La paradoja de las monedas y el oro
Por Alfredo Parra.
La última semana ha estado marcada por la inestabilidad de las distintas plazas bursátiles a nivel global, tanto en los mercados desarrollados como emergentes. La volatilidad tomó el protagonismo, indicadores de riesgo alcanzaron niveles máximos de doce meses y las operaciones basadas en trading automático dominaron los principales movimientos de las últimas jornadas.
Durante los días de mayor turbulencia se pensó que este sell-off sería el inicio de una importante corrección bajista, tal como ha ocurrido en cada una de las crisis bursátiles de los últimos 20 años. Sin embargo, esto no ha ocurrido y las señales apuntan a que el escenario actual no presenta las características clásicas del inicio de una crisis.
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Una diferencia sustancial que presentó esta caída acelerada de los principales mercados bursátiles, es que tanto las monedas como los principales refugios de valor a nivel de commodities no mostraron variaciones significativas que pudiesen arrojar alguna señal de crisis, corrida bursátil o de un evento que desatara el pánico en las bolsas locales.
Una muestra de lo anterior, es que en las últimas tres crisis relevantes para las bolsas globales -punto com, subprime y banca europea- el oro avanzó más de un 13% en USD, el tipo de cambio local (CLP) se apreció al menos un 8% frente al dólar americano, mientras que el peso respecto al euro se depreció al menos un 3%. Esto se contrapone absolutamente con el comportamiento de estos activos durante 2018, los movimientos del precio del oro y el tipo de cambio han mostrado un rendimiento descolgado respecto a una potencial crisis, de hecho el precio del metal precioso ha caído, mientras que la divisa nacional -al igual que gran parte de las monedas emergentes- ha mostrado una apreciación respecto al dólar.
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En síntesis, el riesgo se ha concentrado en los distintos mercados accionarios, observándose un leve ajuste al alza en las tasas líderes de los mercados globales en respuesta a este importante sell-off. Aún no sería un punto atractivo para migrar nuestras preferencias de renta variable hacia renta fija. De hecho, es paradójico que en un mercado particularmente volátil, las monedas fuertes y el oro no se transformen en refugios de valor.
*El autor es analista de estrategia de inversiones de EuroAmerica.
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