Estímulo monetario: antídoto para covid-19
Marzo se vislumbra decisivo no solo para Chile, sino que también para la economía internacional. El miércoles 18 de este mes la Reserva Federal de EEUU decidirá si flexibiliza su política monetaria, en respuesta a la amenaza del coronavirus, que ya obligó a actuar al Banco Popular de China. A un recorte de tasas en Estados Unidos le podrían seguir una serie de medidas similares en otros grandes actores globales, como lo de Australia y Nueva Zelandia. Todo ello podría incidir también en el actuar del Banco Central chileno.
Las alarmas resuenan a lo extenso de los mercados internacionales. El VIX de Chicago, que mide la volatilidad global, esta semana se disparó 171%, en la más amplia variación de la que se tenga registro. En el mismo periodo, Wall Street, el EuroStoxx y hasta el IPSA chileno anotaron las bajas más profundas desde la crisis subprime. Se trata de un colapso gatillado por el coronavirus (Covid-19), el que no da tregua y se expande en diferentes países de Asia, mientras que en paralelo entró a Europa a través de Italia y a América Latina pro Brasil y México.
Este cisne negro vino a empañar las perspectivas de un año que lucía más tranquilo que el anterior, gracias al acuerdo comercial parcial firmado el 15 de enero entre Washington y Beijing. No obstante, la calma se interrumpió súbitamente, cuando China tuvo que cerrar escuelas y tiendas y cancelar jornadas laborales, con el afán de frenar la propagación de un virus aun sin vacuna, del cual se han confirmados más de 80.000 casos y más de 2.900 personas fallecidas alrededor del planeta.
La emergencia sanitaria, que además ha llevado a que el petróleo pierda en torno a un cuarto de su valor en lo que va del año y el cobre 9,47% es de enormes magnitudes y presiona las perspectivas económicas, particularmente las chinas. El motor económico mundial lidia con fuertes recortes a su crecimiento, desde el 5.9% que se anticipaba tanto para el trimestre en curso como para el año completo, hasta un avance de apenas 4,1% y 5,5%, respectivamente.
Frente a este escenario, que según el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional afectará a la economía en su totalidad, la necesidad de estímulos se está volviendo evidente. Los ojos de todos se vuelcan hacia quienes en la historia reciente han ofrecido la más decisiva herramienta para alentar la actividad: los bancos centrales. De hecho, el Banco Popular de China no demoró en reaccionar y en febrero recortó dos veces su tasa, llegando así a 3,15%, su menor nivel desde 2017. Y a ello sumó una inyección de 200.000 millones de yuanes (equivalentes a US$29.000 millones), para préstamos a mediano plazo.
La Fed evalúa paliativos
Pero no solo el ente rector de la potencia asiática está presionado a adaptarse a las difíciles circunstancias. Las autoridades de la Fed de EEUU, que hasta hace poco consideraban que el actual rango de su tasa de interés, de 1,5%-1,75%, era el “apropiado” para la “sólida” situación doméstica, ya comienzan a abrirse a otras alternativas.
“El coronavirus plantea riesgos en evolución para la actividad económica”, señaló Jerome Powell, presidente de la institución. En una breve declaración divulgada este viernes, agregó que “la Reserva Federal está monitoreando de cerca los desarrollos y sus implicaciones para el panorama económico. Utilizaremos nuestras herramientas y actuaremos según sea apropiado para apoyar la economía”.
En la misma jornada, James Bullard, presidente de la Fed de St. Louis, fue más explícito que Powell. Si bien, aclaró que no se trata de su escenario base, sostuvo que “es posible que se produzcan más recortes en las tasas de política”, esto en el caso que se desarrolle “una pandemia global con efectos en la salud que se acercan a la escala de la influenza común”.
De esta manera, en el curso de una semana, el mercado pasó de apostar en un 6% a favor de un recorte de tasas, a anticipar dos reducciones de 25 puntos base cada una. Bank of America está más o menos en línea con esos pronósticos. “Se está llamando a la Fed a la acción y esperamos un recorte de 50 pb en la próxima reunión del 18 de marzo”, se lee en un reporte difundido hace dos días, donde sostienen que incluso “es posible un corte de emergencia”, lo cual dependería de los contratiempos que enfrente el mercado bursatil en las próximas sesiones.
Bancos centrales sincronizados
En el caso que la Fed realmente se decida a actuar, pronto se podría ver a otros bancos centrales del mundo siguiendo sus pasos. “El coronavirus claramente ha comenzado a pesar mucho en el sentimiento del mercado y plantea altos riesgos para el crecimiento global, por lo que con esto en mente, creemos que probablemente habrá un esfuerzo global sincronizado para proporcionar apoyo con condiciones monetarias”, señala Scott McElroy, analista económico de AMP Capital. El mercado parece coincidir con esta visión, al apostar en más de un 50% por relajamientos monetarios en Canadá, Reino Unido, India, Nueva Zelandia y Australia.
