Las cuentas compartidas de Spotify causan estragos en parejas y familias
Heavy metal a todo volumen en clase de yoga, maullidos de gato que se cuelan en la cena y un montón de Taylor Swift inesperada. El caos puede desatarse cuando los usuarios comparten un inicio de sesión de Spotify.
Katie Grey, instructora de yoga en la zona de San Francisco, se encontraba una vez en medio de una clase con sus alumnos en la relajante postura de la mariposa. Una música meditativa sonaba en su teléfono a través de los altavoces del estudio.
De repente, el heavy metal sonó por toda la sala. Sus alumnos se sobresaltaron. Grey corrió hacia su teléfono para desconectarlo del sistema de sonido. Mortificada, culpó de la interrupción al sistema, pero sabía lo que había ocurrido en realidad. Su compañero, sin saberlo, había empezado a reproducir su música favorita a través de su cuenta compartida en el servicio de streaming de música Spotify, desde otro teléfono que no estaba cerca del estudio.
“Le eché la culpa al gimnasio, porque no quería recibir una mala crítica”, dijo Grey. “Esa fue una de las razones por las que acabé echándole de mi cuenta”, sostuvo.
Los inicios de sesión compartidos en cuentas de música están provocando momentos embarazosos y disputas familiares, y gran parte de la acción tiene lugar en Spotify, el servicio de streaming de audio más popular. Las parejas, los familiares y los amigos que tienen acceso a las cuentas de los demás interrumpen accidentalmente -o intencionadamente- sus escuchas y desconciertan a los algoritmos que recomiendan canciones y crean listas de reproducción personalizadas.
Las personas que no quieren pagar cuentas premium separadas comparten sus datos de acceso. Cuando esto ocurre, la actividad de escucha de un dispositivo puede anular la de cualquier otro. Los que comparten sus datos de acceso también pueden ver lo que escucha la otra persona en tiempo real, lo que da pie a bromas e interrupciones.
Spotify ofrece cuentas duo o familiares en las que varias personas pueden escuchar sin interrupción, pero cuestan más que una cuenta individual.
Como la gente suele escuchar música mientras hace su vida cotidiana -en el trabajo, en casa, mientras hace la compra o en el gimnasio-, puede ser una experiencia más desagradable que compartir una cuenta de Netflix, por ejemplo.
Nate Fakes, dibujante de la zona de Los Ángeles, comparte su cuenta de Spotify con su mujer y su hija de 8 años, que escucha música infantil en su iPad. También le gusta poner canciones de gatos maullando.
Hace poco, Fakes organizó una reunión con amigos y activó una lista de reproducción de “mezcla diaria”, que suele mezclar la música más escuchada de una cuenta. Al principio, sonaban sus artistas favoritos: Led Zeppelin, Metallica, Green Day. Entonces empezaron los maullidos.
“Me miraron raro”, señala Fakes. “Ni siquiera es música. Son sonidos de gato”, agrega. Pasó a la siguiente canción y se rió con el grupo, muchos de los cuales tienen hijos y entienden el caos musical.
“Viene con el territorio”, plantea. “Si tienes hijos, con la música en streaming, empezarán a usarla”, añade.
Una de las mayores frustraciones para los usuarios que comparten una cuenta se produce al final de cada año, cuando Spotify publica resúmenes individualizados que destacan los hábitos de escucha de un usuario durante el año. Taylor Swift, la artista más escuchada en Spotify el año pasado, suele desempeñar un papel importante.
Jennifer Ball pasó muchas mañanas de 2023 escuchando a todo volumen el álbum “Midnights” de Swift en un dispositivo Google Home vinculado a la cuenta de Spotify de su pareja. La escucha interrumpía sus traslados a su trabajo de ventas, cambiando la música de su Tesla de rock a canciones más soñadoras como “Karma”.
“Me estoy maquillando, me estoy animando por la mañana”, contó Ball, mientras él está sentado en el coche “poniendo los ojos en blanco”. Su novio, Rob Sakhnovsky, se lo aguantó al principio, hasta que al final se hartó.
“Así que hubo unas cuantas llamadas en plan: ‘Perdona, estoy escuchando mi música’”, relata Ball, escritora científica afincada en Chicago.
A finales del año pasado, la pareja consiguió vincular su dispositivo Google Home a su cuenta de Spotify. Fue un poco tarde. Miley Cyrus y Swift figuran entre los artistas más escuchados por Sakhnovsky en 2023.
Sakhnovsky descubrió hace poco que puede programar su cuenta para bloquear a Swift. La función, dice, “es un verdadero regalo del cielo”.
Hay gente que dice haber tenido enfrentamientos con desconocidos por Spotify después de olvidarse de desconectarse de los televisores inteligentes durante sus estancias en Airbnb. Algunos indican que interrumpen la escucha del otro con canciones que saben que molestan a la otra persona, o que pausan una canción para llamar la atención del otro. Una persona en el foro en línea Reddit escribió que reprodujeron la pegadiza pero molesta canción “Baby Shark” en silencio en la cuenta de su hermana durante meses para que apareciera como su canción más reproducida en Spotify a finales de año.
Jared y Jessica Duke, que viven en la zona de Pittsburgh, comparten una cuenta de Spotify desde hace años. A Jessica, profesora de ciencias de octavo curso, le encantaba poner música lo-fi, que puede utilizar ritmos de hip-hop y samples en bucle, mientras sus alumnos trabajaban. Pero una y otra vez, Jared, estudiante de doctorado, se colaba por accidente con melodías de bluegrass.
“Pasé mucho tiempo tratando de convencer a mis alumnos de que yo era guay, y entonces Jared se puso a tocar bluegrass, que tiene un montón de banjos, y me echaron la bronca por ello”, sostuvo Jessica. Para evitar las interrupciones de Jared, empezó a tocar sus canciones en YouTube.
La cuenta compartida igual tiene sus ventajas, reconoce la pareja. Según la música que escuche cada uno, el otro puede saber de qué humor está. A veces, cuando Jessica ve que Jared está escuchando música o un podcast, sabe que está en un descanso del trabajo y puede enviarle un mensaje o llamarlo.
Cuando Heidi Cook, consultora de Dallas, se ha ido de viaje de trabajo, su marido, Jacob Cook, ha interrumpido su lista de reproducción de Spotify. Para indicarle que la echaba de menos, ponía “Where’d You Go” de Fort Minor en la cuenta que compartían.
Aun así, el año pasado la pareja decidió que Jacob tendría su propia cuenta, porque sus diferentes gustos desordenaban las recomendaciones de Spotify. Heidi escucha Taylor Swift y música clásica. A Jacob le gusta el hip-hop alternativo.
La música de Jacob perdura en la cuenta de Heidi. De sus 10 canciones favoritas a finales de 2023, solo tres eran suyas.
Ella espera que a finales de este año esté lleno de Swift.
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