Académico U. de Chile y exsubsecretario de Hacienda por reducción de jornada: "Si quiero tener mayor tiempo libre, tengo que asumir que voy a tener un sueldo más bajo"
Según Alejandro Micco, se trata de una discusión legítima, pero no que no necesariamente aumentará la productividad y tendrá impacto en las remuneraciones. Critica, además, el manejo que ha tenido el gobierno de este tema.
Atento al debate que han tenido los proyectos que buscan reducir la jornada laboral ha estado el exsubsecretario de Hacienda y académico de la Universidad de Chile, Alejandro Micco. En su análisis señala que una rebaja en las horas laborales no tendrá un impacto neutro. "Si se establece la reducción de jornada y quieren poner por ley que los salarios no van a bajar, lo que va a suceder los nuevos contratados tendrán un menor salario o habrá un menor empleo por la automatización", subraya.
¿Cómo ha visto el debate de la reducción de jornada laboral?
-Si a uno le preguntan si quiere trabajar menos horas, obviamente, nadie va a responder que no. El tiempo de ocio es un bien. El tema es que también ese bien tiene un costo. Ese es el punto de partida de esta discusión: si quiero tener mayor tiempo libre, tengo que asumir que voy a tener un sueldo más bajo, porque ese es el costo del tiempo libre.
¿Pero no acotaría el impacto en el salario si el trabajador es más productivo?
-Es voluntarioso decir que por bajar las horas me voy a volver más productivo, pero además hay una serie de preguntas que es necesario responder. Si rebajo la jornada, ¿va a incentivar que se contrate más gente de la tercera edad o a un joven recién egresado?, ¿afectará el ahorro futuro para pensiones?, ¿hará que las empresas aceleren su automatización? Es decir: si se establece la reducción de jornada y quieren poner por ley que los salarios no van a bajar, lo que va a suceder los nuevos contratados tendrán un menor salario o habrá un menor empleo por la automatización.
El gobierno también ha propuesto la rebaja de la jornada a 41 horas con flexibilidad, ¿es una buena fórmula?
-El gobierno ha manejado muy mal este tema. Lo primero que debemos discutir es el efecto de la reducción de horas. Después podemos ver cómo se aminora. Efectivamente tenemos un código laboral del siglo pasado, que no tiene ninguna herramienta para que se siente el trabajador y el empleador para conversar el tema. Sin embargo, cualquier rebaja de 11% o 22% es muy difícil compensar inclusive con una jornada más flexible. Y va a llegar un momento en que, si los salarios caen, la gente va a reclamar.
Se han puesto algunas cifras sobre la mesa: el gobierno estima un costo de US$2.400 millones por las 40 horas, y a las 41 horas con flexibilidad una generación de 350 mil empleos. ¿Cómo evalúa las cifras?
-No conozco cómo hicieron los cálculos, la proyección laboral es difícil, tomaron algo ya hecho y tiraron un número. Y eso ha sido un problema de este gobierno no sólo en este tema, también en el tributario, sus datos generan suspicacias. Eso no ayuda.
La reforma tributaria ya comienza su discusión en el Senado. ¿Veremos una nueva "cocina"?
-Veo una discusión larga, porque así ha pasado en todas las grandes reformas. Hay senadores que tienen dudas razonables sobre la recaudación, si es progresiva, los números que ha presentado el gobierno han sido contradictorios y muchos economistas de renombre han planteado que la reintegración no es el mejor incentivo a la inversión y que es mejor revisar el impuesto de primera categoría.
¿Qué espera de la discusión?
-Lo primero es sincerar los datos, en un trabajo en conjunto gobierno-oposición donde estemos todos de acuerdo con los números, que no hablemos de que algo recauda US$1.000 millones y otros que solo US$250 millones, porque de otra forma esto va a seguir siendo una espina para la economía. Por ejemplo, adelantar la depreciación acelerada que es válida -sí y solo sí- se aprueba antes de la Operación Renta del próximo año. Pero si no se aprueba, ¿cómo lo van a resolver?, ¿cómo van a hacer su declaración de impuestos las empresas? Esto genera una incertidumbre mayor.
¿Son suficientes las compensaciones aprobadas en la Cámara?
-Hay cosas en las que se avanzó: retiros desproporcionados, market maker, mejorar el tema del gasto para producir la renta. Es un proceso que no está terminado, queda un camino largo por recorrer. Creo que hay oportunidad, pero hay que tener los pies en la tierra.
¿Es partidario de bajar el impuesto corporativo y sacar la reintegración?
-Es una buena alternativa, porque si se está haciendo una rebaja de impuesto a un cierto grupo por US$800 millones debe tener impacto positivo en la inversión mucho mayor, lo que no quita que se tenga que compensar: vamos a tener un problema fiscal porque se está hablando de holguras fiscales a futuro para la reforma de pensiones que aumenta muchísimo el gasto público, sin ingreso permanente.
De aprobarse la reforma tributaria hoy, como está, ¿será tema de la próxima elección?
-Si esto no sale bien, es muy difícil que no sea tema de la próxima campaña presidencial, y se cumplirían 8 años de discusión tributaria. Hago mi autocrítica: pensamos que habíamos cerrado el tema con la firma del acuerdo, pero claramente no fue así.
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