Corredores de bolsa: más algoritmos y menos oficinas
En plena pandemia, el corretaje bursátil es uno de los pocos sectores que no se ha desplomado. Sus ganancias cerraron planas en el primer semestre. Si bien están bajo presión, hoy se están adecuando a la realidad. Las entidades adaptan las comunicaciones con sus clientes a las nuevas tecnologías, pero también aceleran los procesos de automatización. A la larga, prevén menos trabajadores y más robotización.
De la rueda a los robots y algoritmos, la forma de operar de las corredoras de Bolsa del país lleva décadas evolucionando. Sin embargo, la imposibilidad de asistir a las oficinas en medio de la pandemia promete acelerar el paso de la transformación, cambiar la forma de tomar decisiones y la relación con sus clientes. Y, todo esto, en un contexto donde la última línea de la industria se mantiene bajo presión.
Si bien el volumen operado en la Bolsa de Santiago subió un 58% año contra año -lo que beneficia las comisiones-, las ganancias a junio de las intermediarias cayeron un 0,7% interanual. Con todo, es una de las pocas industrias en que sus utilidades no se han desplomado.
Eduardo Muñoz, presidente de Nevasa y vicepresidente de la Bolsa de Santiago, cree que el negocio del corretaje cambió para siempre, y para bien.
“Mejores reuniones, más productivas, ordenadas y puntuales. La comunicación fluye mejor, a tiempo y fundamentada. Para escribir hay que pensar, y no solo hablar (...) Y si te ordenas, ganas tiempos y espacios que nunca soñaste: almorzar en familia un día martes, y quizás por el día en la playa”, dice Muñoz, aunque precisa que “las relaciones humanas son más frías, más impersonales. Intuyo que el teletrabajo al 100% no prevalecerá”.
Tomás Flanagan, gerente general de Bci Corredor de Bolsa, indica que la relación con sus clientes “se ha vuelto más dinámica. Destacamos el gran número de conectados en los eventos que organizamos, los podcast que publicamos y el call diario donde analizamos el escenario económico/bursátil y que se encuentra disponible en Spotify, iTunes y nuestra página web”.
“Lo que sí está claro es que hoy la asesoría digital se vuelve clave a la hora de servir a nuestros clientes”, recalca Mauricio Bonavía, gerente general de Scotia Corredora de Bolsa.
Según Germán Guerrero, socio fundador de MBI, “hemos podido funcionar prácticamente el 100% en forma remota, lo que probablemente implicará menos reuniones físicas, más teletrabajo y, por lo tanto, menos espacio fijo en las oficinas”, y dado esto, se aceleraron los “procesos de tecnologización y robotización”.
Para la industria, adelanta Muñoz, el mayor uso de la tecnología y los robots llevará a “la reducción natural de personal”.
Pero también podría implicar la menor necesidad de oficinas, sucursales, entre otros aspectos. De hecho, Flanagan cuenta que, “por el momento, y al menos por este año, dados los protocolos sanitarios, estamos viendo que volverá a la oficina entre un 25%-30% (del personal). Esperamos en los próximos meses analizar la nueva ley de teletrabajo, pero estimamos que al menos un 30% se mantendrá teletrabajando en una nueva normalidad. Adicionalmente, también creemos que nuestros clientes, en gran parte, mantendrán el contacto en forma digital, por lo que lo más probable es que evaluemos el espacio físico que hoy ocupamos”.
Lo que miran los clientes
“Nuestros clientes se han mantenido más cautos a la hora de invertir en el mercado local. Por el lado de la renta fija, hemos visto una preferencia por instrumentos que tengan buena liquidez en el mercado secundario, como son los bonos soberanos, bonos bancarios y emisores corporativos de buen rating. Las inversiones en renta variable se han comportado de manera similar”, cuenta Mauricio Bonavía.
Y es que en el caso chileno, el mercado no sólo ha sentido la crisis provocada por el Covid-19. Desde el estallido social, el IPSA, principal selectivo accionario local, pierde un 22,8%, mientras que el S&P500 de EE.UU. sube 13,1%. Y el mercado de renta fija internacional, debido a los estímulos monetarios y cuantitativos impulsados por los bancos centrales del mundo, ha observado un alza que también vuelca el interés de los inversionistas. Sólo en lo que va del 2020, el bono del tesoro americano renta un 8,6%.
“En un escenario de tasas bajas por un tiempo prolongado, vemos que habrá un mayor apetito por riesgo de los clientes, probablemente más selectivo con activos ligados a un ciclo de recuperación. Creo que las tasas bajas van a perjudicar el mercado de la renta fija, y el mercado inmobiliario, que durante mucho tiempo fue una alternativa a las tasas de interés, también se verá afectado”, dice Tomás Flanagan.
“En general, no hemos visto que nuestros clientes retail realicen muchas desinversiones locales. Lo que sí hemos observado es que tras el 18-O muchos inversionistas han preferido aumentar su exposición al dólar, como una forma de diversificar y resguardarse ante eventos de mayor incertidumbre”, puntualiza Bonavía.P
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