Qué esperar del próximo Ipom
Apareció marzo, pasó el súper lunes y los uniformes escolares y tacos ya son parte de la rutina. Sin embargo, la vuelta al frenesí, además, nos entrega la oportunidad para revaluar y replantearnos desafíos de modo de ajustar nuestras expectativas para el resto del año.
En el plano económico, el Informe de Política Monetaria (Ipom) de marzo del Banco Central (BC) entrega esa oportunidad para mirar los riesgos que enfrenta la actividad local este año y ajustar el curso de acción de la política monetaria. El mayor deterioro del escenario externo, más evidente desde fines de 2018 y ratificado la semana pasada, propició que el BC -en su comunicado de la reunión de enero- hiciera una referencia explícita sobre una revaluación de la situación global en el próximo Ipom.
Las expectativas de crecimiento de las economías avanzadas para 2019 han disminuido. A la desaceleración cíclica de EEUU se suma un menor estímulo fiscal y los efectos de una política monetaria menos expansiva en 2018. Por su parte, la zona euro ha sido afectada por las persistentes tensiones geopolíticas, la amenaza de proteccionismo y factores específicos de algunas industrias, que ha significado incluso nuevas líneas de estímulo por parte del Banco Central.
Además, la incertidumbre del conflicto comercial ha afectado las valorizaciones de los activos financieros y las presiones inflacionarias globales se han mantenido acotadas. En respuesta a lo anterior, los principales bancos centrales han adoptado una posición más cauta respecto al retiro del estímulo monetario, reflejado en menores tasas de interés, que han impulsado los mercados financieros en lo más reciente.
Los supuestos del escenario internacional serían unos de los principales cambios que presente el Ipom, lo que a su vez podría traducirse en un moderado ajuste en las expectativas de crecimiento local. ¿Por qué un ajuste acotado? Las perspectivas para la inversión han mejorado y se espera que el componente construcción repunte de forma importante.
Sobre la inflación, esperamos que se presente un escenario en el cual la convergencia a la meta sea más lenta que la proyectada en diciembre, en línea con un consumo privado que crecerá algo menos que en 2018 y salarios que se expanden a una tasa acotada en un contexto donde aún hay holguras en el mercado laboral. Todo ello forzaría a un cambio de estrategia de la política monetaria y la trayectoria de alza de tasas sería más gradual que lo planteado por el BC en sus últimas comunicaciones.
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