Los británicos vienen por su empleo de cuello blanco
El aumento de los salarios y la escasez de personal en EE.UU. incitan a las empresas a mirar al otro lado del charco. El salario promedio de un desarrollador de software en EE.UU. se aproxima a los US$ 130.000 al año, aunque se acerca a los US$ 175.000 en ciudades como San Francisco y Nueva York. En el Reino Unido, es de unos US$ 66.000.
LONDRES- Cuando Margot Robbie organizó una fiesta en la piscina de la casa de ensueño de Barbie en la exitosa película del año pasado, estaba a miles de kilómetros de la soleada Malibú, en un escenario situado en una ciudad a una hora de Londres.
“Barbie” se rodó en su mayor parte en los estudios británicos de Warner Bros., el ejemplo más llamativo del creciente papel de Gran Bretaña en la producción cinematográfica mundial. “Quiero que Hertfordshire sea el próximo Hollywood”, declaró el año pasado a un periódico Jeremy Hunt, responsable del Tesoro (ministro de Hacienda) británico.
No se trata sólo de películas. Las empresas estadounidenses están enviando todo tipo de trabajos al otro lado del Atlántico, atraídas por los bajos salarios del Reino Unido, los incentivos fiscales y una moneda débil. No se trata del modelo tradicional de subcontratación de la década de 2000, que vio la deslocalización masiva de puestos de trabajo de fabricación estadounidense a China, o de centros de llamadas a India y otras partes del mundo en desarrollo.
En cambio, la ventaja de costos del Reino Unido ha chocado con el aumento del trabajo a distancia para permitir que empleos altamente cualificados -desarrolladores de software, consultores, abogados, productores de cine- sean realizados por gente de Gran Bretaña.
“En los antiguos modelos de subcontratación, el trabajo aburrido se entregaba a la empresa subcontratada. Pero hay una nueva clase de subcontratación que es más barata, pero también a menudo creativa”, dijo Matt Buckland, que pasó dos décadas como reclutador tecnológico en el Reino Unido para empresas como Facebook. “Puede que en Hyderabad (ciudad india) sigas dando a tu equipo código Python básico. En el Reino Unido puede que les des IA”.
El aumento de los salarios y la escasez de personal en Estados Unidos son incentivos adicionales para mirar al otro lado del charco.
El salario promedio de un desarrollador de software back-end en Estados Unidos se aproxima a los US$ 130.000 al año, aunque se acerca a los US$ 175.000 en ciudades como San Francisco y Nueva York, según datos de la agencia de contratación global Robert Half. En el Reino Unido, el salario promedio de un desarrollador es de unos US$ 66.000.
El costo de la vida explica sólo una parte de la diferencia. Los desarrolladores de software de Cleveland -una de las ciudades más pobres de Estados Unidos- pueden ganar unos US$ 40.000 más que sus homólogos londinenses, según los datos de Robert Half. Los puestos de finanzas, contabilidad y marketing presentan diferencias salariales transatlánticas similares.
“La fortaleza de la economía estadounidense en los últimos 15 años ha elevado los salarios y ha hecho más atractiva la deslocalización”, afirmó Nick Bloom, profesor de economía de la Universidad de Stanford que estudia la externalización. “Si tienes tu sede en Nueva York o San Francisco, ahora va a ser más barato deslocalizar al norte de Inglaterra que a Mississippi o Alabama”, explicó.
JP Morgan Chase comentó que es el mayor empleador de tecnología en Escocia y recientemente construyó un nuevo centro en Glasgow para albergar a miles de empleados que trabajan en tecnologías que incluyen el aprendizaje automático. El gigante de la gestión de activos BlackRock está ampliando sus oficinas en Edimburgo, la capital escocesa, que albergan equipos de apoyo tecnológico y un laboratorio de inteligencia artificial.
Danny López, director ejecutivo de la empresa de software de ciberseguridad Glasswall, sostuvo que casi todos sus ingenieros de software trabajan en el Reino Unido, a pesar de que el 90% de los ingresos de la empresa proceden de Estados Unidos.
“Es exponencialmente más caro contratar en Estados Unidos”, aseguró López. “Para una empresa de nuestro tamaño, tendría un impacto financiero enorme”, agregó.
