La desaceleración de China pone a prueba la credibilidad de los datos económicos

COVID-19 outbreak in Shanghai
La desaceleración de la economía china hace que algunos economistas se cuestionen si pueden confiar en los datos oficiales del país. Foto: Aly Song/ Reuters

El crecimiento se ha desplomado en un año político delicado para el líder chino Xi Jinping, lo que hace que muchos economistas se cuestionen hasta qué punto el flujo de datos oficiales se ajustará a la realidad económica a medida que avance el resto del año. Las cifras de este mes ilustran una economía en caída libre en abril, debido a los cierres de tiendas y fábricas, los problemas de las redes logísticas y los millones de ciudadanos encerrados en casa durante semanas.


SINGAPUR- Una grave desaceleración de la economía china en un año de gran sensibilidad política para el líder chino Xi Jinping está poniendo a prueba la credibilidad de los datos económicos oficiales de Pekín.

Las cifras de este mes ilustran una economía en caída libre en abril, debido a los cierres de tiendas y fábricas, los problemas de las redes logísticas y los millones de ciudadanos encerrados en casa durante semanas. Este sombrío panorama coincidía en líneas generales con las señales procedentes de las encuestas empresariales, los beneficios corporativos y una serie de fuentes de datos no oficiales que anteriormente apuntaban a una dramática desaceleración.

La semana pasada, el primer ministro Li Keqiang advirtió que la economía se enfrentaba en cierto modo a una prueba más dura que en 2020. En una conferencia telefónica, instó a los funcionarios nacionales y regionales a hacer más para apoyar a las empresas, proteger el empleo y garantizar que la economía crezca en el segundo trimestre, según los medios de comunicación estatales.

La cuestión que se plantean ahora muchos economistas es hasta qué punto el flujo de datos oficiales se ajustará a la realidad económica a medida que avance el resto del año.

Una de las lecciones que los economistas dicen haber extraído del escrutinio de las estadísticas chinas, es la de estar atentos a las discrepancias en los datos de China cuando la economía se encuentra en un punto de inflexión -como parece ser ahora-, o en momentos de especial importancia política.

A finales de este año, Xi tratará de revocar los precedentes recientes y asegurarse un tercer mandato en el poder, un movimiento que sería más fácil de coreografiar en un contexto de crecimiento saludable. Ya ha dado instrucciones a sus funcionarios para que el crecimiento de China supere al de Estados Unidos en 2022.

Sin embargo, la profundidad de la desaceleración económica deja a Pekín con pocas opciones, según los economistas: aceptar un ritmo de crecimiento mucho más lento que el objetivo del gobierno de alrededor del 5,5% para 2022, cambiar o desechar esa meta, o falsear las cifras.

Workers in protective suits stood in a closed-off residential area during Shanghai’s lockdown earlier in May.
Los trabajadores con trajes de protección permanecieron en una zona residencial cerrada durante el cierre de Shanghái a principios de mayo. FOTO: ALY SONG/ REUTERS

“Esta será una verdadera prueba, y espero que (las cifras) se masajeen. La cuestión es el grado de manipulación”, sostuvo Rory Green, jefe de investigación sobre China y Asia de la consultora TS Lombard en Londres.

La Oficina Nacional de Estadística de China no hizo comentarios.

La preocupación por la integridad estadística en China no es nueva. Parte del problema es el fraude.

“El problema del fraude en los datos estadísticos sigue siendo relativamente importante”, dijo en marzo el principal organismo de control de la disciplina en China, afirmando que algunos funcionarios están tentados de avanzar en sus carreras fabricando o inflando los datos para pintar una imagen más optimista del crecimiento y el desarrollo en las áreas bajo su control.

Pekín ha respondido dándole poder a la Oficina Nacional de Estadística de China para llevar a cabo inspecciones en las administraciones provinciales y departamentos gubernamentales sospechosos de falsear las cuentas. Cientos de funcionarios y empresas estatales han sido sancionados en los últimos años por violar las leyes de estadística. El viernes, la oficina de estadísticas anunció que sus inspectores descubrieron casos de falsificación de datos en 2020 y 2021 en provincias como Henan, Hebei y Guizhou.

Una revisión de las publicaciones de los gobiernos locales realizada por The Wall Street Journal descubrió que, en marzo, expertos en estadística de al menos 10 provincias chinas visitaron las principales empresas locales para comprobar los datos de actividad de los dos primeros meses del año, cuando las cifras de crecimiento a nivel nacional publicadas por Pekín sorprendieron a muchos economistas por ser mucho más prometedoras de lo esperado, a partir de las encuestas y otros datos preliminares.

Pero el fraude no es el único problema, dicen los economistas. Muchos llevan años señalando las aparentes discrepancias entre las señales procedentes de fuentes de datos oficiales y no oficiales. Las mediciones oficiales de los precios de la vivienda, por ejemplo, pueden contar una historia diferente a la de los materiales de marketing y los informes de ganancias de los grandes promotores.

