La guerra de Ucrania y la inflación limitarán el crecimiento del comercio mundial en 2023, según la OMC
Los altos precios han reducido la demanda de bienes importados por parte de los consumidores. La Organización Mundial del Comercio (OMC) declaró recientemente que se espera que el volumen del comercio mundial de mercancías crezca un 1,7% este año, tras un aumento de 2,7% en 2022.
Se espera que la guerra en Ucrania y la obstinada inflación en todo el mundo frenen el crecimiento del comercio mundial este año, limitando el ritmo de la recuperación económica incluso cuando el mundo sale del apogeo de la pandemia.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) declaró recientemente que se espera que el volumen del comercio mundial de mercancías crezca un 1,7% este año, tras un aumento de 2,7% en 2022. La previsión de este año está muy por debajo de la tasa promedio de crecimiento anual de 2,6% desde la caída del comercio tras la crisis financiera de 2008.
Los economistas de la OMC prevén que el crecimiento económico mundial se ralentizará hasta el 2,4% este año, frente al 3% en 2022 y el 5,9% en 2021.
Según los economistas de la OMC, la inflación es una de las principales causas del lento avance del comercio. Aunque los precios de los alimentos y de la energía han bajado desde los elevados niveles que alcanzaron tras la invasión rusa de Ucrania a principios de 2022, siguen siendo más altos que antes de la guerra, lo que reduce los ingresos de la población y la demanda de bienes importados.
Esto ha enfriado las actividades comerciales mundiales, especialmente en el cuarto trimestre de 2022. La tasa de crecimiento anual del comercio para 2022 no alcanzó la previsión de octubre de la OMC, de una expansión de 3,5%.
“Las historias del comercio y la inflación estuvieron estrechamente vinculadas en 2022″, dijo Ralph Ossa, economista jefe de la OMC. Señaló que, en un primer momento, el descenso de los suministros provocado por la guerra en Ucrania incrementó la inflación y redujo el crecimiento del comercio. Posteriormente, las subidas de las tasas de interés de los bancos centrales para controlar la inflación redujeron la demanda de bienes y mermaron aún más el crecimiento del comercio.
“Este es también el principal vínculo que veo de cara al futuro: el crecimiento del comercio dependerá crucialmente de la senda de endurecimiento monetario y de su efecto” sobre el Producto Interno Bruto (PIB), afirmó.
La organización multilateral, con sede en Ginebra, espera que el crecimiento del comercio mundial se acelere en 2024 hasta el 3,2%, pero advierte de importantes riesgos, como el recrudecimiento de las tensiones geopolíticas y la inseguridad alimentaria. Las consecuencias imprevistas de la restricción monetaria, la inestabilidad financiera y el aumento de los niveles de deuda son otras posibles amenazas, de acuerdo a los economistas de la OMC.
Con todo, la última previsión de crecimiento del comercio de la OMC para 2023 es superior a su anterior estimación de 1% realizada en octubre. La entidad atribuyó el cambio a la relajación de las medidas contra la pandemia del Covid-19 en China, que probablemente repercutirá en los flujos comerciales de entrada y salida del país.
Los flujos comerciales alemanes, por ejemplo, se han reactivado desde principios de año, en parte por la reapertura de China. Las exportaciones alemanas de bienes aumentaron por segundo mes consecutivo en febrero, tras haber caído bruscamente en diciembre, mientras que las importaciones alemanas subieron por primer mes desde agosto. La agencia de estadística alemana indicó que las importaciones procedentes de China aumentaron un 6,7% respecto a enero, mientras que las de Estados Unidos cayeron un 8,7%.
En Asia, la reapertura de China tras casi tres años de estrictos controles por el Covid-19 debería suponer cierto alivio para los exportadores, según los economistas. Pero la importancia del efecto dependerá de la fortaleza de su recuperación económica.
Alex Holmes, economista jefe para Asia de Oxford Economics en Singapur, indicó que los datos de importación chinos de enero y febrero, cuando la economía se estaba reactivando tras el desmantelamiento de los controles del Covid-19, eran decepcionantes. Añadió que el apetito chino por las exportaciones de otras economías asiáticas depende a menudo de la demanda occidental de productos chinos, ya que una parte de las exportaciones asiáticas a China son componentes y materiales utilizados en la fabricación.
La reapertura de China “supondrá una pequeña mejora, pero aún está por ver en qué medida”, aclaró Holmes.
En Asia, potencias exportadoras como China, Japón y Corea del Sur llevan meses registrando un descenso de las ventas al exterior. El promedio mensual de exportaciones en los tres meses anteriores a febrero fue un 8% inferior al del mismo periodo del año anterior en China, un 7% inferior en Japón, un 11% inferior en Corea del Sur y un 17% inferior en Taiwán, de acuerdo a un análisis del Wall Street Journal de cifras del proveedor de datos CEIC.
Las economías asiáticas se beneficiaron del voraz apetito de los consumidores occidentales por aparatos de gimnasia, comodidades domésticas y electrónica durante las largas temporadas de trabajo desde casa en lo peor de la pandemia. Los consumidores han ido reorientando su gasto hacia la restauración, los viajes y otros servicios, lo que ha reducido la demanda de productos asiáticos.
En general, los exportadores asiáticos se han visto perjudicados por la inflación y la subida de las tasas de interés, que han afectado al gasto occidental.
Ahora bien, las encuestas realizadas a los fabricantes asiáticos en marzo mostraron una escasa cartera de pedidos de exportación, lo que sugiere que es probable que persista la debilidad del comercio. El Banco Central de Vietnam recortó recientemente su tasa de interés de referencia en un esfuerzo por apuntalar una economía que se ralentizó bruscamente en el primer trimestre, debido al desplome de las exportaciones y la industria manufacturera.
En Estados Unidos, el comercio global con el resto del mundo se debilitó en febrero, ya que tanto las importaciones como las exportaciones se contrajeron y el déficit comercial aumentó, según informó el el Departamento de Comercio. El menor comercio de bienes de consumo y automóviles contribuyó a un descenso de 1,5% de las importaciones en febrero respecto al mes anterior, hasta una cifra desestacionalizada de US$ 321.700 millones, y de 2,7% de las exportaciones, hasta US$ 251.200 millones. La brecha comercial de Estados Unidos creció un 2,7%, hasta US$ 70.500 millones.
Según Andrew Hunter, economista jefe adjunto para EE.UU. de Capital Economics, las cifras son un indicio de un crecimiento económico vacilante. “Es probable que se produzcan nuevas caídas en el segundo trimestre”, aseguró en una nota a clientes.
La OMC declaró que, a pesar de la ralentización de la actividad comercial en el cuarto trimestre, el comercio mundial se comportó mucho mejor en 2022 que los peores escenarios presentados poco después del inicio de la guerra en Ucrania. Esto demuestra la resistencia del comercio frente a las crisis económicas, dijo.
Por ejemplo, se interrumpieron los envíos rusos de gas natural a Europa Occidental, pero los países importadores pudieron obtener gas natural licuado de otros proveedores, como Estados Unidos y Qatar.
Mientras tanto, los importadores netos de alimentos pudieron sustituir productos y proveedores para satisfacer sus necesidades básicas. Etiopía, por ejemplo, compró trigo a Estados Unidos y Argentina para compensar las fuertes caídas de las importaciones procedentes de Rusia y Ucrania.
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