Para la estancada economía británica tras el Brexit, el aumento de la demanda de servicios es un raro punto positivo. La decisión de 2016 de abandonar la Unión Europea (UE) afectó al crecimiento del empleo, la productividad y el comercio, y contribuyó a generar el problema de inflación más persistente del mundo desarrollado.
La economía estadounidense, por su parte, ha experimentado un auge desde la pandemia. Como el comercio con la UE se tambalea, las empresas británicas ven en EE.UU. una oportunidad de vender sus servicios a un mercado varias veces mayor que el suyo, a menudo con tarifas más altas.
Las exportaciones de servicios a Estados Unidos han aportado al Reino Unido cerca de US$ 90.000 millones en el año transcurrido hasta septiembre, según el Deutsche Bank, lo que ayuda a contrarrestar el dinero que sale de la economía por el gran déficit comercial de bienes. Las consultoras de gestión, las empresas de servicios financieros y las aseguradoras del Reino Unido han aumentado sus exportaciones en miles de millones de libras en comparación con antes de la pandemia.
Baringa, una consultora con sede en Reino Unido, creó una división en 2016 para apoyar a los clientes británicos que tienen grandes negocios en Estados Unidos.
“Estados Unidos es una economía muy interesante para nosotros, porque es el mayor mercado de consultoría del mundo”, comentó Adrian Bettridge, socio director de Baringa. “Podemos desarrollar muchos conocimientos en el Reino Unido sobre temas como pagos, cambio climático, modelos de riesgo y compartirlos con un mercado 20 o 30 veces mayor que el nuestro”, indicó.
La fuerte caída del valor de la libra ha desempeñado un papel crucial al abaratar la contratación de empresas británicas, según Shreyas Gopal, estratega del Deutsche Bank. La libra esterlina ha perdido un 15% de su valor frente al dólar desde el referéndum del Brexit de 2016.
Sin duda, los salarios en el Reino Unido también han subido en medio del repunte de la inflación y la escasez crónica de mano de obra, pero desde una base más baja.
Edward East dirige una empresa de marketing de influencers, Billion Dollar Boy, con más de 150 empleados entre sus oficinas de Londres, Nueva York y Nueva Orleans, y una lista de clientes que incluye Amazon.com, Meta Platforms y L’Oreal. La facturación de la empresa en Estados Unidos se disparó un 88% en su último ejercicio y ahora representa casi la mitad de sus ingresos mundiales. Sus contratos en Estados Unidos son, de media, seis veces mayores que los del Reino Unido, afirmó.
A pesar del auge del negocio estadounidense, sigue centrándose en la contratación en el Reino Unido, donde los costos laborales son más baratos, aproximadamente la mitad que en Nueva York.
“Sin duda nos ayuda a ofrecer una solución más rentable a los clientes que nuestros homólogos estadounidenses”, señaló.
El costo es sólo uno de los muchos factores que hacen atractivo al Reino Unido como centro de deslocalización. El huso horario, la lengua común y un sistema educativo similar son ventajas añadidas, según los empresarios.
Las tendencias estructurales también influyen: el sector de los seguros, por ejemplo, se ha visto impulsado por la reestructuración de las cadenas de suministro mundiales y la demanda de pólizas especializadas que cubran catástrofes naturales o pandemias, ámbitos en los que el mercado asegurador londinense es experto.
El estudio británico donde se rodó “Barbie”, originalmente un lugar de producción de aviones durante la Segunda Guerra Mundial, se mantuvo ocupado el año pasado con el rodaje de una secuela de “Beetlejuice”, que se estrenará este año. Amazon y Netflix también están ampliando sus estudios en el Reino Unido.
Jay Rosenwink, un ejecutivo de Warner Bros. en el Reino Unido, dijo que los salarios en el país son más bajos y los contratos de trabajo no son tan estrictos como en los EE.UU., donde muchos trabajadores de la industria del cine forman parte de poderosos sindicatos.
El atractivo del país también incluye un crédito fiscal, que permite a las producciones cinematográficas recuperar alrededor del 25% de su presupuesto.
Warner Bros. planea añadir 400.000 metros cuadrados y 10 nuevas etapas de sonido a su estudio fuera de Londres para 2027.
“La ventaja competitiva del Reino Unido es que es fundamentalmente más barato que Estados Unidos”, sostuvo Rosenwink.
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