La obsesión de Paul Romer por Hong Kong y el diseño de "ciudades bajo estatuto" (Corregido)

Paul Romer

El economista destaca entre sus pares por una carrera exitosa, donde no sólo se enfoca en sus materias sino que se abre a debatir sobre problemáticas políticas y sociales.




N. de la R.: Se corrigió el subtítulo con la profesión del economista.

Se refiere a Haití como un ejemplo de que "las reglas son malas porque los Gobiernos son débiles", o al régimen de Kim Jong-Un como opresivo, diciendo que "las reglas de Corea del Norte mantienen a sus habitantes a oscuras". Es parte del discurso de Paul Romer, el economista jefe del Banco Mundial, hoy en los medios de todo el mundo, debido a sus críticas al informe Doing Business, de las que luego se retractó en su blog personal.

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Formado en la Universidad de Chicago, este economista de 62 años, además de empresario es activista.

Usa un lenguaje directo, que ha generado roces en más de una ocasión en los equipos de los que forma parte. El Banco Mundial no fue la excepción.

Las posturas del matemático

Su pensamiento crítico traspasa las vastas fronteras de los números y las fórmulas: también está obsesionado con el funcionamiento de los territorios y por eso plantea la idea de las "ciudades bajo estatuto", es decir, zonas administrativas gobernadas por una coalición de naciones.

De hecho, en medio de un foro TED, en 2009, aseguraba que "si queremos crear entornos con buenas reglas no sólo tendremos que destruir, sino también hay que encontrar maneras de construir".

Entre sus ejemplos favoritos pone a Hong Kong, recordando que en los años '50 era un destino de los chinos para realizar actividades comerciales. A la vez, celebra su desarrollo económico. Incluso lo apunta como "el modelo que los líderes chinos, como Deng Xiaoping, pudieron copiar cuando decidieron cambiar toda China a una economía de mercado".

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Así, a través de ese tipo de planteamientos, Romer viaja entre la política y la economía, de esta última, es crítico en diversas áreas.

En 2016 publicó "Los Problemas con la Macroeconomía" donde indicó que "nuestras normas pronto serán como las de la magia profesional; campo en el que se considera descortés, e incluso una violación de la ética, revelar cómo funciona el truco".

Otro de sus focos es la Revolución soft o del conocimiento en que muestra su rechazo al actual modelo de crecimiento económico, argumentando que es necesario un cambio.

En ese sentido ha realizado comparaciones de la producción con una cocina, insistiendo que debe haber una mezcla de ingredientes baratos.

Para Romer, "cada generación ha subestimado su potencial para encontrar nuevas vías de crecimiento económico que no reproduzcan los problemas tradicionales".

Es allí donde el economista, que fue seleccionado entre los 25 personajes más influyentes de EEUU en 1997, según la revista Time, encuentra un nuevo espacio para lanzar sus dardos. Señaló en una entrevista que "no somos conscientes ni comprendemos cuántas ideas quedan aún por descubrir. Las posibilidades no se suman. Se multiplican".

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¿Candidato al Nobel?

En el círculo de economistas a nivel mundial, Paul Romer es una figura que destaca. Mientras algunos lo han llamado genio; otros, simplemente no pueden con la dureza de sus posturas. Manuel Agosin, economista de la Universidad de Chile piensa que Romer "es un profesional muy destacado, ha sido mencionado como candidato al Premio Nobel, pero parece que tiene poca habilidad para trabajar con otras personas, porque eso es lo que está evidenciando".

Ese problema pareciera causar distancia de sus pares, sobre todo ahora cuando su nombre está en todos lados por el escándalo interno que mantiene en su actual lugar de trabajo, el Banco Mundial.

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