En este último país, mientras los operadores ven 87% de probabilidades de bajas, McElroy estima que el Central también se la jugará por dos recortes de 25pb a su tasa de interés, la que actualmente se encuentra en un nivel bastante bajo, de 0,75%. Ambas reducciones tendrían lugar en el segundo trimestre, con el primero en la reunión del 7 de abril. Desde Sydney, aclara que no espera que el presidente de la entidad, Philip Lowe, quiera reducir la tasa hasta cero por ciento o pasarla a territorio negativo, pero considera que “hay grandes posibilidades” del despliegue de un programa de flexibilización monetaria, como la aplicada por el expresidente de la Fed, Ben Bernanke, para apuntalar a una alicaída economía de EEUU tras la crisis financiera.
En el caso de Nueva Zelandia, las probabilidades de recorte escalaron hasta 71%. “El escenario de ‘choque corto y agudo’ está dando paso rápidamente a un golpe más prolongado al crecimiento”, sostiene Sharon Zollner, jefe de ANZ New Zealand. “Dada la rapidez con que se está propagando el virus, es muy posible que estemos viendo recortes en la Tasa de Efectivo Oficial en poco tiempo. Podría comenzar en marzo, pero en esta etapa, diríamos que mayo es más probable”, indicó el experto en declaraciones a Bloomberg.
Tanto el central australiano como el neozelandés resultan particularmente importantes para la realidad chilena, considerando que usualmente su flexibilización monetaria ha antecedido a la que se da a nivel nacional. De hecho, cada vez cobra más fuerza entre los economistas locales la posibilidad de que Chile, como lo hizo el año pasado, se sume a la tendencia global y termine por optar por nuevos recortes de la tasa de interés.
La evaluación a nivel local
“El rumor indica que el domingo habría una coordinación global de bancos centrales en orden a inyectar liquidez. Las bajas de tasa vendrían un poco más adelante y si ese es el panorama, acá el Banco Central de Chile podría bajar también”, señala Felipe Alarcón, economista jefe de EuroAmérica, quien considera que de haber un escenario para un recorte, la reducción con la que se procedería podría ser de 50 puntos base, desde su nivel actual de 1,75%.
Mirando el comportamiento de los mercados bursátil y de divisas a nivel mundial, así como los efectos sobre la manufactura y el comercio global, Patricio Rojas, economista de Rojas y Asociados, también resalta la preocupación de los banqueros centrales y una posible coordinación para rebajar tasas. De concretarse esa flexibilización monetaria en el exterior, considera que “es bastante probable que el emisor chileno se vea condicionado a considerar una baja de tasas”, la que a su juicio podría conducir al tipo rector a 1%.
De todas maneras, Rojas aclara que “si el escenario internacional se tiende a normalizar hacia el mes de mayo de este año, pero acá en Chile la economía igual está débil por un tema de incertidumbre local, no veo al Banco Central bajando tasas, porque ahí el efecto de un recorte es muy pobre, dado que esa incertidumbre es por los acontecimientos políticos”.
Una opinión diferente tiene Sergio Lehmann, economista jefe de BCI Estudios, quien incluso previo a la emergencia sanitaria anticipaba dos recortes de tasa en el año. “Nuestra perspectivas para el año ya venían muy debilitadas. Producto de la crisis social, estamos previendo un crecimiento muy pobre para este año, y, con un escenario externo que no acompaña, esa visión se tiende a profundizar. Incluso antes del efecto del coronavirus, nosotros estábamos viendo que el Banco Central tenía espacio, hacia la segunda parte del año, para rebajar tasas. Eso se reafirma y probablemente se adelante”, detalla.
Por otra parte, si bien Alarcón considera que una acción de la institución que lidera Mario Marcel “previamente requiere de un tipo de cambio más estable”, teniendo presente que está semana el dólar alcanzó los $821, su segundo nivel más alto en la historia, Lehmann considera que los recortes de tasa vendrán de todas maneras. “Es cierto que el tipo de cambio ha subido, pero ese es un mecanismo natural que tiene una economía como la nuestra para absorber shocks externos, y efectivamente el Banco Central tiene que ver los efectos sobre la inflación, ese es su mandato. Pero con estos escenarios más debilitados, la verdad es que prima este efecto sobre demanda interna, sobre actividad, por sobre el efecto del tipo de cambio en la evolución de la inflación”, afirma Lehmann. Dicho eso, el economista plantea que los últimos acontecimientos “más bien reafirman el espacio que hay para rebajar tasas, de manera de moderar el impacto que podría estar generando el coronavirus y también la crisis social”.
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