Juan Benavides: "Puede haber un punto de inflexión en las expectativas con señales correctas de la autoridad que despejen las incertidumbres"
A Juan Benavides Feliú le gustan los grandes retos. Lideró el proceso de convertir a Falabella en una multilatina, actualmente es presidente de AFP Habitat y recientemente asumió como presidente del Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas, Icare. Posiblemente no haya un momento más desafiante para asumir ese puesto: la imagen del sector privado quedó muy afectada tras los casos de colusión y financiamiento ilegal de la política, el dinamismo del país languidece y la economía global parece estar restando más que ayudando.
Benavides, padre de seis hijos, viene a aportar una mirada positiva del escenario actual. De inmediato recoge el guante y resalta el llamado que realizó el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, respecto de que se debe pensar más en la economía del país. “Hay que tomar el llamado del ministro de Hacienda, que dice que hay que preocuparse por el crecimiento. Ese llamado lo encuentro muy positivo, porque el año pasado hicimos el congreso de finanzas de Icare que se llamaba ‘Volver al crecimiento’. En esa oportunidad trajimos a distintos líderes del país, plantearon opciones por hacer, pero, la verdad, en su momento no fueron muy consideradas”.
Señaló que su principal objetivo al mando de ICARE y el mensaje que quiere empujar es el de dinamizar la economía, retomar con fuerza la senda del crecimiento. ¿Cómo se puede hacer en la práctica en un país que está muy marcado por lo que pase en el exterior, 75%-90%, según quién haga la estimación?
Creo que hay muchos espacios para avanzar en crecimiento. Por ejemplo, lo que planteó la Presidenta en Enade sobre el año de la productividad. Para mí, ese es un trabajo de muy largo alcance, pero lo importante es que parta. La productividad es un factor de crecimiento extraordinario de los países, y está relacionada con la correcta asignación de los recursos. Entonces, espacios para generar más acciones en distintas actividades del país, o generar mejores prácticas del trabajo para una mayor productividad, pueden ser muy determinantes para el crecimiento.
Un ejemplo muy concreto: la Cámara Chilena de la Construcción ha planteado que existe un déficit en infraestructura y vivienda del orden de los US$80 mil millones. Por mucho tiempo se fue muy dinámico en el accionar de las concesiones, y eso es una fuente de recursos muy significativa para darle fuerza y actividad a este déficit de infraestructura y también a la actividad del país.
Asimismo, en dicho congreso de Icare se plantearon todos los requerimientos alimenticios que tendrá el mundo hacia 2050, y Chile se ha transformado en una potencia exportadora de alimentos. En esa oportunidad se planteó cómo incorporar más hectáreas a los regadíos, cosa que hizo California hace casi 90 años. En ese punto, todo lo relacionado con materias de embalses, de riego, etc., es otra opción de crecimiento.
Además, está todo lo que se puede hacer en cuanto a la facilidad para la inversión. Porque todo lo que ha sido proyectos de inversión en los últimos 10 o 12 años han tendido a tener dificultades porque hay oposiciones. Eso está resuelto en muchas partes del mundo. Se han desarrollado las legislaciones y los acuerdos en la sociedad en esta materia para que este tipo de cosas se resuelvan adecuadamente. También están los aspectos como el desarrollo energético que está haciéndolo con bastante éxito el ministro (Máximo) Pacheco. Entones, hay espacios relevantes para desarrollarse.
Pero el mundo se complicó más este inicio de año...
Uno puede decir que el mundo está complicado hoy, pero hay que mirar el largo plazo. Si uno mira la historia, hay ciclos que van y vienen. La historia económica de Chile entre 1986 y 1997 es un periodo con un crecimiento sobre el 7%, pese a que el cobre no superaba el US$1,50. A esa tasa de expansión, en todo caso, la productividad aportaba en torno a 2 puntos por año. Entonces, hay muchas opciones para dinamizar la economía. Creo que abrazar la idea de crecimiento, más allá de si el cobre está en US$4 o el valor que sea, con los potenciales que existen en Chile es una gran oportunidad. Hay que ponerlos arriba de la mesa, hay que trabajar en conjunto.
