De 4 autos al año, a 4 autos al mes: el creciente mercado de los vehículos blindados en Chile
Entre 10 y 15 días se puede tardar un auto particular en ser blindado, con valores que van de los US$25.000 hacia arriba. Según las pocas firmas que se dedican a esta actividad en Chile, sus principales clientes son grandes empresarios y compañías multinacionales. Concuerdan en que las solicitudes de este servicio, antes casi inexistentes, aumentaron desde 2019.
Por cualquier calle de Santiago puede en estos momentos estar circulando un auto blindado. Incluso, existe la posibilidad de que esté estacionado en alguna oficina o un centro comercial y prácticamente nadie se daría cuenta, ya que uno de los objetivos de este tipo de implementación antibalas y otro tipo de armas es, justamente, que pase desapercibido.
Sólo un especialista en blindaje y quizá alguien familiarizado con el tema, podría percatarse. Pero el normal de las personas no se fijaría que, por ejemplo, en el interior de las puertas hay materiales como acero balístico. O que las ventanas tienen vidrios de un grosor fuera de lo convencional, el que por lo general es importado de Colombia, Brasil o México, y que rechazan disparos de balas de grueso calibre. Tampoco se podrían dar cuenta que el vehículo puede pesar hasta 600 kilos más y que para ello, su dueño invirtió entre US$25.000 ($23 millones) y US$60 mil ($55 millones), dependiendo del nivel de blindaje. Aunque -según los actores de este mercado- en Chile se invierten en promedio, unos US$30 mil por automóvil en este ítem.
“El blindaje que está bien hecho es prácticamente imperceptible. Sólo se va a notar al abrir la puerta, que será más pesada”, explica Juan Pablo Urrutia, gerente comercial de Blindatek, una de las empresas dedicadas a este rubro, que en Chile se cuentan con los dedos de las manos. El ejecutivo agrega, además: “Los clientes llegan con su requerimiento y les aconsejamos que auto es mejor blindar. Los vidrios se demoran cerca de un mes en llegar y luego, el blindaje completo tarda entre 10 a 15 días”.
Para entender cómo funciona este tipo de servicio, hay que partir de la base -según los expertos- de que el mejor blindaje es el que se realiza tanto a la carrocería como a los vidrios. Y su eficacia va a depender del nivel de protección que se requiere. Para ello, una de las normas más utilizadas es la estadounidense NIJ 0108.0, que tiene los niveles, I, IIA, II, IIIA, III y IV, cuya nomenclatura dice relación con los proyectiles y el tipo de arma que se busca detener. Por ejemplo, el nivel IIA (el más común para blindaje de autos particulares), resiste impactos de proyectiles desde el calibre 22, Magnum 44 y otras, incluyendo subametralladoras que emplean proyectiles de 9 milímetros. También existe la norma europea (EN 1063).
Por lo general, para la carrocería se utiliza un tipo de material conocido como acero antibalístico, así como el Kevlar para los interiores, una fibra sintética que también está presente en chalecos antibalas y cascos balísticos. Además, se pueden blindar el radiador, la batería, proteger los neumáticos con un anillo de caucho especial que va en el interior e, incluso, el chasis, “por la eventualidad que alguien lance una granada debajo del auto”, explica Maurice Bunout, gerente general de Blindek Car, otro de los principales actores chilenos de este mercado.
Blindek Car es una filial de Unión Técnica Automotriz SA que se creó hace ocho años, en conjunto con Balistic Technology, uno de los principales actores de esta industria en Colombia hace más de 30 años y, a la vez, quienes traspasaron la experiencia a la compañía chilena. “En ese entonces era lógico pensar en el blindaje para los camiones de transporte de valores, pero cuando hablabas de blindaje para personas naturales, todos te miraban de forma extraña. ‘Creo que te equivocaste de país para este negocio’, me decían algunos amigos. Hoy, piensan que nos subestimaron”, recuerda Bunout.
Los primeros cuatro años blindaban unos tres vehículos anuales y para ello, viajaban los especialistas desde el país cafetero. Incluso, arrendaban algunos modelos, básicamente a CEO de empresas europeas y norteamericanas que viajaban a Chile. “Todo fue muy lento hasta octubre de 2019. Realmente ahí empieza a sonar más el teléfono”, señala el gerente general de Blindek Car.
