Incidencia en el IPC de shocks de alimentos y energía decae en plazos largos
El Banco Central señala que la política monetaria no debe actuar ante fluctuaciones de precios de oferta.
En el IPoM, el Banco Central se detuvo para analizar lo que está pasando con la volatilidad de los precios y sus efectos en las decisiones de política monetaria. Esto luego que en septiembre, el IPC sorprendiera con un inédita caída de 0,2% y luego registrara un alza de 0,6% en octubre.
En su argumentación, el ente rector indica que las sorpresas en la inflación y, en términos más generales, su volatilidad, no es algo inusual. En este punto, se señala que si bien desde el 2000 a la fecha la inflación anual en Chile ha promediado 3,3%, muy cerca de la meta del Banco Central, esta suele mostrar importantes variaciones. "Como ha sido el caso en los últimos meses, parte de ellas se relacionan con los elementos no incluidos en el IPCSAE, los que si bien representan algo menos de 30% de la canasta de consumo, tienen una volatilidad que es entre 3 y 6 veces mayor que la del IPCSAE", sostiene el BC.
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¿Cuánto contribuye la volatilidad de estos precios a la volatilidad de la inflación total? la incidencia de los shocks de precios de los alimentos y de energía en la varianza de la inflación trimestral y anual se observa en que ambos explican en su conjunto casi 30% de la variación de la inflación trimestral y algo más de 20% de la anual. "La importancia de estos dos shocks decae a medida que el foco pasa desde la varianza de corto plazo a la varianza proyectada a mediano plazo". En particular, el BC señala que los alimentos explican menos de 1% de la varianza de la inflación proyectada a uno y dos años; una gran reducción respecto del 12% de incidencia en la inflación trimestral contemporánea. En el caso de la energía, la disminución de la importancia es menor, pero todavía significativa. A dos años plazo su rol se reduce, pasando de 15% a 10%.
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Para el Central, la reducción de la incidencia de los shocks de energía y especialmente de alimentos a plazos más largos, tiene que ver con su bajo nivel de propagación hacia el resto de los precios.
Por ello, desde el punto de vista de la reacción de la política monetaria a cambios en la inflación, el BC indica que "si el origen de la caída en la inflación es el precio de los alimentos, la respuesta de la TPM debería ser casi nula, lo que es coherente con que no es posible o es muy costoso alterar la inflación en el corto plazo, que es el horizonte donde este shock actúa". Por el contrario, los otros shocks especialmente de demanda, requieren una acción más decidida de la autoridad".
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