Una variable más a tomar en cuenta en sus decisiones de inversión: los efectos del cambio climático en el mercado
Mientras la sequía mantendría presionado los precios de las acciones para aquellas eléctricas con mayor componente de hidrogeneración, aquellas expuestas al ciclo del cobre o a carnes de origen vegetal podría beneficiarse.
La sequía no sólo tendrá impactos en el consumo humano de agua, sino que también en la agricultura y la generación eléctrica, mientras que otros efectos del cambio climático podrían impulsar aún más el precio del cobre. Las consecuencias en diversas industrias en muchos casos aún son difíciles de estimar, algunas empresas lo desconocen, mientras que en otras los bancos de inversión ya han puesto sus ojos.
Y es que el reporte del IPCC dado a conocer esta semana (el último desde 2014) es tajante: los 234 científicos que participaron coinciden en que a menos que haya reducciones inmediatas, rápidas y a gran escala en las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el calentamiento a cerca de 1,5°C o incluso 2°C, estarán fuera de alcance, por lo que revertir el estado actual ya no es posible.
En un reciente informe, BlackRock, el mayor administrador global de activos, apuntaba que se necesitarán entre US$ 50 billones y US$ 100 billones en inversión para reconstruir una economía global “neta cero” en carbono, pero para “lograr tal objetivo se requerirá el equivalente de al menos 10 Planes Marshall por año durante tres décadas”.
La gestora señala que en 2020 se registró un récord de US$210 mil millones en daños producidos por desastres naturales, y reportó que la primera quiebra vinculada a los incendios forestales en California en 2021 elevó los costos de los préstamos para la industria, y al menos tres proveedores de energía de Texas se declararon en bancarrota.
“Según una estimación, alrededor del 11% de los bonos calificados a nivel mundial puede estar en riesgo inmediato o elevado de una rebaja en respuesta al aumento del riesgo climático”, señala el informe.
Las eléctricas
El desafío para las empresas está lanzado. Por una parte, las energías renovables se aprestan a tomar la delantera en las próximas décadas, mientras que los automóviles eléctricos continúan su crecimiento, pasando de 17.000 en circulación en 2010 a 7,2 millones en 2019.
¿Pero qué ocurrirá en Chile, qué empresas se podrían ver afectadas? Manuel Barrientos, analista de Bice Inversiones, explica que en el corto plazo para el sector eléctrico la sequía presenta riesgos claros.
“Un peor mix de generación para las empresas con capacidad hidro, en este caso la perjudicada sería Enel Chile considerando que gran parte de sus activos son hidro, lo que la forzaría a utilizar fuentes menos eficientes de generación, presionando márgenes; también podría verse perjudicada AES Andes por ejemplo con su proyecto Alto Maipo y una menor generación a la esperada por la empresa”, dice el analista.
A su vez, en Credicorp Capital apuntan que “una mayor sequía como la que se espera dado el último pronóstico de deshielo de 97% de excedencia, implicaría menos factores de planta para las plantas hidroeléctricas, lo que impactaría negativamente los resultados del sector por tener que reemplazar dicha generación por fuentes de mayor costo por USD/MWh, como las plantas termoeléctricas. Además, dada la menor disponibilidad de energía por dicho medio, aumentaría los costos de energía en el mercado spot, afectando así a las empresas compradoras netas”.
Sanitarias y Hierro
Pero la escasez del agua no sólo tendrá impactos en la generación. Según Barrientos, para las sanitarias las implicancias en el corto y mediano plazo podrían ser, como viene siendo tendencia, mayores costos por compra de agua y por recolección de agua desde fuentes subterráneas.
“En el caso de Aguas Andinas, la empresa desde mediados del 2020 empezó sistemáticamente a comprar agua a regantes para asegurar una disponibilidad del embalse El Yeso alta, que hoy se encuentre en niveles de 80% aproximadamente”, dice en analista.
A pesar de esos aumentos en costos operacionales, en Credicorp ven eventuales aspectos positivos: “Entre un mediano y largo plazo, la sequía estructural podría funcionar para promover mayor inversión en los activos regulados de la compañía”.
Adicionalmente, en el banco de inversión explican que en CAP no ven impactos por sequías, pero sí por cambio climático.
“Ya estamos viendo los efectos de las restricciones de China a la producción de acero, debido al plan de descarbonización de su economía. El acero es el mayor contribuidor de emisiones de CO2 de todos los sectores manufactureros en China, representando 15% de las emisiones del país. Estas menores perspectivas para la demanda de acero están presionando los precios del hierro. Además, esperamos que las mineras productoras de iron ore tengan que aumentar la calidad de su producción para reducir el nivel de emisiones, es decir, un mineral con mayor concentración de hierro, lo cual implica un mayor cash cost”, apunta el banco de inversión.
Y en esa línea, la necesidad de emitir menos CO2 también impactará a la construcción. Según Credicorp, el sector es intensivo en dichas emisiones, por lo que podríamos ver una disminución de las rentabilidades de los proyectos, pues tendrán que optar por materiales de mejor calidad y energías más limpias, lo cual se traduciría en aumento en costos.
Dónde cubrirse
Simon Webber, gestor de Fondos en Schroders especialista en cambio climático, dijo en un informe a fines de junio que si bien se han superado importantes puntos de inflexión en las energías renovables y los vehículos eléctricos, donde estas tecnologías superiores se han vuelto más baratas que sus alternativas de combustibles fósiles, “las valoraciones también se dispararon en estas partes del mercado de acciones el año pasado, y ahora es en otras partes de la transición hacia una economía de cero carbono”.
En esa línea, destacó que “la revolución también tendrá que extenderse a alimentos, ropa y viviendas sostenibles, estos cambios han sido mucho menos explorados por los inversores. Por ejemplo, será necesario un cambio significativo hacia las proteínas de origen vegetal, hay varias empresas emergentes que han construido marcas sólidas en esta área”.
De hecho, en su última ronda de financiamiento, NotCo fue valorizada en US$1.500 millones. Y por ejemplo, desde su estreno en bolsa en 2019, la acción de Beyond Meat ha subido casi 400%.
Según datos de BlackRock, hoy existen casi 600 ETF (Exchange Traded Fund) sostenibles a nivel mundial, en comparación con aproximadamente 30 hace una década, y en los últimos dos años iShares Sustainable ha aumentado sus activos de US$10.000 millones a US$110.000 millones.
“A nivel mundial, los ETF sostenibles recaudaron un récord de US$87,9 mil millones en 2020, el triple de la cantidad del año anterior”, dice la gestora.
En Chile, Credicorp Capital apunta a que “el cambio climático debería aumentar la demanda de cobre, ya que la descarbonización está relacionada a una mayor producción de autos eléctricos, turbinas de viento y paneles solares. Los vehículos eléctricos contienen 4 veces más cobre que los vehículos a combustión interna”.
Actualmente, la fabricante de automóviles eléctricos Tesla tiene una capitalización de mercado de US$ 680.000 millones, equivalente al valor conjunto de GM, Ford y Toyota.
En abril de este año, SQM concretó su aumento de capital por US$1.100 millones, cifra que en medio de la pandemia y la contracción de la economía global, para los agentes colocadores fue un éxito. Las perspectivas de crecimiento de los autos eléctricos en medio del cambio climático, asegura un banco de inversión, fueron las razones expuestas por los inversionistas para suscribir la operación.
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