Los balances ante el final de la Nueva Mayoría

Falta de gestión para implementar las ideas del programa y falencias en la coordinación política para procesar las diferencias internas de la saliente coalición de Gobierno, fueron algunas de las conclusiones de sus protagonistas. Claramente, aún falta autocrítica.




Con el cercano cambio de Gobierno no sólo se termina la administración de la Presidenta Michelle Bachelet, sino también se anticipa el fin de la Nueva Mayoría, la coalición que nació bajo el alero de una imbatible candidata y como un acuerdo electoral y político-programático. A pocos días del 11 de marzo, es inevitable hacer balances.

En un artículo publicado por este medio el pasado viernes, algunos personeros emblemáticos de la NM intentan responder qué falló, por qué pese a tener una agenda social no lograron trascender y, por segunda vez, Bachelet debe entregar el poder a la derecha. Es que la contradicción entre impulsar grandes cambios para la ciudadanía y no poder salir airosos en su primer test en las urnas, hace que los protagonistas busquen respuestas.

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Falta de unidad de los partidos miembros del bloque oficialista y falencias en la coordinación para poder procesar las diferencias al interior de la coalición, fueron algunos de los aspectos que más se repitieron en los balances. Pero el que más llamó la atención es el que hace mención a la falta de gestión para llevar adelante las ideas plasmadas en el programa de gobierno. "El programa de Bachelet era extraordinario", manifestó el diputado socialista Osvaldo Andrade.

El diputado Andrade tiene razón en que hubo una evidente carencia de gestión en personajes clave del Gobierno para llevar el programa a proyectos de ley. Le faltó reconocer, eso sí, que ese problema también se percibió en el Congreso. La calidad de la discusión, del debate y el resultado de los proyectos analizados ha quedado demostrado que, por decirlo de manera suave, fueron deficientes. La necesidad de reformar la Reforma Tributaria y las ambigüedades en materia de la Reforma Laboral que han obligado a acudir a la justicia, son algunas muestras.

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Pero llama la atención que en estos balances no hubo ningún reconocimiento a que las ideas propuestas en el programa en su origen fueron deficientes, la excelencia del programa es discutible. Se perdió el respeto a la gradualidad de las políticas públicas. Sólo como ejemplo, en torno a la Reforma Tributaria desde un comienzo se supo que esta provocaría confusión y que impactaría la inversión. Quizás en futuros balances los protagonistas reparen en este punto.

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