Bolsonaro se alista para su primer gran triunfo en el Congreso, en medio de baja en popularidad

Con sus comentarios, Jair Bolsonaro no sólo se ha ganado enemistades en el extranjero, sino que también en casa. En Brasil, su popularidad retrocedió desde el 57% que registraba en enero de este año, cuando asumió la presidencia, hasta el 32% en la que ronda actualmente.

Pero al mandatario parece no importarle demasiado este deterioro. "El discurso de Bolsonaro apunta al tercio de su base de votantes. A una parte del resto espera convencerlos con la economía", plantea Thomaz Favaro, analista de Control Risks.

Desde Sao Paulo, el experto sostiene que los otros dos tercios se dividen entre el electorado de izquierda, que jamás ha respaldado al líder de Partido Social Liberal, y los indecisos. Es precisamente a estos últimos a los que Bolsonaro está mirando.

Para consolidarse en esta materia, ha sido crucial el rol de su ministro de Hacienda Paulo Guedes. El Chicago Boy cuenta con credibilidad tanto en los mercados como en parte importante del Parlamento, lo que se impone ante su evidente falta de manejo político.

De eso da cuenta el proyecto de reforma de pensiones, que el próximo mes entra en tierra derecha. Este miércoles se votará en primera instancia del Senado, dónde junto al gobierno esperan que la determinación final se tome antes del 10 de octubre.

Convencidos de los cambios estructurales que requiere el país, el dividido Congreso brasileño ha logrado avanzar en la propuesta, sorteando los cuestionamientos de las provincias y los estados bajo el compromiso de otra enmienda constitucional adicional que reforme las pensiones en ese nivel.

De esta manera, el mercado, que anota un alza de 27% en el Bovespa desde la elección de Bolsonaro hace un año, ya descuenta su aprobación y celebra. "La reforma de pensiones nos ha sorprendido al alza. La estimación actual de ahorros es de alrededor de 870.000 millones de reales (US$209.321 millones) en 10 años", indica Roberto Secemski, economista de Barclays Capital.

En este punto, las perspectivas apuntan a una aceleración del crecimiento, desde el 1% pronosticado para el presente ejercicio hasta el 2% y 2,5% que se anticipan para 2020 y 2021, respectivamente (ver infografía).

Sin embargo, todavía es temprano para cantar victoria, no sólo porque no hay certezas de que los brasileños en algún momento dejen pasar las polémicas declaraciones de Bolsonaro, sino que tampoco está todo resuelto en el área económica.

De hecho, el mismo Secemski destaca que en Barclays "desde el principio se ha argumentado que la reforma de pensiones es necesaria, pero no suficiente para abordar todos los problemas fiscales del país".

Su opinión es compartida por el economista senior del Banco MUFG Brasil, Carlos Duchein, quien destaca que "el próximo gran esfuerzo será la reforma fiscal cuyo desafío es lograr una propuesta de consenso entre varios actores: gobierno federal, estados, municipios y corporaciones/individuos".

Este último, enumera entre los otros pendientes del gigante sudamericano un pacto federal para eliminar las asignaciones de los presupuestos federales y locales; una reforma administrativa, donde se establezca una nueva estructura de carrera de los servidores públicos; concesión de servicios públicos y privatización de empresas, entre otras.