Francisca Yáñez: "Si pensamos la ciudad inteligente sin las personas, no va a funcionar"




Las soluciones para aplicar el concepto de ciudad inteligente o smart city necesariamente deben estar pensadas en las personas, pero junto con las decisiones que puedan tomar las autoridades al respecto, el punto de fondo es que los ciudadanos requieren tener un rol más activo en esa manera distinta de pensar en la ciudad. Así lo cree Francisca Yáñez, gerenta de Desarrollo de Negocios de Indra, quien indica que cuando se piensa en una smart city el ciudadano es el centro.

¿Cuál es el paso fundamental para que Santiago se transforme en una Ciudad Inteligente?

Lo principal es tener una visión integral de ciudad, en la que hay distintos componentes y esto implica no ver cada problema o solución de forma aislada. Además, el componente más importante dentro de una Smart City es que está basado en las personas, no como receptores, si no que como actores. La ciudad que hemos pensado tradicionalmente son las ciudades de concreto, por decirlo así, pero los ciudadanos teníamos un rol más bien pasivo dentro de la ciudad. Entonces, cuando se piensa en una Smart City, el ciudadano es el centro, el que transita o se mueve dentro de esta ciudad de hormigón.

¿Cómo se llega al punto en que se dice que es necesario que una ciudad se transforme en un centro inteligente? ¿Qué problemas comienzan a evidenciarse que llevan apuntar hacia allá?

Súper clave. Los problemas esenciales yo los resumiría en que los recursos son escasos; estoy hablando de recursos de espacio, de infraestructura limitada y también de recursos de tiempo escaso, de energía escasa. Entonces, se transforma esto en un desafío de hacer más eficiente con los recursos que tenemos. Por eso que cuando uno piensa en una ciudad inteligente, las inversiones que probablemente haya que hacer hay que pensarlas justamente como eso, como inversión y no como un gasto.

De acuerdo a lo que han visto en otras partes el problema inicial suele partir por transporte o es algo específico en el caso de Santiago?

En Latinoamérica, en general, dada las condiciones que ha tenido la planificación de las ciudades, el detonante tiende a ser transporte. En Europa, donde las ciudades son más planificadas, no necesariamente y, de hecho, en algunas ciudades es más el factor energía o también se tiene un factor integral, pero que no espera que estalle un problema de movilidad. En las ciudades latinoamericanas, lo que hemos visto es que el componente por el que comienzan los gobiernos es por transporte. ¿Cuál es la visión tradicional? Es empezar a resolver de a uno los problemas, con una falta de integralidad o de ver cómo el problema podría ser abordado de manera más general y de generar sinergias entre todas las soluciones. Entonces, es lo que justamente estamos llamados a hacer como país, aprovechando que somos un país con estándar OCDE. Hoy no basta con compararnos con los países de la región latinoamericana, que parten a lo mejor exclusivamente por el transporte, sino que creo que estamos preparados para dar un salto como lo han hecho las ciudades europeas y, en general, los países desarrollados, que pueden ver este problema de forma más integral. También es importante decir que cosas smart como ciudad en Chile ya se han hecho, pero son ejemplos puntuales, ¿Qué falta ahora? Falta una especie de paraguas o manto que permita que todas estas soluciones vayan “enchufándose”…

En un sentido de integralidad…

Claro. Lo que también es importante es que este tipo de macrosoluciones generan mucha información, generan estos conceptos de big data, de cloud, pero tienen que ser abiertos para que tanto los ciudadanos o los distintos agentes como empresas u organismos del Estado puedan acceder a esa información y generar desarrollos o soluciones ad hoc, es decir tiene que ser plataformas abiertas convocantes. También hay que centrarse en que las personas ya somos inteligentes y que ya tenemos muchos dispositivos inteligentes, como puede ser una tablet, un celular. Tenemos que aprovechar que esa tecnología ya está, lo que nos falta es esta especie de paraguas que sea capaz de escuchar o comunicarse con estos dispositivos smart y con las personas.

Dado que hay varios proyectos que están caminando, ¿qué es lo que falta para hacer una cosa integral en Santiago?

En nuestra experiencia, algo que es clave para tener esta visión integral es que se necesita una plataforma, que en nuestro caso nuestra solución integral de Smart City se llama Sofía 2, la que permite conectar tanto a personas naturales como a organizaciones públicas o privadas. ¿Cuál es la clave? Es una solución que es integradora, ¿a qué voy? Toda la tecnología que hoy ya existe, la que tenemos en la UOCT, en los centros de controles de buses del Transantiago y otras tecnologías, por ejemplo, tiene que integrarse con esta plataforma y es posible hacerlo porque es una plataforma que está pensada en la integración.

¿Qué permitiría esa integración?

Por ejemplo, mejorar el transporte público, permitiría hacer más eficiente el alumbrado público, algo que hemos hecho en varias ciudades. Lo mismo se ha hecho con temas de riego, ya que en las ciudades donde es mucho más crítico el suministro de agua se puede identificar el grado de humedad que hay en las áreas verdes públicas y se puede regar de acuerdo a las necesidades. Lo mismo con el transporte, cuando hay eventos macro, se pueden adecuar los recursos existentes a la necesidades de la ciudad. Un ejemplo concreto en Santiago que hicimos con la Intendencia fue que sensorizamos todas las principales entradas a la ciudad (rutas 68 y 5, Acceso Sur) y dijimos comuniquémonos con los automovilistas y como todos los smart phones tienen bluetooth incorporado, cada vez que pasan esos vehículos detectamos esos bluetooth y detectamos también los tiempos de espera. Es la tecnología que ya tiene el ciudadano, pero nosotros somos capaces de leerla e integrarla.

¿Cuál es el siguiente paso?

El paso que nos falta dar es que los ciudadanos seamos activos a través de sus dispositivos, utilizar esa información en tu beneficio, ya que tus requerimientos pueden ser muy distintos a los míos, etc. Ese paso falta.

¿Y lo otro que falta es integrar los distintos proyectos que están en funcionamiento en este momento?

Exactamente.

¿Pero esta integración es ya una decisión política?

De la autoridad. Podríamos tener mucho más beneficios si las soluciones inteligentes singulares conversaran y que además conversaran con los seis millones de personas que vivimos en Santiago.

¿Existe un modelo de ciudad inteligente que se aplicara más a Santiago?

Son todos diferentes, porque hay un factor importante: si pensamos la ciudad inteligente sin las personas, no funciona; las personas hacemos la diferencia. La idiosincrasia y la cultura también influirán directamente en ese concepto de Smart City.

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