Consejo del Banco Central evaluó opción de mantener tasas en su última reunión
Tras el último recorte de 25 puntos base en la TPM, desde el Banco Central indicaron que “un Consejero indicó que, con una decisión como esta, la TPM se acercaba más al rango considerado como neutral, lo que hacía natural que los movimientos de aquí en adelante fueran graduales y pausados”.
En su última Reunión de Política Monetaria del 2024, el Banco Central decidió recortar la tasa de interés (TPM) en 25 puntos base, hasta el 5%, tras analizar el panorama que se venía para el 2025. Hoy, la entidad informó a través de las minutas que también se consideró la opción de pausar la trayectoria a la baja para mantener la tasa en 5,25%.
La proyección de llegar a un IPC del 4,8% en 2024 hizo que entre los Consejeros decidieran ser cautelosos, optando por acumular información “Reunión a Reunión”, para así evaluar las implicancias para la convergencia inflacionaria, y luego de esto, determinar la oportunidad para rebajar la TPM.
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Se determinó que de aquí al próximo Informe de Política Monetaria (Ipom), existiría un conjunto de antecedentes que permitirá evaluar los riesgos como el panorama geopolítico y una mayor presión inflacionaria, y así observar si estos se habían materializado a fin de ajustar la estrategia monetaria según sea necesario.
“Bajo ese escenario, todos los Consejeros consideraron que las opciones plausibles para esta Reunión eran: reducir la TPM en 25 puntos base; y mantener la TPM en 5,25%”, declararon en las minutas.
Así, el Banco Central sostuvo que “respecto de la opción de reducir la TPM en 25pb, se indicó que esta era coherente tanto con el proceso de reducción del nivel de restricción de la política monetaria iniciado a mediados de 2023 como con la convergencia de la inflación a la meta de 3% en el horizonte de política de dos años”.
Tras lo anterior, los Consejeros señalaron que para que la decisión de recortar la tasa en diciembre fuera congruente, y en línea con los riesgos identificados, dejaron la puerta abierta para futuras pausas.
“Un Consejero indicó que, con una decisión como esta, la TPM se acercaba más al rango considerado como neutral, lo que hacía natural que los movimientos de aquí en adelante fueran graduales y pausados”, explicaron.
Entre los antecedentes que se discutieron, se abordó que el panorama de la inflación a corto plazo se tornó más “desafiante”, ya que por un lado, el IPC se subió por sobre lo esperado en el Ipom de octubre, y que por otro lado, se proyecta que esa mayor inflación subyacente se mantendrá para el 2025.
Asimismo se mencionó algunos de los elementos que provocarían menores presiones inflacionarias en el mediano plazo, como la desaceleración de la demanda, especialmente en el consumo privado, en medio de un escenario de condiciones financieras globales “más apretadas”, además de una tasa de largo plazo más alta y un dólar más apreciado.
“Todo lo anterior, por cierto, como respuesta a un ambiente externo de mayor incertidumbre, que se exponía detalladamente en el IPoM de diciembre. Otro elemento que podía reducir las presiones inflacionarias futuras era la evolución prevista del tipo de cambio real, sobre el que se proyectaba un descenso en el horizonte de política de dos años”, agregaron.
De igual manera señalaron que “se discutió que, no obstante las fuerzas de mediano plazo eran relevantes para lograr la convergencia a la meta, había riesgos. La materialización de nuevas presiones inflacionarias en el contexto de una inflación elevada podía generar una dinámica inflacionaria menos favorable. En este sentido, el escenario externo estaba dominado por la incertidumbre, lo que podía transformarse en una fuente de mayores presiones sobre los precios”.
Además, se discutió acerca de las tensiones geopolíticas y los focos de tensión en los países, a lo que se sumó la incertidumbre económica por el alto endeudamiento público, la evolución de la política fiscal en los países desarrollados, en especial la de Estados Unidos, así como los desarrollos futuros de la política comercial.
“También se discutió que cabía la posibilidad de que las fuerzas que harían retroceder la inflación a mediano plazo fuesen más intensas, particularmente si la debilidad de la demanda interna llegaba a ser mayor. En el corto plazo, podría agregarse la evolución de los precios de los combustibles”, añadieron.
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