El llamado del ministro de esta semana también apuntaba a bajar el tono de la discusión. Algunas críticas de “tono elevado” han venido del propio mundo empresarial, ¿cree que el sector privado ha tenido un buen desempeño en estos años de gobierno de Michelle Bachelet?
El sector privado en los últimos dos años ha estado muy activo en la discusión pública por el tema de las reformas. Pero más allá de decibeles más decibeles menos, lo importante es que las reformas sobre las cuales se está discutiendo y las políticas públicas que se están desarrollando en esta materia contribuyan al desarrollo país, y no beneficien a un grupo en particular o a sectores específicos. En eso, siempre es muy conveniente que la discusión sea en buenos términos y muy bien respaldada, pero al final del día lo relevante es que sean políticas o reformas que vayan en beneficio del país completo. Y en ese sentido, lo que ve el sector privado es que muchas de estas merman la capacidad de desarrollo o afectan la inversión. Puntos que son muy válidos de discutir y que deben ser tomados en cuenta por la autoridad.
Pero en general las medidas de las que se ha hablado para mejorar la inversión son de largo plazo. ¿En el corto plazo hay poco que hacer, sobre todo con las expectativas empresariales en terreno negativo?
Si lo vamos a mirar por el lado negativo, el precio del cobre está caído, las expectativas empresariales están malas, las perspectivas de los consumidores están en terreno negativo y la economía mundial este año parece que crecerá menos de lo que se esperaba porque el factor China está haciendo más ruidos de los previstos. Esta es una mirada negativa y que evidentemente afecta el corto plazo, pero la economía también se mueve mucho por las expectativas. Cuando hay señales claras de despejar incertidumbres, de ir por los espacios donde hay posibilidades de crecimiento, dar las señales correctas en esa materia, se pueden producir cambios de inflexión en las expectativas. En esa materia, quien tiene la voz cantante es la autoridad.
Evidentemente que en el corto plazo hay un periodo de ajuste que es inevitable, pero vuelvo al punto, Chile tiene procesos en su historia económica reciente en los cuales creció muy por sobre lo que se expandió el mundo, hoy lo hacemos por debajo; con políticas claras e incentivos claros. En ese sentido, de lo que veo están latentes todas las oportunidades para que esto se retome. Por ejemplo, me llama mucho la atención de los jóvenes en las universidades o emprendedores que están recién partiendo, un despertar de estas nuevas generaciones en cuanto a desarrollarse como empresarios, son activos país que son tremendamente valiosos, que hace 30 o 40 años no estaban.
El Banco Central esperaba un repunte tenue del crecimiento este año si es que había una mejora en la confianza empresarial. ¿Percibe en el sector privado algún repunte en la confianza en el corto plazo o los empresarios están a la espera de esa señal a la que usted se refiere?
Todavía hay bastante incertidumbre dando vuelta. La reforma laboral es un punto. Aparece la reforma a la constitución. Es muy importante que estos procesos se conduzcan adecuadamente, se conduzcan con una visión país, no dejarse llevar por alguna presión de grupos específicos o cierto grupos de activistas que están muy lejos de representar a la gran mayoría del pensamiento nacional. El despejar las incertidumbres va muy de la mano de las expectativas, y adicionalmente de las políticas que se quieren aplicar para poder incentivar el desarrollo.
¿Por qué la confianza empresarial está en niveles similares a los observados en la última recesión y, al mismo tiempo, los empresarios extranjeros han venido a invertir con adquisiciones o fusiones?
