Eficiencia energética: Diálogos para una transición resiliente en América Latina

El evento “Eficiencia Energética: Pilar Transversal de la Transición”, organizado por la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y el Ministerio de Energía y Minas de Ecuador, realizado el lunes 10 de marzo en Quito, reunió a expertos de la región para abordar los avances y desafíos en la implementación de políticas de eficiencia energética en América Latina y el Caribe.

A lo largo de la exposición, se discutieron cuestiones clave relacionadas con la eficiencia energética, su importancia para el desarrollo sostenible y los esfuerzos de la región para reducir el consumo de energía, entre otros temas.

Uno de los principales temas abordados fue el compromiso regional de mejorar la eficiencia energética en un 1.3% anual hasta 2030. Según el Secretario Ejecutivo de OLADE y exministro de Energía, Andrés Rebolledo, este esfuerzo podría resultar en un ahorro de hasta 30 gigawatts (GW) de energía eléctrica en la región, lo cual equivaldría al consumo anual de 20 millones de hogares. “El verdadero cambio en eficiencia se logrará en el transporte (que representa el 40% del consumo energético de la región), pero solo con políticas de Estado estables y cooperación público-privada podremos transformar la matriz energética”, destacó Rebolledo durante su intervención.

El compromiso regional, ratificado por 22 países miembros en la LIV Reunión de Ministros y Ministras de Energía de OLADE en 2024, busca consolidar la eficiencia energética como un pilar fundamental para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 de la ONU, que promueve el acceso a energía asequible, confiable y sostenible. La capacidad instalada de generación eléctrica en América Latina es de 200 gigawatts, y con la mejora en eficiencia, se podría aspirar a ahorrar hasta un 6-7% de toda la capacidad instalada de la región.

Un tema recurrente en la región es la creciente vulnerabilidad de la infraestructura energética ante apagones masivos, como los ocurridos en Chile y Argentina, los cuales han evidenciado una dependencia crítica de las fuentes de energía tradicionales. Andrés Rebolledo subrayó que los apagones son consecuencia de varios factores, como el déficit de oferta debido a sequías atípicas y la falta de diversificación de la matriz energética. Ante esto, “las energías renovables constituyen la mejor alternativa para diversificar la matriz de generación eléctrica y avanzar en la electrificación de consumos históricamente vinculados a los combustibles fósiles”, explicó.

La modernización de la infraestructura energética es otro de los aspectos dialogados en el evento. Para mejorar la resiliencia del sistema eléctrico regional, expertos destacaron la importancia de integrar las redes eléctricas de los países latinoamericanos y fomentar la cooperación regional para aprovechar los recursos energéticos complementarios entre las naciones.

El potencial de nuevas tecnologías, como los ascensores regenerativos y las cocinas limpias, que pueden contribuir a la eficiencia energética en la región, fueron otras de las soluciones propuestas. “Si los teléfonos y autos evolucionan, ¿por qué no los fogones?”, preguntó Rogerio Miranda, de Ecofogão, al referirse a la necesidad de modernizar la tecnología de cocción en la región para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En cuanto a los ascensores regenerativos, Gustavo Lagos, de Heavenward Ascensores Chile, señaló que estas tecnologías “convertir un gasto en generación es clave para reducir costos”.

El escenario energético actual en Chile, al igual que en el resto de América Latina, enfrenta grandes desafíos. Según el economista y secretario ejecutivo de OLADE, a pesar de los avances en la incorporación de energías renovables y la mejora de la eficiencia en sectores como la industria y los edificios, la transición energética en el sector transporte sigue siendo un reto fundamental. Chile debe intensificar sus esfuerzos para diversificar su matriz energética, reducir su dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia una mayor integración regional para enfrentar las crisis energéticas de manera más resiliente.

Ahora bien, los desafíos de la eficiencia energética en Chile no son solo técnicos o económicos; también son sociales y políticos. Según indica Rebolledo, la falta de conciencia generalizada sobre la eficiencia energética y la distribución desigual de los beneficios entre distintos sectores de la población requieren una acción coordinada entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil. Además, la modernización de la infraestructura energética, junto con la integración regional, son pasos cruciales para garantizar la sostenibilidad del sistema energético en el futuro.