Ben Schneider: "Bachelet logró hacer muchos más cambios que Obama"
La primera vez que Ben Schenider vino a Chile fue en 1982. Posteriormente, viaja al menos una vez al año, ya que como director del centro MIT Brasil procura estar al día con lo que sucede en la región. De visita en Santiago, invitado por el Instituto de Asuntos Públicos de la U. Chile, es uno de los más destacados académicos estadounidenses y autor del concepto de la “trampa” del ingreso medio, cuando los países que han ingresado a la OCDE no avanzan en sus políticas de crecimiento.
¿Cuál es su evaluación respecto a la situación de la economía mundial y qué proyección hace para 2017?
-Siempre hay grandes incertidumbres, porque no se sabe lo que pueda ocurrir con la situación de política de Europa y Estados Unidos. Lo que hay también es un mayor grado de heterogeneidad entre países, entonces algunos países de América Latina van mejor, pero otros como Argentina no van bien. Alemania va bien, Grecia e Italia no. No es como hace ocho años atrás, cuando todo el mundo estaba en un boom, después casi todos en recesión: ahora es mucho más heterogéneo, no van todos a la par ni al mismo tiempo en sus procesos. China es otra fuente de incertidumbre, porque no sabemos exactamente las estadísticas de su economía, entonces no conocemos cómo está la deuda de los gobiernos locales y las empresas estatales, donde siempre hay la posibilidad de una crisis financiera. Pero sin una crisis, China no tiene perspectivas de dejar de crecer, quizá a ritmo menos acelerado, pero es normal esperar crecimiento.
¿Qué imagen quedará de Obama al despedirse del gobierno?
-Lo veo como un gran estadista al que, desgraciadamente, le tocaron tiempos muy polarizados. Entonces, realmente no consiguió hacer mucho en términos de reformas o leyes. Termina su gobierno como un presidente frustrado, y su gran logro fue el Obamacare, el cambio en los servicios de salud, que es un paso importante para Estados Unidos. Y en política internacional hubo menos intervencionismo, pero él no será recordado como un presidente de grandes cambios en la dirección del país. Creo que es el primer presidente al que le toca enfrentar un país tan polarizado, y eso lo veo como una constante en la política americana.
¿Qué debiera esperar el mundo de Donald Trump?
-Tres cosas: una, más incertidumbre. Trump no solo es impredecible, sino que parece que le gusta serlo. Entonces creo que como candidato funcionó bien para él y no ha dado motivo para pensar que va a cambiar mucho como presidente. Creo que le gustará atacar empresas y países individualmente, creando líos temporales. Pero por el lado más macro, todo indica que será un presidente que dará un estímulo fiscal muy grande, recortando los impuestos. Es por eso que el mercado financiero de EEUU está muy contento con él, hasta ahora. La tercera cosa que me preocupa es que un estímulo financiero fiscal grande cuando la economía ya está casi en pleno empleo puede generar fácilmente inflación, no hay mucha gente hablando de eso.
¿Cómo se lee que el votante de Trump sea la clase media?
-Puede ser que estemos en un momento de realineamiento político. Si la clase media blanca baja, que trabaja en empleos menos calificados, que era antes el gran apoyo de los demócratas, hizo un cambio que reordenará los dos partidos. Continuarán sólo dos, pero tendrán bases de apoyo diferentes.
¿Por qué advierte a Chile de la “trampa del ingreso medio?
-El ingreso medio es una categoría que calcula el Banco Mundial, y Chile formalmente pasó -por poco- de ingreso medio a alto, pero ya está muy próximo a países como Malasia y Turquía, entonces creo que hay algunos problemas que tienen los países como Chile. Por ejemplo: en nuestro trabajo mostramos que hay gran diferencia en los niveles de inversión I+D, investigación y desarrollo, y el promedio de los países de ingresos altos es más de 2% del PIB. Chile tiene menos del 1%, entonces es necesario para que un país sea de ingreso alto. El otro lado es educación, pero en eso Chile va mucho mejor que otros países de ingreso medio. Por ejemplo: en las pruebas PISA, en que supera a otros, por lo que se puede decir que va por buen camino.
¿Habría relación entre estar en esta “trampa” y el color político que tenga el gobierno de turno? Expertos internacionales ven con buenos ojos que cambie el gobierno y varios países de la región han dado un giro a la derecha...
-Hay ejemplos históricos de países con liderazgos de derecha, neoliberales, que han superado la trampa del ingreso medio, y también gobiernos de izquierda. No habría una relación necesariamente. En muchas regiones ha habido un efecto de péndulo: hace diez años atrás en casi toda América Latina habían gobiernos de izquierda, hubo cambio a la derecha, pero también con variedades, ya no es tan evidente como en los ‘90. En Venezuela hoy hay un desastre, y en Argentina el presidente Macri ha corregido los problemas que hubo en los años de los Kirchnner, pero aún no tiene una estrategia que realmente levante la economía.
¿Cómo ve las perspectivas para Chile y cómo evalúa la gestión de la Presidenta Bachelet?
-En Chile hay tres desafíos centrales. Uno es el reducir la dependencia de recursos naturales como el cobre. El segundo es la educación, y la tercera es la innovación. Y cuando digo I+D no hablo de inventar el próximo Facebook, sino que hay que invertir mucho para mantener el nivel tecnológico de las empresas.
Y respecto de Bachelet: es interesante, desde la perspectiva de un presidente frustrado como Obama, ver lo mucho que ella ha logrado hacer. Es impresionante, comparado con casi cualquier otro gobierno reciente, lo que ha cambiado en términos de impuestos, de educación secundaria y superior. Si comparamos, Bachelet logró hacer muchos cambios que Obama.
La discusión pública de Chile ha estado marcada en el último tiempo por la corrupción política y la colusión empresarial...
-Es algo a lo que siempre hay que estar atento, especialmente en la demanda de los políticos. En el caso de Brasil se puede ver claramente que los políticos eran los que creaban los esquemas de corrupción porque tenían tanta necesidad para sus propios proyectos. Entonces, creo que hay que mirar por ese lado cómo se puede controlar la demanda de recursos económicos de políticos, en términos de campañas, de publicidad, de mantener alianzas. Siempre hay que tratar de regular el intercambio político y económico. Ese es el gran problema de EEUU.
¿Quién debe costear la política?
-Es posible que participen todos, tanto el Estado como privados, pero hay que limitar el aporte de los empresarios, porque es muy desigual el poder que un empresario tiene con el de un ciudadano medio. Y en EEUU hoy no hay límite, las grandes empresas entran en la política y pueden tener un gran impacto. Lo mejor sería un sistema mixto, con participación estatal, y dar acceso a los medios, que es el gran costo para muchas campañas, también con aportes empresariales.
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