Hay una mirada distinta que es la siguiente. Por un lado, los grandes inversionistas extranjeros manejan portfolios diversificados de sus inversiones. Eso significa que ellos ven indicadores generales del país, colocan una bandera más en el cual Chile tiene un peso dentro de los activos que no es muy significativo, y se manejan como un portfolio en el que puede haber algunos países mejor que otros. Lo que ocurre con la mirada del empresario local, que a diferencia de tener una posición diversificada, muchas veces tiene concentrado el 70% o incluso el 100% de su patrimonio en una inversión local. Entonces, si ve que hay incertidumbres importantes en materia económica que amenazan el crecimiento potencial de largo plazo, realizan el proceso contrario, es decir, cómo bajar su alta concentración en un solo mercado y eso explica que haya bastantes procesos de compañías a la venta.
¿Pero que el pesimismo esté en niveles de recesión indica que hay algo más?
Sí, tiene que ver con lo que estamos conversando. Si hay tantas reformas en curso dando vuelta, y un país donde los potenciales de crecimiento han disminuido en forma significativa, claramente lo hace pensar que puede ser un periodo más largo de ajustes significativos. Por eso vuelvo al punto de las señales de la autoridad en esta materia y de cómo buscar los puntos de encuentro entre el sector privado y el público, con el fin de decir estas son las vías de desarrollo, cómo se acotan las reformas para que sean una construcción para todos y no para ciertos grupos, cómo se conduce en un proceso de la Constitución. Es muy importante acotar o disminuir los grados de incertidumbre.
El ajuste a la reforma tributaria puede ser entendido como una medida concreta en este afán por dar señales claras de hacia dónde quieren ir ¿o no?
Se simplificó porque como estaba originalmente la mezcla entre atribuido, semi integrado ya me imagino el despelote que se pudo haber producido en las juntas de accionistas en que el controlador podría haber optado por el atribuido y un grupo de minoritarios el semi integrado, otros podrían haber sido accionistas internacionales… Eso podría haber sido una situación de complejidad muy grande. Entonces esta simplificación de la reforma es un paso muy importante.
El otro riesgo que menciona es la reforma laboral. En ese punto aún no se llega a acuerdo, es decir, sigue abierta esa fuente de incertidumbre dado que se dejó para marzo.
Hay puntos relevantes como el no reemplazo a huelga la extensión o no de los beneficios. Fijar de mala forma las reglas de entendimiento entre los trabajadores con la compañías puede ser fatal para las empresas. Además, no hay nada que se hable de productividad, que es un factor relevante.
Está estudiado que lo más relevante para el desarrollo de un país y una empresa, así como también en el ingreso de los trabajadores, es la productividad. Aquí habría que agregar un capítulo gigantesco de capacitación, que va de la mano con el de la educación.
El ministro de Hacienda no es primera vez que da un mensaje conciliador, también lo hizo en Chile Day. Pero pareciera que se diluye con el tiempo. ¿Quizás falta que sea la misma Presidenta quien lidere ese proceso?
Naturalmente es la líder número uno del país, pero son sus ministros quienes tienen a cargo sus carteras. Me imagino cómo serán las dinámicas políticas en el Gobierno y eso hace que a veces algunas cosas se diluyan. Pero al parecer veo que van tomando fuerza ciertos aspectos, como se han visto el último tiempo, sobre la genuina preocupación por el crecimiento y el control de las materias macroeconómicas.
Mejorar la reputación empresarial fue una tarea pendiente de su antecesor en Icare, Guillermo Tagle, lo que se hizo difícil especialmente tras los casos de colusión o financiamiento ilegal de la política ¿Tendrá eso como un punto en su agenda?
Nos comprometimos este año a desarrollar una agenda en todos nuestros círculos de Icare que pretende entregar a las empresas la experiencia externa, mostrar a las empresas qué caminos desarrollar poniendo al centro a las personas: clientes, trabajadores, proveedores, las comunidades, todos los puntos de contacto. Ver cómo está abordando esto para así generar las políticas adecuadas, reglamentos y prácticas adecuadas, que se traduzcan en un gobierno corporativo que finalmente permita que las compañías se administren mejor, se conduzcan mejor y aminorar riesgos cuando hayan estos riesgos tan emblemáticos como colusión o las platas políticas. En esto hay bastante trabajo que hacer, las empresas están reaccionando.
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