Los start-ups se toman el terreno y ayudan a paliar la cesantía en Europa




El movimiento empieza a alrededor de las 20 hrs. en La Infinito. Es entonces cuando el café madrileño de Antonio Rojas Fernández y Paloma Pérez Rodríguez generalmente se llena de gente, manteniéndolos ocupados hasta la medianoche.

Aunque tienen dos empleados de tiempo parcial que ayudan a preparar la comida y atender una docena de mesas varias veces por semana, ninguno de los dos se ha tomado más de un día de descanso desde que abrieron el local en mayo de 2012, cinco meses después de perder sus empleos. Ella era maestra y él instalaba antenas de televisión.

"No es fácil pero está funcionando", dijo Pérez, de 36 años, asomando la cabeza a través de una cortina de cuentas desde la cocina, mientras el ruido de la licuadora no deja oír la música. "Le digo a la gente que es cierto que todavía tengo problemas", señaló Rojas, que es un año mayor. "La diferencia es que ahora son los que elijo yo".

En momentos en que los españoles soportan la peor crisis económica y las medidas de austeridad más duras de la historia democrática del país, las empresas start-up están proliferando.

En los primeros siete meses del año, la inscripción de personas autoempleadas aumentó en 21.992, mientras que en el mismo período del año anterior el número se había reducido en 6.826. La cantidad de compañías creadas se incrementó 8,2% en el primer semestre en tanto un índice de desempleo del 26 % promueve los emprendimientos en un país en el que el gobierno todavía proporciona uno de cada seis puestos de trabajo.

Esto se compara con un aumento del 20% en la cantidad de empresas nuevas en el vecino Portugal, donde el desempleo llega al 16,4%. El número de start-ups de Alemania y Francia, las dos mayores economías de la zona euro, se está reduciendo, muestran los datos de las oficinas de estadísticas nacionales.

"Hay indicios de que los emprendimientos por necesidad -de personas que crean una compañía para salir del desempleo más que por oportunidad- se están multiplicando en España", explicó Mariarosa Lunati, economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en París, que se especializa en iniciativas empresariales. "Esto al parecer está pasando en otros países que también están en situación de crisis".

La crisis obligó a la gente a salir del terreno conocido, apuntó Paris de L'Etraz, directora general del Venture Lab de la sección madrileña de la IESE Business School. "La necesidad está cambiando el desafortunado chip de la mente de las personas que llevó a una situación en la cual, cuatro o cinco años atrás, más de la mitad de la población quería trabajar para el gobierno".

Las nuevas compañías contribuirán a favorecer la recuperación económica en España si pueden generar puestos de trabajo, negocios para otras firmas e ingresos para el Estado, aseguró Pedro Nueno Iniesta, profesor de iniciativas empresariales de la escuela de negocios IESE de Madrid.

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