Columna de Matías Acevedo: “Proteccionismo: la política que une a Kamala con Trump”

Matías Acevedo
Matías Acevedo F. Investigador Asociado CIES-UDD, Instituto Libertad, exdirector de Presupuestos.

“Tal como predijo hace más de 200 años el célebre economista David Ricardo, llegará el día en que Kamala, aprovechando sus ventajas comparativas, se especialice en preparar comida india, y Trump, en hacer hamburguesas, por el bien común de todos y no solo de un grupo de ciudadanos”.


Kamala es fanática de la comida india, y Trump, de las hamburguesas. Kamala es tres veces más productiva que Trump en la preparación de comida india y dos veces más productiva que él en la elaboración de hamburguesas. Sin embargo, Kamala insiste en especializarse en cocinar hamburguesas y Trump en preparar comida india.

David Ricardo, el destacado economista inglés, les daría el siguiente consejo: “Aunque Kamala sea mejor que Donald para cocinar ambas cosas (ventajas absolutas), si Kamala se dedica a la comida india (donde tiene más ventajas comparativas) y Donald a las hamburguesas (donde es menos ineficiente que Kamala), en conjunto producirán más”. Este simple, pero profundo consejo, permitió que el comercio internacional se multiplicara por 20 en los últimos 60 años. Desde 1990 hasta la fecha, la pobreza mundial se ha reducido a una cuarta parte, en parte porque los países de ingresos bajos y medios más que duplicaron su participación en el comercio mundial.

Pero la geopolítica una vez más está transformando el comercio internacional. Y aunque la apertura comercial trajo muchos beneficios para Estados Unidos, en algunos sectores de la sociedad desaparecieron industrias enteras como resultado de la globalización. Las personas de esas localidades se sentían frustradas porque anticipaban que tendrían una calidad de vida inferior a la de sus padres. Aunque este efecto negativo fue anticipado por David Ricardo hace dos siglos, la rapidez con la que ocurrió esta redistribución tuvo consecuencias políticas, como se evidenció en el triunfo del Brexit en el Reino Unido y la primera presidencia de Trump con una campaña proteccionista para “Make America Great Again”.

Pero la administración de Biden continuó con la mayoría de las políticas proteccionistas de aranceles de Trump y profundizó las políticas industriales. Introdujo subsidios para relocalizar la producción de semiconductores (Ley Chips) y una ley miscelánea de reducción de la inflación que adoptó una serie de subsidios a los insumos en la cadena de producción de vehículos eléctricos para garantizar su producción interna.

Tax Foundation estima que las medidas proteccionistas desde 2018 han recaudado US$233 mil millones, donde más del 60% corresponde a la administración de Biden. La misma entidad estima que dichas políticas industriales le han costado al país un menor crecimiento del PIB de 0,2 puntos porcentuales y menores horas trabajadas equivalentes a 142 mil empleos.

La propuesta de campaña de Trump en esta materia es establecer un arancel del 10% para todas las importaciones, pero para China del 60%. Se estima que, aunque producirá una mayor recaudación tributaria en el corto plazo (US$ 520 mil millones), a largo plazo reduciría el crecimiento del PIB en 0,8 puntos porcentuales, con 684 mil puestos de trabajo menos, además de un alza en los precios de los productos y su efecto contagio en el crecimiento del resto del mundo.

La pregunta es: ¿Hasta cuándo durará el proteccionismo de Estados Unidos? Como ha ocurrido a lo largo de la historia económica, hasta que los ciudadanos, hijos de los actuales padres frustrados por la globalización a quienes se pretende ayudar con el proteccionismo, vean que ahora su futuro se proyecta aún peor que el de sus padres.

Para economías en desarrollo como Chile, sería desacertado seguir el ejemplo del creciente proteccionismo de Estados Unidos y China, una disputa de “perros grandes” que debemos observar, pero nunca imitar. Por el contrario, debemos profundizar y agilizar la diplomacia comercial fortaleciendo las exportaciones, con nuevos y mejores acuerdos comerciales (Larroulet, 2024). Por ejemplo, con India, que según Goldman Sachs será el quinto mercado de consumo más grande del mundo en dos años. Aún tenemos mucho que ganar del resto del mundo, pero también mucho que perder si abandonamos nuestra política comercial abierta.

Y tal como predijo hace más de 200 años el célebre economista David Ricardo, llegará el día en que Kamala, aprovechando sus ventajas comparativas, se especialice en preparar comida india, y Trump, en hacer hamburguesas, por el bien común de todos y no solo de un grupo de ciudadanos.