Alza de tasas y dólar, y la persistencia de la inflación: el balance a un año de la guerra entre Rusia y Ucrania

Ucrania

Los precios de los combustibles, de los granos y de las materias primas han retrocedido, pero aún hay un elemento que pese a tratarse de un conflicto más acotado que el previsto en un inicio por los mercados como escenario base, no ha cedido demasiado: el costo de la vida.


Casi un año ha pasado desde que el 24 de febrero de 2022 las tropas rusas avanzaron sobre territorio ucraniano. Desde entonces, los inversionistas han visto el precio del petróleo en niveles récord, se ha alertado por el alza en los precios de los granos y de las materias primas en general, pero a 12 meses de la partida del conflicto, los valores de mercado se han tendido a normalizar. Y es que el mundo parece haber leído que el enfrentamiento se mantendrá acotado a las circunstancias actuales: circunscrito en territorio ucraniano, pero con la OTAN como proveedor de armas del país invadido. Pero no obstante lo anterior, hay un elemento que no ha cedido demasiado y que ha sido el mayor impacto que ha sentido el mundo y Chile como consecuencia de la guerra: la inflación.

El 8 de marzo del año pasado el petróleo WTI y el Brent alcanzaron sus máximos históricos, al tocar los US$123,7 y US$127,98, respectivamente. Sin embargo, desde entonces las caídas son de 38,6% y 15% para cada uno. De hecho, su cotización actual - en torno a los US$80- está por debajo del valor que registraban el día previo a la invasión rusa.

Junto con el crudo, una serie de otros bienes también registraron fuertes subidas. El trigo alcanzó el 7 de marzo los US$1.425,25 por bushel, mismo día en que el cobre tocó los US$4,867 por libra, su máximo histórico. Pero en ambos casos los precios también se moderaron.

Según Fernando Gómez, socio de DVA Capital, “desde los días anteriores al inicio del conflicto, a sus respectivos peaks, que ocurrieron entre marzo y junio del 2022, el precio del petróleo subió 33%, el trigo 57% y el gas 85%. Hoy, estas materias primas se encuentran, respectivamente, 15%, 6% y 44%, por debajo de los precios que tenían cuando empezó la guerra”.

FILE PHOTO: Astora natural gas depot in Rehden
Rehden (Alemania) Instalaciones de gas natural de Astora, que es propiedad de Gazprom Germania Group.

El factor combustible

Fueron una serie de sanciones las que EE.UU. y los miembros de la OTAN impusieron a Rusia y sus exportaciones. Por una parte, se congelaron activos del presidente Vladimir Putin y de oligarcas rusos, políticos y empresas, pero además se estableció el congelamiento de recursos del Banco Central ruso en el exterior, así como restricciones de transacciones transfronterizas para los bancos. Y en diciembre pasado, la Unión Europea aprobó un tope al precio a pagar por el petróleo exportado por Rusia.

Todas fueron medidas que apuntaban a debilitar la economía del país, pero que también tuvieron efectos sobre los precios. Según Klaus Kaempfe, director regional de Portafolio Solutions en Credicorp Capital Chile, “en un primer momento se pensó que las sanciones y la misma guerra disminuirían la producción internacional del petróleo. En un escenario de recuperación de la actividad post Covid, esto llevó a que el precio subiera. Sin embargo, Rusia logró redirigir su petróleo hacia China e India, mientras que Estados Unidos aumentó su producción propia, relajando las medidas impuestas por Biden para trabar la producción del shale oil”, impulsando con esto la baja actual de los precios.

“El gas en Europa tiene un cuento aparte. Si bien está volviendo a sus precios algo más razonables, esto es porque la matriz de energía de Europa se llenó de carbón, y es este último el que está con un precio mucho mayor que precio de guerra”, agrega Kaempfe.

Para Gómez, “el caso del gas es bien notable. Todos nos preguntábamos cómo iban a “sobrevivir” el invierno los países europeos. Aquí hubo una combinación de una adaptabilidad rápida en el consumo, el habilitar nuevas unidades de GNL y una gran dosis de aleatoriedad dada por un otoño y un invierno mucho más cálido de lo esperado. Eso ha hecho que el equilibrio entre oferta y demanda haya sido muchísimo mejor a lo esperado. Europa pudo acumular reservas antes del invierno y gastarlas a una velocidad mucho más lenta, con la consecuente caída en los precios de este commodity”.

La inflación y Chile

Pero más allá de esos descensos, el principal efecto que sigue sintiéndose en Chile y a nivel global es la inflación. En EEUU el IPC se situó en enero en 6,4% medido en 12 meses -el IPC anual alcanzó un máximo de 9,1% en junio, que fue el mayor incremento desde noviembre de 1981-, mientras que para la zona euro llegó a 8,5%. Niveles que si bien se han moderado respecto de los meses previos, han llevado a los principales bancos centrales del mundo a tomar drásticas medidas, con la tasa de referencia de EEUU en 4,75%, y en Chile, con la TPM (Tasa de Política Monetaria) en un máximo de 11,25%.

Banco Central
Fachada del Banco Central

Carolina Grünwald, economista jefe Banchile Inversiones, sostiene que en términos económicos, la guerra ha provocado un efecto no menor, como es la inflación, que sigue estando presente: “Por el lado de los alimentos, en lo que nos compete a Chile, y por el lado de la energía para Europa”. En nuestro país, dice la economista, como otras naciones importadoras de trigo, “el efecto (de la inflación) permanece, el precio del trigo se ha devuelto, pero su alza en muchas economías coincidió con una subida importante del tipo de cambio”, que terminó elevando el efecto inflacionario de los granos.

En esa línea, Luis Felipe Alarcón, economista jefe de EuroAmerica, apunta que “los efectos sobre los precios de commodities han tendido a desaparecer a medida que ha pasado el tiempo, pero no se han deshecho del todo”, y que si bien el precio del trigo “viene de vuelta, sigue alto respecto de los precios previos al conflicto”.

En EEUU, acota Grünwald, además, se dio uno de los mayores impulsos monetarios en la pandemia, “y ese estímulo hay que retirarlo, entonces la fortaleza del dólar se unió con el ajuste monetario en todo el mundo. Y mucho de eso se quedó con la guerra. Y, en Chile, se sumaron los mayores precios de los alimentos, por esa vía nos pegó el tema de la guerra, y el alza del dólar. Y se ha observado que Chile tiene una peculiaridad respecto del mundo, que es la UF”, que multiplica los efectos de la inflación, dice la economista, y ralentiza el control de la inflación.

De hecho, en enero la inflación en Chile sorprendió al mercado al ser de 0,8%, acumulando un alza de 12,3% en 12 meses. Su peak fue en agosto de 2022, con un incremento anual de 14,1%.

A nivel global los riesgos siguen mostrándose en el tipo de cambio. El dollar index - que mide a la moneda de EEUU frente a monedas de otros países- en la actualidad está en 104,32 puntos, 8,5% más que el valor del 23 de febrero de 2022, un día antes de que estallara el conflicto. En Chile, el tipo de cambio cerró 2022 en $850 - aunque el 14 de julio tocó los $1.051-, una caída de 0,6% respecto del año previo, y en lo que va de este 2023 anota una baja de $60,65, hasta los $789,35.

Como escenario base, ningún experto consultado estima un recrudecimiento de la crisis, ni una escalada que involucre a otros países, pero todos coinciden en que de ocurrir, los precios de las materias primas podrían volver a niveles máximos, y la inflación sería aún más difícil de contener.

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