Sindicato de fabricantes de vehículos inicia una huelga contra GM, Ford y Stellantis
Los paros afectan por primera vez a los tres fabricantes de automóviles al mismo tiempo y afectan a fábricas de Missouri, Ohio y Michigan.
El sindicato United Auto Workers (UAW) inició por primera vez una huelga en las tres empresas automovilísticas de Detroit. Poco después de la medianoche del viernes, los trabajadores se pusieron en huelga en las plantas de Michigan, Ohio y Missouri.
Los responsables de la UAW iniciaron el paro tras no haber logrado nuevos acuerdos laborales con General Motors, Ford Motor y el fabricante de Jeep Stellantis para unos 146.000 trabajadores de las fábricas estadounidenses. La negociación se prolongó hasta altas horas de la noche, pero las dos partes seguían estando demasiado alejadas como para evitar un paro a las 11:59 p.m., hora del Este de Estados Unidos.
Los trabajadores de la planta Bronco de Ford en Detroit, de una fábrica de Jeep de Stellantis en Toledo, Ohio, y de una planta de camionetas de GM en Missouri recibieron instrucciones de abandonar sus puestos, iniciando lo que podría ser una serie de paros esporádicos realizados sin previo aviso en otras fábricas de automóviles.
Las tres fábricas de montaje afectadas, que emplean a unos 12.700 trabajadores por hora, fabrican algunas de las camionetas y todoterrenos más rentables y solicitados de las empresas.
Los analistas esperan que el impacto financiero inicial sea limitado si la huelga es breve, pero podría aumentar cuanto más se prolonguen los paros.
En las operaciones previas a la apertura del mercado del viernes, las acciones de GM y Ford cayeron menos de un 1%, mientras que las de Stellantis subieron ligeramente.
Una portavoz de Ford calificó de insostenibles las últimas demandas del sindicato y dijo que la empresa se comprometía a llegar a un acuerdo. Stellantis manifestó su decepción por la huelga y añadió que los líderes sindicales se negaban a comprometerse de forma responsable.
GM se hizo eco de esta opinión, afirmando que había hecho una oferta sin precedentes al sindicato.
“Estoy muy frustrado y decepcionado. No necesitamos estar en huelga ahora mismo”, declaró el viernes a la CNBC la CEO de GM, Mary Barra.
Tim Kruger, empleado de la planta de Jeep en Toledo desde hace muchos años, formaba parte de un grupo de simpatizantes que se presentó para animar a los trabajadores mientras salían del edificio pasada la medianoche entre el sonido de bocinas a todo volumen.
“No sé si alguien se alegra de que vayamos a la huelga”, dijo. “Pero vamos a luchar por lo que es justo”.
El presidente de la UAW, Shawn Fain, ha descrito la estrategia como una forma de sembrar la confusión en las empresas y dar a sus negociadores más influencia en la mesa de negociaciones. Afirmó que, si las conversaciones con los fabricantes de automóviles se estancan, probablemente se cerrarán más centros.
“El dinero está ahí. La causa es justa. El mundo está mirando y la UAW está dispuesta a levantarse”, dijo Fain a los miembros del sindicato durante una retransmisión en directo a través de Facebook. “Este es nuestro momento decisivo”.
Fain afirmó que el sindicato nunca había llevado a cabo huelgas en las tres empresas en sus 88 años de historia. Los planes de la UAW de realizar paros selectivos sólo retirarían de las cadenas de montaje a una fracción de la plantilla total.
Esta estrategia ayudaría más a preservar el fondo de US$825 millones del sindicato que una huelga completa de los 146.000 trabajadores, pero paralizaría la producción y perturbaría la planificación de la producción de los fabricantes de automóviles. También podría resultar arriesgado, porque los empleados que permanezcan en el puesto de trabajo probablemente trabajarían sin contrato, una perspectiva que ha despertado preocupación entre algunos miembros.
Hasta el miércoles, las empresas habían ofrecido aumentos salariales de entre el 17,5% y el 20% a lo largo de más de cuatro años, por debajo de la demanda del sindicato, que se sitúa en torno al 30%, según Fain. También hay otros puntos conflictivos, como los ajustes por el costo de la vida y las prestaciones médicas a los jubilados.
La perspectiva de una huelga prolongada está crispando los nervios tanto dentro de la industria automovilística como fuera de Detroit.
El Presidente Biden se ha entrevistado con ejecutivos de los fabricantes de automóviles y con el jefe del sindicato. Los inversores están evaluando el posible impacto en los resultados de los tres fabricantes de automóviles y sus cientos de proveedores que cotizan en bolsa.
Los economistas están sopesando las consecuencias de una posible interrupción de la actividad laboral en GM, Ford y Stellantis, que en conjunto producen aproximadamente la mitad de los 15 millones de vehículos que se fabrican anualmente en Estados Unidos.
Fain, un agitador que fue elegido por una escasa mayoría de los miembros de la UAW a principios de este año, ha planteado las negociaciones como un referéndum sobre lo que merecen los obreros en una época en la que las empresas han aumentado sus beneficios y otros sindicatos han conseguido importantes incrementos salariales.
Bianca Harris, que trabaja en la planta de montaje de Ford en Michigan desde hace casi tres años, dijo que se sintió sorprendida y honrada cuando se enteró de que abandonaría la línea de producción con sus compañeros.
“Nunca pensé que viviría una huelga”, dijo.
El estancamiento se produce en un momento en el que tanto el sindicato como los fabricantes de automóviles intentan reinventarse en un contexto de cambio generalizado en el sector automovilístico.
Los líderes de la UAW quieren asegurar el lugar del sindicato en la incipiente era de los vehículos eléctricos y garantizar que los trabajadores sindicados ocupen las docenas de nuevas plantas de ensamblaje de baterías y vehículos eléctricos que están surgiendo en terrenos agrícolas de Tennessee, Indiana y otros lugares. Fain también está luchando por restaurar la confianza de los afiliados después de que un escándalo de sobornos de varios años sacudiera la cúpula del sindicato.
Los fabricantes de automóviles, por su parte, intentan transformarse en empresas ágiles y tecnológicamente avanzadas.
Las empresas han invertido miles de millones de dólares en la producción de vehículos eléctricos y baterías, apuestas costosas que podrían tardar años en amortizarse. Tienen que demostrar a los inversores que están reduciendo el gasto en otras partes del negocio, y un fuerte aumento de los costos laborales llegaría en un mal momento.
Los ejecutivos de las automovilísticas también están luchando con los altos costos de pasar a los vehículos impulsados por baterías en su carrera por acortar distancias con el líder de los vehículos eléctricos, Tesla, y les preocupa que un acuerdo laboral más rico exacerbe aún más su desventaja de costos frente a sus rivales, cuyas plantillas no están sindicadas.
Con el actual contrato de las empresas de Detroit, los costos laborales por hora rondan en promedio los US$65 dólares, prestaciones incluidas, frente a los US$45 de Tesla y los US$55 de los fabricantes asiáticos.
Los analistas estiman que las demandas iniciales del sindicato duplicarían aproximadamente los costos laborales por hora de los fabricantes de automóviles. La UAW ha dicho que la mano de obra representa menos del 5% de los costos por vehículo de las empresas.
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