También puede haber incoherencias entre los indicadores de primer nivel, como el Producto Interno Bruto y el panorama económico que presentan los datos de segundo nivel, como los préstamos bancarios, los volúmenes de carga ferroviaria y el consumo de energía. Otro problema es cómo se ajustan los datos oficiales para tener en cuenta factores como las oscilaciones monetarias y la inflación.

Tanto los datos oficiales como los no oficiales muestran que el crecimiento en China se está desplomando. Los cierres han paralizado las fábricas del corazón industrial de China y han paralizado las principales ciudades, como Shanghái. Con el hundimiento del sector inmobiliario y el desvanecimiento de la demanda de sus exportaciones en el extranjero, la mayoría de los economistas creen que la economía china está ahora mismo a punto de estancarse, si es que no experimenta una contracción total.

La oficina de estadísticas de China informó este mes que las ventas minoristas se redujeron un 11,1% en abril con respecto al año anterior, la mayor caída desde marzo de 2020. La producción industrial cayó un 2,9% versus el año pasado, liderada por un colapso en la producción de automóviles, ya que el Covid-19 arrasó con centros de producción clave en Shanghái y sus alrededores y en la provincia nororiental de Jilin, según los datos oficiales. El crecimiento año contra año de la inversión en activos fijos, incluidos los proyectos de infraestructuras e inmobiliarios, se redujo al 6,8% en los cuatro primeros meses del 2022, frente al 9,3% del primer trimestre.

Para algunos economistas, estos datos parecían creíbles. “Los datos de abril se acercan más a la realidad de lo que se esperaba”, declaró Craig Botham, economista jefe para China de Pantheon Macroeconomics en Londres, en una nota a los clientes.

El gobierno y el banco central de China han dado a conocer una serie de medidas de estímulo destinadas a impulsar la economía durante el segundo semestre del año. Entre ellas se incluye un gran gasto en infraestructura y políticas destinadas a reactivar el mercado de la vivienda, incluyendo recortes en los tipos de interés de las hipotecas, especialmente para los primeros compradores.

Muchos economistas se muestran escépticos de que tales medidas puedan impulsar un gran repunte mientras Pekín mantenga su enfoque de tolerancia cero para sofocar los brotes de Covid-19 con severas restricciones a la actividad económica y la vida cotidiana.

Logan Wright, director de investigación de los mercados chinos en Rhodium Group en Hong Kong, indicó que cree que el objetivo del 5,5% está “completamente fuera de juego” y sospecha que el gobierno podría abandonarlo pronto.

“Probablemente no oigamos nada más al respecto”, agregó Wright.

Por otra parte, Green, de TS Lombard, comentó que la magnitud de los daños económicos en abril no dio a Pekín más opción que informar de datos creíbles, al igual que en el primer trimestre de 2020, cuando el virus golpeó por primera vez. Los datos oficiales mostraron entonces que la economía se contrajo un 6,8% con respecto al año anterior, marcando el peor trimestre para el crecimiento al menos desde que se iniciaron los registros en 1992 y probablemente desde la muerte del presidente Mao Zedong en 1976.

Green dijo que los funcionarios tendrán más margen para aplanar las cifras oficiales de crecimiento cuando se reanude la actividad económica, quizás recortando el tamaño de la economía en el año anterior para impulsar la comparación de año tras año.

“Todos los organismos nacionales de estadísticas realizan revisiones. Sin embargo, en China los ajustes tienden a ocurrir para obtener beneficios políticos en lugar de precisión”, añadió Green.

Aun así, muchos analistas y economistas afirman que las diversas fuentes alternativas a los datos oficiales hacen que ocultar el verdadero estado de la economía china no sea una tarea fácil.

La actual ralentización de China es evidente en las ganancias de las empresas multinacionales que hacen grandes negocios en el país, como Apple Inc. o Tesla Inc., o en los datos de exportación publicados por socios comerciales como Taiwán y Corea del Sur. Los economistas también pueden estudiar detenidamente las encuestas empresariales, las imágenes por satélite y una serie de indicadores más extravagantes, como los volúmenes de los camiones y la producción de cemento.

Estos indicadores son cada vez más valiosos, ya que la propia China es más cautelosa en cuanto a los datos que comparte con el mundo exterior. Una ley de seguridad de datos introducida el año pasado ha dificultado a las empresas e inversores extranjeros la obtención de información dentro de China, incluidos los estados financieros de las empresas asociadas y los detalles sobre los suministros. La ley entró en vigor el 1 de septiembre después de que los funcionarios chinos se preocuparan por la transferencia de datos potencialmente sensibles al extranjero. Somete a la supervisión del gobierno casi todas las actividades relacionadas con los datos, incluida su recogida, almacenamiento, uso y transmisión.

Iris Pang, economista jefe para la Gran China de ING en Hong Kong, afirmó que cree que la calidad de los datos económicos de China es mejor que hace unos años, pero que la confianza en las cifras podría mejorar si las autoridades publicaran antecedentes más detallados sobre la actividad económica que sustenta las cifras principales.

“A todos los economistas les gustaría tener más datos sobre todo”, concluyó Pang.

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