Columna de Financial Times asegura que sistema de pensiones chileno dejó de ser un modelo para el mundo

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Además, se plantea que la solución no pasa tanto por el aumento de la contribución, sino que por una mejora en las condiciones de trabajo de los adultos mayores.


Hasta hace menos de 10 años el sistema de pensiones de Chile "fue elogiado y admirado, y se mantuvo como modelo para otros países", sostiene Jim McCaughan, ex ejecutivo de Principal Global Investors, pasando rápidamente consignar que "el incumplimiento percibido de las promesas de pensiones ha causado una ira generalizada".

En una columna publicada hoy en el Financial Times, el experto en mercados se muestra escéptico incluso a que la solución para nuestro país se juegue en un aumento de las cotizaciones desde el 10% actual, tal como lo han planteado las últimas reformas del gobierno.

Refiriéndose específicamente a los recursos destinados a las AFP, Jim McCaughan indica que pueden "conducir a resultados volátiles en el tiempo con un riesgo de mercado demasiado grande para ser tolerable por las personas con ganancias promedio".

Asimismo, señala que "la escala de los fondos de pensiones chilenos, el sistema AFP, ya ha sido demasiado grande para los mercados nacionales de capital". Desde su punto de vista, como en muchos países, los precios de los activos "han subido más de lo que sugieren los fundamentales, y el ahorro excesivo en relación con las oportunidades de inversión conduce a tasas de interés muy bajas. Las contribuciones adicionales solo empeorarán esto".

Considerando lo anterior, McCaughan propone que "un trato más justo de los trabajadores de más edad aliviaría la crisis de pensiones", tanto en países como Chile y como en Francia, dos naciones con expreso descontento social.

Esa conclusión se sostiene bajo la consideración de que "los sistemas de pensiones en el mundo fueron diseñados cuando las personas trabajarían durante 40 años, y luego vivirían en la jubilación por lo general hasta por otros 10. Las pensiones no funcionarán bien económica o socialmente si una carrera de 30 años es seguida por una de 30 años".

De esta manera, sostiene que "la jubilación posterior debería ser posible, en interés de todos, y si implicaba suficiente flexibilidad, incluso podría volverse popular", agregando que "si más personas eligieran trabajar hasta los sesenta y hasta los setenta, entonces tal vez la reforma de pensiones necesaria sería más posible".

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