Del fútbol a la economía: la calculadora de siempre
Hay que poner los esfuerzos en medidas que vayan más allá de las que solo son útiles para corregir eventuales desalineamientos de corto plazo de la demanda interna. Entre esas necesarias señales en variables estructurales está el avance reciente que busca zanjar la discusión tributaria.
Hace un par de meses algunos economistas decían que la economía chilena todavía podía crecer al 4% en 2019. Pero el piso sicológico se ha ido moviendo, primero al 3,5% y ahora el mercado se divide entre los que pronostican un incremento sobre el 3% o los que creen que la cifra será menor que eso. Tal como en el fútbol, necesitaremos la calculadora para ver si clasificamos entre los países con crecimientos de 3% o más para este año. Veamos. El acumulado a abril nos deja con un rendimiento de 1,7% y para los meses de mayo y junio, esperamos un crecimiento en torno al 2%. Es decir, para aspirar a una expansión del 3%, la economía chilena debiera expandirse por sobre el 4% el segundo semestre, nivel difícil de alcanzar.
Porque además de la desaceleración que exhibe la demanda interna -con un crecimiento más moderado de la inversión y un consumo menos dinámico-, las exportaciones chilenas han sufrido el impacto de la guerra comercial. ¿Qué se puede hacer? Desde la demanda no mucho más. El estímulo monetario del Banco Central ayudará a revertir el enfriamiento económico de la demanda interna hacia 2020 (que con base a la evidencia internacional puede tener una incidencia positiva de 0,2/0,3 puntos en el crecimiento) y el plan de infraestructura pública de US$1.400 millones anunciado por el gobierno también será un apoyo para apuntalar la inversión (con un aporte estimado de 0,3 puntos al crecimiento del próximo año).
Hay que poner los esfuerzos en medidas que vayan más allá de las que solo son útiles para corregir eventuales desalineamientos de corto plazo de la demanda interna. Entre esas necesarias señales en variables estructurales está el avance reciente que busca zanjar la discusión tributaria. Porque, más allá de los perfeccionamientos que requiere nuestro sistema impositivo, urge dar certezas sobre cuál será el esquema tributario que imperará en Chile para los próximos años.
Mientras el crecimiento de 2019 parece estar condenado a ubicarse por debajo del 3%, para 2020 las cosas podrían ir algo mejor. Además del estímulo monetario y la inversión en infraestructura pública, diversos proyectos privados comenzarán a generar más actividad. Por su parte, un eventual acuerdo entre EEUU y China podría significar un alivio a la incertidumbre externa que tan duro le pega a la economía chilena. De no mediar una crisis internacional, el crecimiento en 2020 se ubicará en torno a 3,5% el próximo año, que si bien no nos da para ser campeones mundiales, al menos nos deja en zona de clasificación.
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