Columna de Jeannette Jara: “Los desafíos del trabajo y la agenda de productividad”
El momento es propicio para que nuestro país dé un salto cualitativo y avancemos hacia un sólido sistema de aprendizaje a lo largo de la vida, basado en competencias laborales. La pronta constitución del Consejo Nacional de Capacitación y los Consejos Regionales de Capacitación, que permitirán captar las necesidades reales de los territorios, se avizora como un punto de inflexión. También es vital la modernización y robustecimiento del Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales (Chile Valora).
El gobierno del Presidente Gabriel Boric dio a conocer una Agenda Productividad, iniciativa estratégica para el país, tanto para impulsar un crecimiento económico sostenible como para darle una base sólida a las políticas públicas que buscan mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas.
Se trata de una agenda robusta que, además del trabajo interministerial y el aporte de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad, tiene el gran mérito de haber sido construida con diálogo tripartito, incorporando la visión de las organizaciones de trabajadores y empleadores de unidades productivas de gran y menor tamaño. Ello fortalece la pertinencia y legitimidad social de las propuestas.
El Ministerio del Trabajo y Previsión Social se integró a este esfuerzo a través de dos ejes de acción. De una parte, vamos a concluir durante el primer semestre el trabajo de articulación para materializar una Estrategia Integral de Transición a la Formalidad Laboral, con la colaboración de la OIT. De otra parte, tenemos el deber de potenciar la capacitación y la reconversión laboral para hacer frente a los desafíos del cambio tecnológico y el trabajo del futuro.
De acuerdo al Panorama Laboral en América Latina y el Caribe 2022 de la OIT, la región presenta un nivel de ocupación informal cercano al 50%. En Chile, los datos del último trimestre móvil del INE muestran que la tasa de ocupación informal se situó en 27,3%. Ese contraste no puede llevarnos a la autocomplacencia, pues desde hace varios años casi un tercio de las personas ocupadas se ve expuesta a mayores riesgos por falta de cobertura de la protección social y experimenta un déficit de trabajo decente. Además, la informalidad tiene efectos de mercado que lastran el desarrollo y, en una medida significativa, implica competencia desleal.
Para revertir esta situación, un área clave en la que estamos trabajando es el rediseño de los subsidios a los empleos formales, con un foco especial en el Bono al Trabajo de la Mujer y el Subsidio al Empleo Joven ya que son los segmentos más afectados por la informalidad. Asimismo, y más en profundidad, necesitamos una evaluación y un rediseño integral de los subsidios al empleo, identificando la complementariedad, superposición, suficiencia y desactualización de los mismos. Este es un objetivo importante de la Agenda de Productividad.
En el otro plano estratégico, quisiera enfatizar que el momento es propicio para que nuestro país dé un salto cualitativo y avancemos hacia un sólido sistema de aprendizaje a lo largo de la vida, basado en competencias laborales. La pronta constitución del Consejo Nacional de Capacitación y los Consejos Regionales de Capacitación, que permitirán captar las necesidades reales de los territorios, se avizora como un punto de inflexión. También es vital la modernización y robustecimiento del Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales (Chile Valora).
Finalmente, es indudable que el Sence debe actualizar su oferta de capacitación para que esté acorde a la economía del conocimiento y la cuarta revolución industrial. Desde ya, vamos a ampliar los programas de capacitación en habilidades digitales.
El futuro del trabajo ya es una realidad y debemos hacerle frente con una perspectiva de Estado. Con ese espíritu estamos trabajando desde la cartera que tengo el honor de liderar.
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