Desde principios de 2020 hicieron un auto al mes. En 2021, dos y el 2022 entre 4 y 5 mensuales. Y este año van en el mismo número, básicamente por un tema de capacidad. “Efectivamente ha aumentado mucho y existe un mercado institucional importante (Carabineros, PDI, etc.), aunque nuestro foco es el área privada o las personas naturales”, explica Bunout.
Urrutia, de Blindatek, indica que también blindan cerca de 4 autos al mes. Se estima que en Chile existen cerca de 600 vehículos particulares blindados.
Los clientes
¿Cuál es el tipo de cliente de los blindajes de vehículos particulares? Hay tres grupos principales. Por un lado, están empresarios chilenos que, por seguridad, prefieren trasladarse en vehículos blindados. Luego están las empresas que por política prefieren que sus altos ejecutivos vayan con más seguridad por las calles. Especialmente, firmas extranjeras.
“A nosotros han llegado varios médicos de clínicas importantes, así como esposas de empresarios que han sufrido encerronas. Incluso, medianas empresas que tienen sus bodegas en zonas complejas y se trasladan por autopistas. También compañías transnacionales y muchos bancos”, detalla Urrutia, quien cree además que, “a partir del estallido social, para muchas compañías extranjeras pasamos a ser un país más complejo, acerándonos a lo que es Brasil, Colombia o México. Ha sido una reacción de gente con poder adquisitivo que puede blindar los autos”.
Las empresas que realizan este trabajo tratan de ser lo más selectivas posible, para evitar, por ejemplo, tener clientes que sean narcotraficantes. “Tenemos un estudio de abogados para hacer la debida diligencia del cliente. Fue una decisión que tomamos cuando comenzamos en este rubro”, dice Bunout.
Las empresas que blindan vehículos también reciben a veces requerimientos de marcas de automóviles. Por ejemplo, según fuentes del sector, Audi les encargó blindar dos modelos para clientes particulares. Pero en general, es un tema que los fabricantes de automóviles prefieren no tratar. De hecho, Audi optó por no participar en este artículo, al igual que BMW. En todo caso, desde esta última marca alemana indicaron que tienen una línea de productos de alta seguridad, donde su más reciente presentación fue el nuevo BMW Serie 7 Protection, que es parte de una generación de vehículos blindados en el segmento de sedanes de alto lujo.
En tanto desde Kaufmann, los representantes de Mercedes-Benz en Chile, señalaron que por lineamiento de la compañía “no podemos referirnos al tema, por la sensibilidad que significa en términos de seguridad”.
Ahora bien, cualquier auto se puede blindar, pero según las empresas del sector, siempre es mejor que sean SUV o camionetas pick-up de gran tamaño, debido a su versatilidad ante, por ejemplo, maniobras de emergencias. De hecho, en las plantas de blindaje los modelos más frecuentes son Totoya 4Runner y RAM 1.500, además de algunos modelos Ford.
Por último, también está siempre el arriendo como una alternativa. Por ejemplo, Teletrans es una empresa de transporte para el sector corporativo que está en varios países y dentro de su flota en Chile tiene un par de autos blindados, cuyas solicitudes han ido en aumento en estos últimos años, así como las cotizaciones, según explica Rigoberto Molina, director ejecutivo de la firma en nuestro país. “En el caso de Chile, desde el estallido social comenzó una necesidad por una mayor seguridad en el transporte corporativo, donde las empresas prefieren pagar un poco más a cambio de que sus ejecutivos se movilicen de manera segura en la ciudad. Esto se sigue incrementando con los grandes problemas de delincuencia y portonazos que estamos viviendo, lo que nos ha aumentado la demanda de solicitudes de vehículos blindados, comparándose a la demanda que tenemos en Colombia, Brasil y Ecuador”, afirma Molina.
Los clientes son principalmente altos ejecutivos o dueños de grandes empresas que vienen por pocos días a Chile. “Por lo general, desde el mismo aeropuerto para ir al hotel y a algunas reuniones. Por ejemplo, hace un tiempo desde la alemana Bosch nos pidieron dos vehículos. Uno para el dueño de la empresa y el otro, para el gerente general que vive en Argentina”.
Este servicio se cobra por día completo, aunque sea sólo un traslado. El valor es de US$3.800 (unos $3,5 millones) por jornada, que corresponde -como referencia- a un Chevrolet Tahoe, aunque el precio dependerá de la cantidad de pasajeros y el tipo de blindaje.
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