Las alertas que encendió el Banco Central en el Informe de Política Monetaria
Presiones inflacionarias mayores a las previstas podrían llevar a que el ajuste de la tasa de interés fuera mayor a la proyectada en su escenario base , y la poca claridad sobre la estabilización de las finanzas pública en el largo plazo están dentro de los principales riesgos.
El Informe de Política Monetaria en su escenario central ya es complejo. El panorama inflacionario se nebuloso y junto a ello la trayectoria de la tasa de interés y las bajas perspectivas de crecimiento para los próximos años. Para ello, el BC junto con entregar su proyección base se entrega un escenario de riesgos.
Finanzas Públicas:
Al igual que en el IPoM de junio, uno de los riesgos identificados en esta entrega es la evolución de las finanzas públicas no sea clara sobre su estabilización en el largo plazo. En ese caso, advierte el Central, es posible observar no solo mayores presiones de gasto que las previstas en el escenario central, sino también la amplificación de los impactos en el mercado financiero. “En esa situación, las mayores presiones inflacionarias llevarían a la necesidad de un aumento más acelerado de la Tasa de Interés pese a lo cual la inflación no alcanzaría a converger a la meta de política dentro del horizonte de dos años”.
Retiro de Fondos:
Otro escenario de riesgo que describe el BC es uno donde la persistente discusión respecto de la estabilidad de los ahorros previsionales termine por alterar significativamente el funcionamiento de los mercados financieros. Inicialmente, mencionan que el retiro de ahorros previsionales fue una medida de carácter excepcional, por una única vez, en medio de una emergencia económica. Pese a ello, se han continuado aprobando y proponiendo nuevos retiros, lo que ha provocado “efectos significativos” en la economía, como se deduce del comportamiento de las tasas de largo plazo y del tipo de cambio. “Es muy probable que nuevos retiros de ahorros previsionales, más aún la probabilidad de retirar el 100% de ellos, lleven a los distintos agentes a considerar que está ocurriendo un cambio estructural en la base de ahorro de la economía, la que ha sido clave para el desarrollo del país, la dinámica de la inversión y el acceso del fisco a financiamiento a un costo adecuado. Un cambio en esta dirección provocaría múltiples efectos negativos difíciles de cuantificar, pero cuyo impacto sin duda será grande y muy persistente”.
Presiones inflacionarias:
Las proyecciones de corto plazo apuntan a que la inflación alcanzará niveles sobre 5% en los próximos meses para cerrar este año en 5,7%, y las expectativas a plazos mayores se han ido elevando. En su mensaje resalta la importancia de mantener las expectativas de inflación ancladas a la meta del Banco Central y “evitar un deterioro adicional muy costoso para la economía es evidente”. Esto porque un escenario en que ello no ocurriera requeriría de respuestas drásticas de la política monetaria. “El Banco Central actuará en concordancia con su mandato de controlar la inflación, tarea que será menos costosa para la economía en la medida en que otros actores contribuyan a restaurar los equilibrios macroeconómicos que se han perdido durante la pandemia”.
Política monetaria:
Otro de los focos que el BC quiso poner por escrito es el riesgo de que las presiones inflacionarias se aceleren y eso lleve a que la política monetaria sea más restrictiva con un alza mayor a la prevista en su escenario base, es decir, tenga que subir más allá de su nivel neutral de 3,5%. “La economía ya superó los impactos inmediatos de la pandemia en la actividad, y es necesario que las políticas públicas vayan adaptándose para evitar que los desequilibrios entre producción y gasto se prolonguen en el tiempo y generen costos elevados para el país. La magnitud de las políticas de estímulo a la demanda ha llevado a que el consumo exhiba un dinamismo muy superior al de otros componentes del gasto privado. Sostener un crecimiento con estas características sería muy perjudicial, en particular porque no cooperaría a reducir las brechas que aún existen en el mercado laboral”, enfatiza.
En este contexto, resaltan que la política monetaria buscará evitar desequilibrios macroeconómicos dañinos para el bienestar de las personas. “Es importante recordar que la inflación perjudica especialmente a los hogares de ingresos medios y bajos, que no poseen los mecanismos de protección de su poder adquisitivo y sus activos con que cuentan los más acomodados”.
En el escenario central, el Consejo anticipa que la convergencia de la inflación a la meta requerirá continuar retirando el impulso monetario, llevando la TPM a niveles en torno a su valor neutral hacia mediados del primer semestre del 2022. De ahí en adelante, la evolución de la TPM dependerá de la concreción de los escenarios de sensibilidad que describe el corredor de tasas que en su máximo para fines de 2022 llega a 5%.
“El juicio del Consejo es que los escenarios de sensibilidad asociados a mayores presiones sobre los precios tienen una probabilidad algo mayor de ocurrir, lo que podría llevar a una trayectoria de la TPM más cercana al borde superior del corredor de tasas. Como siempre, la implementación de la política monetaria será contingente a los efectos de la nueva información sobre la dinámica proyectada para la inflación”.
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