Abriendo (nuevas) oportunidades en China
A pesar de ser la segunda economía global por tamaño, los mercados financieros en China –tanto accionario como de renta fija– han representado posiciones relativamente pequeñas en los índices que utilizan muchos fondos como carteras de referencia.
En el año 2001 China se convirtió en miembro de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La entrada a la OMC significó un tremendo cambio económico, tanto para ese país como para el mundo entero. Casi 20 años después estamos viendo un proceso similar, pero en el plano financiero, donde las consecuencias debieran de ser tan grandes como la entrada a la OMC.
A pesar de ser la segunda economía global por tamaño, los mercados financieros en China –tanto accionario como de renta fija– han representado posiciones relativamente pequeñas en los índices que utilizan muchos fondos como carteras de referencia. Pero esa situación está cambiando.
Más temprano este año uno de los principales proveedores de índices, MSCI, anunció que aumentaría la inclusión de acciones listadas en los mercados domésticos chinos como Shanghái (conocidas como acciones "China-A", en comparación con las acciones "China-H" listada en Hong Kong). Con ello, hacia fines del 2019 las acciones China representarán más de un tercio del universo emergente (en contraste con Chile que apenas pesa un 1% o de Brasil que tiene un peso cercano al 7.5%). Lo interesante es que esta expansión incluye compañías en sectores muy distintos a los que comúnmente se invierte ahora (mayoritariamente empresas tecnológicas de la "nueva economía") a aquellas más ligadas con sectores "tradicionales" como bancos o industriales.
Este mes es el turno de la renta fija. El mercado de bonos locales chinos, denominados en Yuan y que constituyen el tercero en tamaño a nivel global con el equivalente de USD 12 trillion en emisiones, pasará a formar parte del índice Bloomberg Barclays Global Aggregate, que engloba a los principales emisores del mundo.
Como todo proceso de inclusión, se trata de un proceso gradual en casi dos años hasta alcanzar una exposición cercana al 6% del total. En ese periodo, los inversionistas que siguen esta principal cartera de referencia (que incluye desde bancos centrales manejando sus reservas hasta fondos de renta fija administrados por empresa como BlackRock) llevaran a cabo significativas compras. Con ello, la moneda china pasará a ser la cuarta más importante a nivel global, detrás del dólar estadounidense, el Euro y el yen japonés.
La apertura hacia activos financieros, en este caso de renta fija, trae consigo interesantes oportunidades para inversionistas. En primer lugar, la diversificación a una moneda que se mueve de manera distinta a las monedas de países desarrollados. En segundo lugar, y esto es muy importante en un mundo de tasas bajas, los bonos chinos ofrecerán rendimientos mayores a los exiguos niveles de bonos de mercados desarrollados, aunque con una esperable mayor volatilidad.
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