Invertir en verde
El sector corporativo local también se ha unido al financiamiento de estos proyectos. A la fecha, los bonos verdes y sociales colocados por empresas locales superan los US$ 350 millones, equivalente a cerca del 0,5% del stock de bonos de Gobierno y del Banco Central.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, que por estos días se desarrolla en Nueva York, fue el escenario en que se lanzaron los Principios de Banca Responsable, que buscan proveer una estructura para alcanzar un sistema bancario sustentable. Este año uno de los temas principales ha sido el cambio climático, y en esta materia el sistema financiero tiene un rol clave. Las acciones para mitigarlo requieren financiamiento y una de las herramientas disponibles es el uso de bonos verdes, instrumento de renta fija en el cual los recursos son exclusivamente destinados para financiar proyectos verdes elegibles. En 2008, el Banco Mundial emitió el primer bono de este tipo y permitió el desarrollo de un nuevo puente entre inversionistas e iniciativas de mitigación de impacto ambiental.
Este mercado está en desarrollo, sin embargo ha tenido un rápido crecimiento a nivel global. En los últimos cuatro años, la emisión de estos instrumentos casi se ha quintuplicado. Durante 2019, el Gobierno de Chile se convirtió en el primer país de la región en emitir dichos bonos. En esa oportunidad se registró una alta demanda -más de 12 veces lo ofertado-, demostrando el interés de los inversionistas y su alto potencial, donde se pueden apoyar acciones climáticas sin renunciar a rendimiento.
El sector corporativo local también se ha unido al financiamiento de estos proyectos. A la fecha, los bonos verdes y sociales colocados por empresas locales superan los US$ 350 millones, equivalente a cerca del 0,5% del stock de bonos de Gobierno y del Banco Central.
Una reciente publicación del Banco Internacional de Pagos aborda la inclusión de la sustentabilidad en la administración de reservas internacionales por parte de los bancos centrales, donde sugiere que la incorporación de los bonos verdes generaría mayor diversificación y mejoraría los retornos de las carteras. No obstante, los mandatos legales de estas instituciones y la baja liquidez de este mercado aún aparecen como limitantes. Sin embargo, la participación de los bancos centrales ayudaría a establecer normas y prácticas mínimas para su desarrollo.
La necesidad de recursos para combatir el cambio climático y contribuir a generar un desarrollo sustentable y sostenible de la economía hace relevante darle mayor impulso a este mercado, en la que la coordinación público-privada surge como la mejor estrategia de mitigación.
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