La inflación alemana alcanzó los dos dígitos por primera vez desde la introducción del euro hace más de 20 años y aumentó más de lo previsto tras el fin de las medidas temporales de alivio del Gobierno y el agravamiento de la crisis energética en Europa.

Los precios al consumidor subieron un 10,9% en septiembre respecto al año anterior, superando el incremento del 8,8% de agosto, informó el jueves la Oficina Federal de Estadísticas. La cifra es superior al 10,2% que proyectaron los economistas encuestados por Bloomberg.

Se esperaba un aumento de la inflación ya que Alemania redujo los descuentos de verano en el transporte público y el combustible. Sin embargo, la magnitud de la aceleración presentará un problema al Banco Central Europeo, que está luchando por frenar las alzas de precios, que se prevé rompan otro récord cuando se publiquen los datos el viernes.

El Gobierno alemán anunció el jueves que impondrá un límite a los precios del gas, una medida que podría controlar la inflación en el futuro. La Administración del canciller Olaf Scholz tomará un préstamo de al menos €150.000 millones (US$146.000 millones) para la iniciativa, según personas familiarizadas con el asunto.

La cifra de inflación de Alemania aumenta el riesgo de que se supere la mediana del 9,7% para la eurozona según una encuesta a economistas realizada por Bloomberg, a pesar de que España sorprendió el jueves temprano al informar una desaceleración más pronunciada de lo esperado en septiembre.

En cualquier caso, los responsables del BCE ya están preparando otro fuerte aumento de tasas de interés, tras la histórica subida de 75 puntos básicos de este mes, que refleja la acción de la Reserva Federal.

La presidenta Christine Lagarde ha dicho que habrá aumentos en las próximas reuniones, y el vicepresidente, Luis de Guindos, declaró el jueves que los encargados de la política monetaria deben hacer “lo que sea necesario” para controlar la inflación.