sus costos y se masifiquen, se ven pocas alternativas al gas.
Ello, más aun teniendo en cuenta que la generación con carbón seguirá bajando, debido a los planes de retiro de estas unidades de la matriz.
El caso chileno
En Chile aún no se han levantado voces proponiendo una medida de este tipo, pero dada la rápida inserción de las renovables, sumado al hecho de que California suele ser un referente para Chile en materia eléctrica, llevaron a la consultora EnergiE a analizar las particularidades para Chile del caso, concluyendo, entre otras cosas, que Chile tiene muchos menos recursos energéticos existentes que California para gestionar la descarbonización y que, además, el país no cuenta con un mecanismo de garantías de suministro que permita encender alarmas e identificar necesidades de largo plazo.
“Chile no posee la misma diversidad, ni el nivel de desarrollo ni los recursos energéticos de California. Un uso intensivo de gas natural -en reemplazo de otros combustibles fósiles- contribuye positivamente a las metas de reducción de emisiones de GEI y contaminantes locales, y a la vez habilita una mayor inserción de energías renovables variables. Esto lleva a la conclusión que la descarbonización en Chile requiere como paso obligado un período de larga duración con uso intensivo de gas natural”, complementa el análisis.
“Chile suele mirar como referente a California. Desde la crisis del 2000 ellos han hecho transformaciones potentes y han apostado fuertemente por el desarrollo solar”, explica Daniel Salazar, socio director de EnergiE.
“El gas va a tener un rol sí o sí. Países que tienen una importante participación del carbón en su matriz han ido apostando fuerte por renovables y se encuentran con un problema de gestión del gas renovable. Y los recursos que permiten gestionar eso son las interconexiones, la gestión de la demanda y la eficiencia energética. Y esos tres, Chile no los tiene desarrollados. Y después de eso viene la hidroelectricidad y el gas. Chile tiene pocos recursos cuando se compara en términos relativos con un mercado como California: no tenemos eficiencia energética desarrollada y tampoco tiene interconexiones”, complementa Salazar.
“Las energías renovables intermitentes demandan un elemento que asegure la continuidad del sistema. En Chile no tenemos energía nuclear, que en Estados Unidos o Europa sí se utiliza. Y la hidroelectricidad depende de las lluvias, que en Chile son cada vez más escasas”, agrega el presidente ejecutivo de AGN Chile, la asociación que agrupa a las empresas de gas natural, Carlos Cortés.
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